Coleccionando vinilos - 63 - ALASKA Y DINARAMA - "Deseo Carnal" (1984)


Siempre me han parecido interesantes los proyectos en los que participa Olvido, es decir, Alaska.
Ya sea con Pegamoides, con Dinarama y en Fangoria, que se está convirtiendo en su proyecto más longevo.

Este "Deseo Carnal" es un disco mítico, casi sin ningún tropiezo sonoro. Todas las canciones tienen algo interesante o incluso son himnos.

Pero hablar de este disco hoy no tiene mucho sentido cuando ves como otros han hablado ya de él y muchísimo mejor de lo que lo haría yo.
Menudo gran trabajo el que he encontrado en caninomag.es. Al final de la entrada os lo copio. Absolutamente recomendable.

Lista de canciones[editar]

·         "Deseo carnal" (edición LP-casete, 1984)
Lado A
N.º
Título
Duración
1.
04:05
2.
«Isis»
03:36
3.
03:35
4.
«Sólo por hoy»
03:15
5.
«Falsas costumbres»
03:50


Lado B
N.º
Título
Duración
1.
04:30
2.
«La decisión»
03:28
3.
«Deseo carnal»
03:43
4.
«Víctima de un error»
03:00
5.
«Carne, huesos y tú»
03:22



Un repaso al disco y a la época en que salió este disco vía wikipedia.

Deseo carnal es el título del segundo álbum de estudio del grupo Dinarama, ya como Alaska y Dinarama, fusión del grupo con su compañera Alaska, hasta entonces colaboradora de Dinarama. Este álbum fue uno de los más vendidos por el grupo en España batiendo un récord de ventas durante 1984. En él se incluyen los más exitosos sencillos del grupo como «Ni tú ni nadie» (1985).
Las letras de algunas canciones de este álbum están inspiradas en Tus zonas erróneas de Wayne Dyer, según reconoció Carlos Berlanga durante una entrevista en el programa de televisión La edad de oro de TVE.

Información

Llega el momento de sacar nuevo disco. Alaska ya se ha hecho al grupo de nuevo. Con las nuevas canciones se dan cuenta de que debe de haber una producción diferente a la del disco anterior. Además buscan nueva gente con la que mejorar el sonido. Entre ellos, Luis Miguélez a la guitarra y "Toti" Árboles a la batería. Para la producción piensan en Tino Casal; pero deciden que sea un producción más internacional. Quieren ser producidos por Zeus B. Held, el productor de Dead or Alive; pero su caché es demasiado alto para el presupuesto. Lo mismo ocurre con Stock, Aitken and Waterman, productores de Kylie Minogue, entre otros. Al final se elige a Nick Patrick, productor de varios grupos ingleses. El disco se graba durante el verano del año 1984. Se incorpora Roberto Timanà Allen a la percusión y graban arreglos de cuerda y viento a cargo de Tom Parker. Se decantan por el sonido Philadephia con arreglos orquestales.
La portada, de gran impacto mediático, corre a cargo de Studio Gatti; en ella Alaska abraza a un hombre con el torso desnudo, de físico musculado, cuyo rostro no se ve pues posa de espaldas. Según se ha contado en algún medio, el hombre era un modelo fotográfico extranjero que se había hecho famoso en la época, y a pesar de su impactante físico mantuvo una actitud bastante remilgada con Alaska.
El disco, con diez canciones, sale a la venta en septiembre, coincidiendo en tiempo con el comienzo de La bola de cristal, programa de TVE presentado por Alaska. Un programa que ha hecho historia, que hoy día está justamente mitificado y que se ha convertido en un objeto de culto.
«Cómo pudiste hacerme esto a mí», el primer single del álbum, se convierte rápidamente en número uno y se mantiene hasta principios de 1985 en los primeros puestos de ventas y radio fórmulas. Como consecuencia, el álbum también entra fuerte en las superventas, trepando poco a poco hasta que a finales de año es número uno y se convierte en un éxito masivo. Tras una fuerte campaña de promoción enseptiembre y octubre, Alaska viaja a México para promocionar allí el lanzamiento del disco durante los meses de noviembre y diciembre. Alaska vuelve de nuevo a España para recibir el disco de oro y aprovechar para seguir grabando La bola de cristal1 y lanzar el nuevo single «Ni tú ni nadie», un éxito todavía mayor al anterior. Durante todo el invierno, Alaska viaja a América para promocionar el disco en todos los países en los que es editado. Al mismo tiempo graba las canciones del programa, cuyo disco sale el otoño de 1985. Se prepara una gira de verano con más de cien conciertos por toda España, con alguna actuación internacional. Por razones personales, Carlos Berlanga no actúa en todos los conciertos, por lo que entra Víctor Coyote en sustitución. También entra un saxofonista nuevo llamado George.
En el verano sale el tercer single, «Un hombre de verdad», con una cara B especial en la que colaboran Latinos Unidos. Por supuesto, otro éxito y en invierno inician la gira por América Finalizado el año 1985, se calcula que el álbum ya había vendido en España más de un millón de copias y, en todo el mundo, más de dos millones y medio.

