Los mejores discos INTERNACIONALES del 2015 según MONDOSONORO

Rica y variada lista la de los mejores discos internacionales del año según Mondosonoro, donde está mi número 1, Titus Andronicus, que tambien aparece en Hipersonica, pero pocas webs más han hecho mención de esta pedazo opera rock.
Eso si, entre los 10 mejores que eligen solo una coincidencia entre mis 15 elegidos del año.

Os dejo con los 10 mejores discos internacionales según Mondosonoro.

2015: Sonido y color

portadas-2015
No voy a engañarles. Escuchar por primera vez “Carrie & Lowell” de Sufjan Stevens supuso una sacudida emocional en toda regla. Quizás por inesperado. Stevens ha mutado en diversas ocasiones y no teníamos claro que, aquí y ahora, fuese a sacarse de la chistera algo tan valioso como este álbum. Imaginamos que aparecería alto en nuestras listas, y así ha sido. Número uno por aclamación popular -representada en decenas de redactores, claro está-. Pero ahí no acaba la cosa, porque son muchos los discos de la presente temporada que merecen las posiciones obtenidas en nuestra selección. Como alguien dijo hace poco, “To Pimp A Butterfly” de Kendrick Lamar es uno de esos álbumes majestuosos y con méritos suficientes para superar el tremendo hype que hay a su alrededor.
Podríamos continuar alabando las virtudes de cualquiera de los diez primeros títulos, desde el pop electrónico adictivo de Chvrches al rap autobiográfico de Vince Staples (¿dos discos de rap entre los diez mejores?), del rock moderno y añejo al mismo tiempo de Alabama Shakes o la peripecia electrónica de Jamie XX a la psicodelia electro-pop de Tame Impala. Resumiendo, un puñado de obras maestras. Y sobre todo, no nos olvidemos de las mujeres, porque esta temporada que queda atrás nos ha brindado una larga lista de álbumes protagonizados por chicas de ideas claras y talento desbordante, desde Julia Holter o Florence Welch, a Grimes, Holly Herndon, U.S. Girls, Natalie Prass, Colleen o las robustas Sleater-Kinney.
De todos modos, hay mucho más y para todos los paladares, así que échenle un repaso tanto a nuestra lista general (en las siguientes páginas de este mismo artículo) como a las especializadas (cuyos enlaces os mostramos a continuación). Repasen y, sobre todo, disfruten. Joan S. Luna

10.- Grimes

Art Angels

(4AD / Popstock!)
(POP) A estas alturas de la jugada, la mayor parte de quienes lean esta reseña tendrán ya muy claro que “Art Angels”, cuarto disco de Grimes, supone la apuesta arriesgadísima por parte de Claire Boucher de lanzarse a los brazos del pop de sonido comercial. Boucher iba soltando pistas desde que dejó “Visions” atrás, algunas provocaron excitación entre sus seguidores, otras la llevaron a ser criticada con injustificado desprecio. Ahora, cuando “Art Angels” ha sonado ya doscientos millones de veces en mi reproductor, no me cabe duda de que Grimes merece ser recibida con los brazos abiertos en el Olimpo de las divas pop. ¿Sencillamente por haber hecho un disco de pop accesible, fresco y adictivo? No, no sólo por eso, sino porque ella es la única responsable -con la ayuda puntual de las voces de Janelle Monáe y de la taiwanesa Aristophanes- de uno de los discos de hits más redondos de la temporada. Grimes abandona su cara más arty (a excepción de esos tres personajes que se esconden tras el repertorio del disco) y su sonido habitual (representado quizás por el inicio con “Laughing And Not Being Normal”) para firmar un “Art Angels” que bien podría haber vendido a cachos a MadonnaTaylor Swift, Carly Rae Jepsen,Rihanna y a quién narices le apeteciese. Porque la canadiense está inspiradísima a lo largo de la mayor parte del minutaje, que se resiente únicamente con alguna balada, ese mal que sufren sobre todo los álbumes de aires mainstream y que, por tanto y conceptualmente, también debía afectar a este “Art Angels”

