midiscodemisemana - DOBLE PLETINA y JOE CREPUSCULO

El mundo contra mí.
Para gustos los colores se suele decir, pero esta vez no pueden ser más opuestos.
Esperemos que el tiempo haga de juez imparcial y termine acercando posturas.
Me explico, dos de las publicaciones que más leo y que más me influencian en cuanto a cosas nuevas escuchar (Rockdelux y la web jenesaispop.com) han ensalzado unos discos a la categoria "de lo mejor del año" y cuando me he puesto a escucharlo (2-3 escuchas, no más) no he podido estar más en desacuerdo.
Me parecen flojísimos discos.
El nuevo de Joe Crepúsculo "Baile de Magos", levanta algo el vuelo respecto a sus dos anteriores obras "El caldero" y "nuevo ritmo", pero me parece que queda muy lejos de sus mejores y primeras composiciones.
La mezcla de canción de autor con techno bakala de fondo como que no.
Y el debut en largo de Doble Pletina, tras el hit incontestable de "Música para cerrar las discotecas", se esperaba con ganas, y me ha dejado muy muy frio.

El tiempo espero que acerca estas posturas ya sea porque estas publicaciones de referencia se den cuenta de que la emoción primeriza no les dejó ver los defectos de estos discos, o bien porque sean dos obras que esconder matices que no se descubren en las 3 primeras escuchas y al final caigo rendido a sus encantos.

Pero de momento, no puedo estar más en desacuerdo con esta pasión desbordada. Ahi les dejo la crónica de "Baile de Magos" de jenesaispop.com y la crítica de "De lo concreto a lo general" de Rockdelux.

Ustedes mismos.


Está muy bien aquello de aprovechar la fama de los grandes para mejorar la vida de los pequeños, pero lo cierto es que sería un error vender el nuevo disco de Joe Crepúsculo como el álbum en el que Russian Red colabora cantando por fin en español. Primero porque es mentira, Lourdes ya demostró en la banda sonora de ‘Brave’ que en castellano sigue sonando igual de bien. Pero sobre todo porque hay demasiadas virtudes en este ‘Baile de magos’ (y en la carrera pasada del artista) como para quedarse en la anécdota.
No miente Crepus con el título que ha puesto a su sexto álbum. Resulta complicado quedarse quieto durante los 42 minutos que dura este intento suyo de conectar con esa juventud perdida amante de los macroeventos techno. Público que por desconexión generacional seguirá sintiéndose ajeno a esta producción que busca mirar hacia adelante pero a la que le cuesta soltar lastre. Peor para ellos, ya que el resto, aquellos que crecimos en los ochenta y lo dimos todo en los noventa, saldremos sudando después de darlo todo en este viaje.
Y es que ‘Baile de magos’ es un disco con vocación de directo, de esos que ganan rodeado de masa cantando y pegando saltos. No hay que esperar demasiado para descubrirlo, ya en ‘Nuevo amanecer’, primer corte del álbum, te das cuenta de ello a pesar de que los primeros versos (“El sol es nuevo cada día/ y el pájaro canta al amanecer”) no vaticinan nada bueno. Pero lo que parecía una broma de Gloria Fuertes se descubre enseguida en un trallazo con clara influencia de ese pop latinoamericano que tanto reinvindica Joe en las entrevistas, eso sí, más enfocado hacia propuestas de artistas como Javiera Mena que a Wendy Sulca o La Tigresa de Oriente, a la que el título de la canción homenajea.
Con ‘Bailando en el lavabo’ volvemos a la España más ochentera, concretamente a la que se volvía loca con Mecano, formación cuya sombra planea sobre varias canciones del disco como esta segunda que podría definirse como –esperad que me pongo ese “impermeable especial para cuando me escupáis” del que habla la canción– el resultado de poner a los Vampire Weekend a cantar una versión remozada del ‘Hawaii-Bombay’. Diversión de verano con un nada disimulado toque kistch que continúa en ‘La barca de los cielos’, tema ideal para que los amantes y los haters de Joe se reafirmen en aquello que les hizo alguna vez unirse a uno de los bandos.
Claro que justo en ese momento suenan los primeros acordes “dinamarescos” de ‘Mi fábrica de baile’ y todos los prejuicios se desmontan por obra y gracia de un jitazo instantáneo en el que Joe, con su “Él está muerto y yo viva”, confirma el uso del femenino como nuevo género neutro. Que cada cual interprete esta reivindicación como quiera. Pocas veces un primer single estuvo tan bien seleccionado.
Ojo que esto no significa que el resto del disco no esté a la altura, sino que la canción es el perfecto resumen de todo lo bueno que contiene ‘Baile de magos’, que sigue obligándote a moverte con temas como ‘Jade’, que supera con nota la papeleta de llegar detrás del single, o ‘Batalla de robots’, una canción épica en la que resulta imposible no acordarse de cuando los Héroes del silencio molaban.
Precisamente mucho silencio, al menos de voz, es en lo que hay en la siguiente canción, ‘Fuego en las calles’, corte instrumental que rompe el ritmo a modo de interludio y que no pega demasiado en mitad del disco al menos que se haya incluido bien con la intención de convertirte en el autómata del que se hablaba en la anterior canción, o bien como preparación para la hipnosis verbenera de ‘Hoy no me quiero levantar’, de nuevo con la sombra de Mecano por ahí volando esta vez en versión orquesta de fiesta patronal. Y a mucha honra.
Para el final se reserva Joe Crepúsculo las dos colaboraciones estelares que han logrado un hueco en el disco. La primera en forma de letra, la de la compleja ‘Uno de los dos’, que se nota que está escrita por Luis Troquel, y la segunda la de Russian Red, ‘Leyenda’, nueva reivindicación del sonido tecno-makinero de Camela en la que, insistimos, lo de menos es que Lourdes cante en español. Con organillo y todo, candidata desde ya a ser una de las canciones en castellano del año y último subidón antes de que se cierre todo con ‘Generación perdida’, cierre tropical y nostálgico que, como el final de la juventud, llega cuando menos te lo esperas. Al menos este disco puedes volver a vivirlo las veces que quieras.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Mi fábrica de baile’, ‘Leyenda’, ‘Hoy no me quiero levantar’
Te gustará si te gusta: las verbenas del pueblo, no irte a casa antes de que enciendan las luces de la discoteca, los dibujos de ‘Dragones y mazmorras’, tener complejo de Peter Pan.