Sencillos

·         «Cómo pudiste hacerme esto a mí»: Fue el primer single del álbum además del primer éxito del grupo, incluye «Tormento» (2:42) como Lado B. Se publica también en formato de maxi-single en cuyo el Lado A viene una versión Re-Mix (5:40) del tema principal y en el Lado B se incluye como temas extras «Tormento» (2:42) y «De sol a sol» (instrumental, 2:10).2 3
·         «Un hombre de verdad»: Fue lanzado como segundo sencillo en 1985 adoptando un buen recibimiento en las listas de ventas. En la Cara A del single-PROMO se incluye una Versión nueva de la canción (4 min, 06 seg) y en el Lado B la Versión LP (4:30). En el maxi-single comercial incluye la Nueva vesión - Super single (7:30) y como tema acompañante en la otra cara del vinilo una canción que también fue famosa titulada «Huracán mexicano» (Versión maxi, 6:30) con Latinos Unidos.4

·         «Ni tú ni nadie»: Fue lanzado como single y maxi-single en 1985. Este fue uno de los mayores éxitos del grupo siendo uno de los primeros en las listas de ventas españolas. En la Cara B del sencillo se incluye una canción inédita titulada «Jaime y Laura» (4:17). Y en el maxi-single se incluyen las versiones extendidas tanto de «Ni tú ni nadie» (6:06) como de «Jaime y Laura» (6:33).5 6


Y os dejo con este alucinante trabajo comentando este disco canción a canción. Con la boca abierta te quedas.
Extraído de CANINOMAG.ES DENTRO DE SU SECCION TEMAZO A TEMAZO

En nuestra sección Temazo a Temazo vamos a ir desgranando discos impecables una canción tras otra. Y, para estrenarla, contamos con un disco como una casa: la obra maestra de Alaska, Carlos Berlanga y Nacho Canut Deseo Carnal, diseccionada con bisturí y devorada con regodeo caníbal.