9.- Vince Staples

Summertime ‘06

(Def Jam / EMI)
(RAP) Señores del rock y señores del pop, ya saben ustedes el aprecio que les tengo por distintos motivos, pero no estaría mal que vayan espabilando. Más que nada porque quienes están firmando discos más complejos en primera división ahora mismo son aquellos raperos a quienes quizás un día no se tomaron demasiado en serio. Se me ocurren muchos ejemplos, pero es que durante los últimos dos o tres años esto es ya un escándalo. Hay más creatividad en “Summertime ‘06” que en buena parte de los discos de guitarras que andan por ahí causando cierto revuelo. Queda mal decirlo, pero es lo que hay. Creatividad en un doble disco conceptual, denso por momentos, pero cuyo desarrollo acaba por atrapar irremediablemente. Y es que las bases de percusiones casi industriales que firman Clams Casino, No I.D., Brian Kidd y otros alcanzan momentos de una oscuridad intensa (un cruce entre los minutos más góticos de Tyler The Creator o al Tricky más dark) que encajan a la perfección con el registro de Staples (sirva ya como ejemplo “Lift Me Up”, con la que se abre el disco, o “Street Punks”), quien sale francamente victorioso al dar forma a este trabajo distribuido en dos discos de media hora aproximada cada uno

8.- Florence & The Machine

How Big, How Blue, How Beautiful”

(Island / Universal)
(POP) Florence Welch aterriza con todo su imaginario onírico y lo hace con un disco más maduro, tocando de pies en la tierra. O mejor dicho, en el mar. Las referencias a océanos, piratas y naufragios son constantes en este tercer esfuerzo de la británica. El romanticismo barroco da lugar a ásperos reproches, pasión y rabia, pero sobre todo a mucha fuerza y autoaceptación. “How Big…” es un álbum que sorprendió con su primer single, “What Kind Of Man”, en la que la cantante despliega un torrente de voz y energía más en la línea de las grandes divas. Las piruetas místicas katebushianas que encontrábamos en “Ceremonials” ceden en favor de vitalistas secciones de viento, ritmos trepidantes (“How Big, How Blue, How Beautiful”) y crescendos épicos que desearás que no terminen, como en “Queen Peace”, aunque recuerde por momentos al “Rolling In The Deep” de Adele.

7.- Julia Holter

Have You In My Wilderness

(Domino / Music As Usual)
(POP) “Mi primer pensamiento fue que hay muchos días de lluvia en Mexico City, una buena razón para ir allí. Sabes que me encanta huir del sol”. Comparado con sus precedentes, inmersiones en el universo literario de Eurípides o la película de Vincente Minnelli “Gigi”, el arranque de este cuarto disco prepara el camino para una colección de canciones en las que Julia Holter por vez primera accede a mostrarnos un poco de piel. Más conectado con la imaginería confesional del pop, con las victorias y sobre todo con los naufragios emocionales que son el pan nuestro de cada día, “Have You In My Wilderness”supone otra pequeña vuelta de tuerca más en la transformación de la angelina en artista para no tan selectas minorías. Un poquito cansados como estamos de que Beach House repitan el mismo disco, perdida la confianza en Joanna Newsom como hacedora de canciones y con Florence poco dispuesta a abandonar su privilegiada posición como producto de masas, sobre los hombros de la Holter ha terminado recayendo la responsabilidad de publicar discos en los que preciosismo formal y ciertas dosis de riesgo no estuvieran reñidos con melodías radiantes, un poco en la línea de lo que Siouxsie Sioux -cuyo espíritu sobrevuela varios momentos del disco, muy especialmente la orquestal “How Long?”- representó para la década de los 80.