Sehahechoesperar,peroyaestáaquí.“DeloconcretoalosJabalina edita el 3 de junio el primer largo de Doble Pletina, “De lo concreto a lo general”, un disco que llega tras una maqueta y varios singles que convirtieron al quinteto barcelonés en el secreto mejor guardado del pop hecho en castellano.
Marc Ribera, Laura Antolín, Cati Bestard, Jaume Cladera y Francina Ribes han confiado en Cristian Pallejà (Fred i Son) para que grabe estas trece canciones que hablan de las dudas, los miedos y las esperanzas frente a un futuro emocional (y social) incierto y cambiante.
Tras el aperitivo de “Terco”, el tema de adelanto, ofrecemos el estreno exclusivo del álbum completo, treinta minutos de pop en la gloria que chapotean con gracejo en las cristalinas aguas del Donosti Sound y las viñetas sepia de Stephin Merritt y otros gigantes de la canción.
El disco se presenta oficialmente el 7 de junio en Barcelona dentro de los Caprichos de Apolo. 

crítica

Desde hace alrededor de tres años, Doble Pletina son el secreto peor guardado del underground de Barcelona. Una banda que sabe explotar (y explorar) las esencias del pop indie de toda la vida, la melancolía y la melodía del Donosti Sound, con algunas de las mejores letras escuchadas por estos parajes en varios eones y gusto (exquisito) en los arreglos. La promesa de las primeras maquetas, así como de los diversos singles publicados en Garibaldi, De Kirlian y Jabalina, se confirma en un primer álbum que se hace corto, esencialmente por responder a los cánones de duración del viejo indie nacional. Pero también por ser buenísimo.
“De lo concreto a lo general” –el título del disco ya es lemansiano– empieza haciendo pop mágico con los desórdenes obsesivo-compulsivos, en “Esta última vez no ha valido”, para después sacar brillantez melódica y emoción de otros múltiples males. Esto es música pop hecha para sacar provecho de la frustración, una venganza encantadora contra lo que y quienes quieren hundirnos. Quizá la mejor prueba sea “Te guste o no”, cuyo rechazo a la no-reciprocidad amorosa se basa en una exhortación de antología: “Empieza por quererme un poco más / Te guste o no”, canta Laura con expresividad contenida. “El tiempo que te queda no te librarás / No te librarás de mí”.
Pero hay otras pequeñas joyas en este disco con aspecto de buen amigo, de compañía para pasar trances que parecen terribles en el momento y, poco a poco, con la distancia, se revelan un poco absurdos. “Teoría y práctica” nos recuerda que, si sabemos pasar de lo concreto a general, el dolor se puede relativizar. Sus coros en la lejanía son maravilla. “Parque jurásico” podría hablar por igual de nostalgia o del crac de 2012, y sea como sea es fácil que dibuje una sonrisa. Doble Pletina saben hacer uso de la ironía sin llegar al sarcasmo, curando problemas sin tacharlos con nihilismo. Y siempre vistiendo bien las canciones: sintetizadores de indie disco (“Hacer algo”, “Error de cálculo”), vientos (excelente “¿Puede callarse todo el mundo?”) y percusiones sutiles (“Tierras sin reclamar”) colorean las partituras sin ahogarlas. Mucho rigor, buenas decisiones. “De lo concreto a lo general”, y de ahí a la posteridad. 

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