Ahora puede parecer una tontería, pero aseguramos que hace 31 años no lo era en absoluto. Todo en aquel disco, desde la portada con chulazo incorporado (una de las creaciones más inspiradas, o menos horribles, del diseñador argentino Juan Gatti) hasta el despiece porcino y vacuno que animaba la funda interior, pasando por las canciones, resultaba un pasaporte hacia territorios inmencionables. Lanzado en septiembre de 1984, el segundo álbum de Alaska y Dinarama (o el primero, si se cuenta con que Canciones profanas había aparecido a nombre de Dinarama + Alaska) fue la fanfarria con la que muchos españoles de entonces volvieron al colegio, la oficina o las labores domésticas tras el rigor del verano. Y, aunque muchos de esos oyentes no lo supieran, o aunque sólo lo intuyeran, aquel LP tan pulido, tan lleno de estribillos y tan aparentementemainstream era, en realidad, una sucesión de goles por la escuadra contra la moral de su país y de su época.
Si bien la dramatis personae de semejante hito es bien conocida por todos, cabe recordar el estado en el que se hallaba por entonces: Olvido Gara Jova, alias Alaska, era aún esa mocita que espantaba a los padres con su look,pero también era una mujer doliente que había sobrellevado con dignidad la debacle final de Pegamoides y que parecía en pos de una sobria madurez como vocalista. Sobre Carlos Jesús García Manrique, por buen nombreCarlos Berlanga, podrían escribirse enciclopedias: compositor formidable, buen cantante y guitarrista limitado, aunque competente; empezaba a desarrollar ya ese perfil cuyos testigos nos pintan ahora como un híbrido entre la indefensión del cachorrito y la viscosidad de la sabandija, azuzado a partes iguales por una timidez hipersensible y una contradictoria, autodestructiva sed de fama, de vodka y de chinos de burro.
En cuanto a Nacho Canut, también se merece una mención: resulta que ese bajista de versatilidad prodigiosa, capaz de moverse del espasmo punk al funk más curvilíneo sin pestañear, acababa de atravesar una relación sentimental que él mismo describe como truculenta por la inseguridad y por la abundancia de cuernos. Algo que se tradujo en unas letras en las que el subtexto gay (obvio hasta el cachondeo para un oyente actual), la sed de violencia y los tirones del bajo vientre se conjugaban sin dejar huecos.
En realidad, los protagonistas del culebrón nos cuentan todo eso en imágenes desde la misma cubierta del disco. Mientras la primera actriz se abraza en el frontal a un saco de músculos (posteriormente, Alaska comentaría que el chavalote le parecía "una lamia" carente de glamour alguno: saque cada uno sus conclusiones), sus chevaliers servants lucen actitudes bien distintas en la contraportada. Canut, por entonces aún mollar, pone cara de "ven aquí, chato, que no muerdo", mientras que su compañero rehúsa mirarnos a los ojos con una expresión, bien despectiva, bien soñadora.
Dicha presentación gráfica nos comunica que Dinarama ya no es un grupo (concretamente, el grupo con intenciones bailables montado por Berlanga antes de irse a la mili), sino un trío. Aun así, en el contubernio participan más elementos. Tenemos a Marcos Mantero, teclista que había militado en los progresivos Imán Califato Independiente y cuyo Prophet 5 nutre al álbum de muchos grandes momentos. También aparece Jorge ‘Toti’ Arboles, baterista cuyas tóxicas costumbres le habían convertido en destinatario, el año anterior, de la letra de Barco a Venus, uno de los mejores hits de Mecano. Finalmente, para no extendernos, señalemos la presencia de un chaval de Bembibre (León) con más pluma que un almohadón antiguo, recién incorporado a la banda para sustituir a Ángel Altolaguirre: se llama Luis Miguélez, y es uno de los mejores guitarristas de rock de España, aunque en ese momento pocos lo saben.
Así pues, tenemos un reparto intachable (por entonces) y unos medios técnicos a todo lujo: grabación en Londres con arreglos de viento y cuerda, presentación en directo en el programa La edad de oro de TVE. Todo ello a año y medio vista del referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN, y en el contexto de un país que se felicita a sí mismo por sus rutilantes muestras de modernidad mientras apedrea a los músicos que se presentan a tocar en las fiestas del pueblo con pintas demasiado à la page.Así, entre tertulias con la alta alcurnia intelectual y combates (perdidos de antemano) con orquestas verbeneras que tocaban Smoke on the Waterdespués de Paquito el chocolatero, Deseo carnal se gestó, se promocionó y se convirtió en parte de nuestra conciencia colectiva. Veamos con detalle cómo fue esto posible.

Cómo pudiste hacerme esto a mí

“Ella lo vio salir de allí / Ahora sabía la verdad / Y se decidió…”. ¿El mejor comienzo posible para un disco español de pop? Seguramente, pero también una declaración de intenciones: en 1983, con la sangre de Eduardo Benavente enrojeciendo aún una cuneta de la Rioja, Canciones profanas se había abierto con Crisis, un latigazo esquemático cuya letra suena más vigente que nunca hoy en día. Deseo carnal, en cambio, era otra historia, y esta canción lo deja bien claro: en lugar de un cold open de bajo y batería, aquí tenemos cuerdas, sintetizador, flauta y saxo soprano para envolver suntuosamente los títulos iniciales. En realidad, podemos agradecer que el grupo no consiguiera hacerse con un productor de más empaque comoZeus B. Held (entonces lo más de lo más gracias a sus trabajos con Dead Or Alive y Gina X), los incipientes Stock, Aitken & Waterman o incluso Trevor Horn, muy admirado por Berlanga. Allí donde una primera figura se hubiera hecho con el protagonismo, el eficiente segundón Nick Patrick aporta el punto justo de profesionalidad sin avasallar la identidad del grupo. Alaska y Carlos se reparten los papeles del drama a ritmo de high energy, y el vulgo insiste desde el principio en que el auténtico título del tema es No me arrepiento. En la cara B del maxi tenemos la frenética Tormento, otro temazo (aparecido ya, en otra versión, como cara B del single Deja de bailar) y De sol a sol, instrumental firmado por Berlanga en el que Mantero, Arboles y el saxofonista Ron Asprew se desfogan lánguidamente.