6.- Tame Impala

Currents

(Caroline / Music As Usual)
(POP) Kevin Parker, que ha crecido en su faceta de productor en los últimos años, ha optado por prescindir de Dave Fridmann -mezclador de “Innespeaker” y “Lonerism”– para asumir el control total de “Currents” y llevar las canciones a otra dimensión, potenciando sus elementos más bailables y manteniendo la cualidad etérea, casi narcótica marca de la casa. Temas como “The Less I Know The Better” o “The Moment” se convierten en funk del siglo XXI, y el protagonismo de bases minimalistas robado a los arrebatos guitarreros de antaño llena de sentido las referencias a Kanye WestDaft Punk Michael Jackson (también a sus adorados Supertramp o Alan Parsons) y justifica esos titulares que apuntan a una supuesta mutación dance-camp. Es además el disco en el que la voz de Kevin se sitúa en un orgulloso primer plano, hablando con claridad meridiana de “cambio”, “vidas pasadas” y reclamando su derecho a llorar sin dejar de ser por ello un hombre. Aún a pesar de la ausencia de hits claros -me niego a reconocer a ese anémico medio tiempo que es “Cause I’m A Man” como tal- se puede hablar de “Currents” como el álbum expansivo de Tame Impala, aquel que a pesar de provocar alguna que otra deserción entre el núcleo duro de fans, definitivamente le abrirá las puertas de un nuevo público y convertirá en fenómeno global al grupo. El ejemplo perfecto de cómo enfrentarse a la prueba del difícil tercer disco y aprobar con nota.

5.- Jamie XX

In Colour

(XL / Popstock!)
(POP) A través de sus once temas, el productor y DJ ocasional hace un recorrido por toda la historia reciente de la música electrónica de baile en el Reino Unido (del house al dubstep), sin renunciar a su característico sonido minimalista. Así, el primer corte, “Gosh”, está construido a base de samples de drum’n’bass, en un exceso de euforia que difícilmente encontraríamos en The xx. Sin embargo, la mayor parte de los temas de “In Colour” parecen más bien una consecuencia natural de su trabajo con el trío. De hecho, sus compañeros ponen voz a varios cortes del disco: Romy Madley Croft en “SeeSaw” y el single “Loud Places” y Oliver Sim en “Stranger In A Room”. 

4.- Alabama Shakes

Sound & Color

(Rough Trade / Popstock!)
(R’N’B) Alabama Shakes lo tenían fácil. Con repetir fórmula y buscar un par de temas que funcionasen en las FM americanas tenían garantizado el éxito. No obstante, y de manera inteligente, ellos han pensado más en el futuro que en el presente, en la lógica de una carrera que les permita trabajar con una absoluta libertad de movimientos, y de ese modo tener al entorno en alerta ante lo que puedan crear en cada momento dependiendo de las circunstancias vitales y artísticas de cada uno, con una fórmula parecida a la que emplea Jack White. Con Blake Mills como productor, el primer objetivo está cumplido: hacía mucho tiempo que no escuchaba un disco con semejante sonido. A partir de aquí, Britanny Howard saca partido a su falsete, con mucho tino y una clase indiscutible, con referencias al Prince de “Sign O’ The Times”, a Curtis Mayfield y el cosmos de lablaxplotation o incluso a la osadía de THEESatisfaction, con algo de psicodelia cuando el momento lo requiere. Con “Dont Wanna Fight” tienen el hit asegurado por si necesitan echar mano de él, el resto es un apéndice de rock universal que huye del conformismo.

3.- Chvrches

Every Open Eye

(Interscope / Universal)
(POP) Lo que llamó la atención de Chvrches desde su mediática aparición allá por 2012 fue la capacidad de atrapar los clichés  del desamor en un formato cercano al tecnopop, género que la comunidad “alternativa” ha arrinconado progresivamente en beneficio mutaciones más sofisticadas -Grimes, FKA Twigs, la misma Björk- pero rácanas a la hora de ofrecernos un estribillo que echarnos a la boca. Y han sido precisamente artistas de corte “comercial” -Robyn, Sia, Lorde, Icona Pop y hasta la Taylor Swift reconvertida en icono pop- quienes han reivindicado para sí formas y sobre todo las hechuras de aquellos grandes éxitos de los ochenta, cuando definitivamente la electrónica tiñó de sonidos sintéticos los superventas. Se entienden en ese sentido las referencias constantes que “Every Open Eye” está generando en esa dirección. Más allá de las elucubraciones sobre el futuro comercial que les espera, el impacto inmediato de temas como el citado “Leave A Trace”, “Keep You On My Side”, “Make The Gold”, “Clearest Blue”, “Empty Threat” o “Bury It” convierten “Every Open Eye” en un campo de minas siempre a punto de explotar (en el buen sentido), en una carrera de hits a la que cada vez estamos menos acostumbrados el público de lo “alternativo”. El tema interpretado por Martin (“High Enough To Carry You Over”, a medio camino de Heaven 17 y Prince), esa preciosidad que es “Down Side Of Me” donde le sacan partido al autotune y la etérea balada final (otro motivo más para vincularles con Julee Cruise antes que con las divas de la canción ligera actual) son signos de puntuación para un álbum que contiene emoción a borbotones travestida de “music for the masses”

2.- Kendrick Lamar

To Pimp A Butterfly

(Interscope / Universal)
(RAP) Kendrick Lamar resucita la eterna polémica del racismo en Estados Unidos con un disco empapado de deep jazz, funk marciano y unas letras desgarradoras cercanas a la poesía spoken word más combativa. A pesar de las tropecientas colaboraciones el disco guarda una homogeneidad poco habitual en el género. George Clinton, Thundercat, Snoop Dogg, Rapsody y Assassin aportan brillo a un disco brillante como pocos. Lleno de matices, de detalles que van creciendo con cada escucha, un álbum que te atrapa y te sobrepasa. Se adueña de tu vida. “King Kunta” es pura droga. “These Walls” es puro Prince, pero del más inspirado. En “The Blacker The Berry” roza el old school más gangsta, pero con su clase le da una vuelta al género y Assassin y su Ragga te sacuden el cerebro. “To Pimp A Butterfly” es un poliédrico disco que reúne todos los estilos musicales de la black music de la Historia. Lamar los reúne, los engulle y tras una digestión inspiradísima nos devuelve un género nuevo, uno que solamente él practica. “U” es dura, pura poesía Beatnik

1.- Sufjan Stevens

Carrie & Lowell

(Asthmatic Kitty / Popstock!)
(FOLK) En otra de las reseñas que firmo para esta web encontrarán ustedes una crítica en la que hablo de sinceridad, de artistas cuya vida se ve reflejada en cada una de las canciones que componen y como cada uno de sus trabajos gira alrededor de sentimientos universales que ellos relatan mejor que nadie. Bien, pues todo ello serviría para resumirles a grandes rasgos lo que es “Carrie & Lowell”, una verdadera obra de arte que hace palidecer al ochenta por ciento de los discos de los que hablamos en estas páginas. Por ello, su escucha requiere tanta calma como Stevens parece pedirnos al oído. Únicamente así descubriremos toda la riqueza que atesora y toda la belleza que solemos atribuirle quizás a la ligera a la música de demasiados creadores, pero que la de Stevens convierte en una suerte de paz espiritual en la que el tiempo se para y el corazón se abre para dejar entrar lo que su susurrante voz quiere contarnos. Esta vez, desnudez musical y emocional se entrelazan, dando pleno sentido a este retorno al folk confesional y minimalista de discos como “Seven Swans” (2004). Escuchándolo uno solamente se arrepiente de perderse algunos detalles de unas letras que cuentan, cuentan y cuentan, y que nos enseñan que no todas las vidas son iguales, aunque todas tengan un fín último común. Stevens habla de muerte y decepciones, pero también de gestos de humanidad. De extrema honestidad, da la impresión de que “Carrie & Lowell” es tanto un homenaje al padrastro de Stevens (Lowell, también co-fundador de Asthmatic Kitty) como una carta abierta a una madre (Carrie, fallecida de cáncer en 2012) que le abandonó de pequeño, pero a la que el estadounidense siempre intenta entender. A lo largo del disco, Stevens habla, en general, de los grandes temas que mueven a la humanidad resumidos en once piezas de las que resulta prácticamente imposible restar alguna

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