Isis

Que el segundo tema de Deseo carnal sea un homenaje poco disimulado a la mismísima Helena Blavatsky y su megatocho Isis desvelada sigue provocando levantamientos de ceja, por más que el clan Pegamoide siempre fuese aficionado al ocultismo y que las referencias a la fundadora de la Teosofía anden empapadas de un costumbrismo sacado a medias de las páginas del ¡Hola! y de las de El caso: a qué, si no, esa oportuna referencia a las caras de Bélmez. Con el grupo funcionando a todo trapo (esta es la primera demostración de los poderes de Miguélez a las seis cuerdas), la cantante entona una letra con tanto de evocación mística como de confesión de un individuo en profunda crisis de fe, mientras que Berlanga renuncia al primer plano para aportar unos coros muy graves y muy ceremoniales. Las canciones de Dinarama mostraban a veces una poco disimulada inclinación hacia la épica, y en el estribillo de esta canción(“Clavos ardiendo / En busca del Grial”) esa tendencia dio sus mejores frutos.

Ni tú ni nadie

¿¡Ya!? Hay que joderse: llevamos sólo tres cortes, y Dinarama han disparado ya tres de sus mejores trallazos, culminando con esta PUTA MARAVILLA en la que el grupo se apunta otro hit rindiendo doble homenaje a Marc Bolan yPhil Spector. Estamos ante la pieza más rockera del disco hasta el momento, introducida por un riff de guitarra poco menos que infalible y empeñada en apabullarnos, tanto por una melodía que es puro crescendocomo por arreglos que optan de nuevo por soltarle la correa a la orquesta: ojo a ese interludio con corno francés delatando la disimulada influencia de los Beatles en Berlanga y Canut. Así, lo que podría haber sido un ejercicio de pomposidad huera se eleva hasta las alturas gracias a la contundencia, a un estribillo carne de karaoke (o de cántico despiertavecinos en una madrugada de sábado) y a esa letra espléndida por cuya causa YouTube está lleno de vídeos que rebautizan a la canción como Mil campanas.Lanzado como tercer sencillo del álbum, con la estimable pero menorJaime y Laura en la cara B, Ni tú ni nadie fue presencia constante en las radiofórmulas españolas durante la primavera y el verano de 1985. Se lo merecía.

Sólo por hoy

Relativo bajón, subrayando lo de “relativo”. Al fin y al cabo, por más atemporales que suenen sus cumbres, Deseo carnal es un disco hijo de su tiempo, concebido por tres cerebros que querían ser modernos a toda costa. Y como en 1984 la onda siniestra aún coleaba, pues aquí tenemos a esta hija de las tinieblas cuya sonoridad remite por igual a Bauhaus y a losJoy Division de Day of the Lords. Aun así, Sólo por hoy aguanta el tirón, especialmente debido a un Carlos Berlanga que hace suya, en insospechado registro de drama queen, esa letra donde se conjugan la bilis del despechado, el debatirse dentro del armario y la retórica de los ejercicios espirituales. Puestos a ser malpensados, podemos sospechar que las vinculaciones entre la adinerada familia Canut y el Opus Dei pudieran tener relación con esto último.

Falsas costumbres

Tras el paroxismo, la derrota, y con ella la mejor canción del disco: así como suena. Sea la aceptación de lo irreparable en una relación tóxica, una oda opiácea o un dejarse llevar por la depresión, nada falta ni nada sobra en este tema tan deudor de la canción melódica de toda la vida como del pop más refinado de las décadas anteriores. Con los arreglos de cuerda arropando a un Miguélez que no sabe si quiere ser Mick Ronson o Robert Fripp, y con una progresión más complicada de lo que parece (amigos cantantes, atrévanse), Falsas costumbres resulta una rara combinación de disciplina y delicadeza cuya recoletería es totalmente voluntaria, algo que la mantiene a salvo de aparecer como prueba en La Voz y engendros similares. Por lo demás, este tema siempre será un himno para aquellos que, más a menudo de lo deseable, nos sorprendemos a nosotros mismos pensando en el tiempo perdido en pensar en el tiempo que perdemos.

Un hombre de verdad

Pese a las circunstancias que han llevado a su aclamación como mártir, Carlos Berlanga no debía ser un sujeto de trato fácil en los menesteres creativos. Sin ir más lejos, el compositor siempre se negó a trasponer sus canciones, escritas para su registro de tenor, a fin de que la contralto Alaska pudiera hacerse con ellas más fácilmente. Esta mala costumbre, que llegará a su cénit durante la grabación de No es pecado (1986), queda muy, muy patente en el segundo sencillo de Deseo carnal: durante los cuatro minutos y medio de Un hombre de verdad, la cantante suda la gota gorda para mantener el falsete al cantar una letra que no le hacía ni pizca de gracia y con la que no se sentía identificada en absoluto. Por otra parte, el segundo sencillo del álbum demuestra una de las grandes virtudes de su coautor, ya empleada en temas pretéritos como el Otra dimensión de Pegamoides: la capacidad para apropiarse de ideas ajenas. Un poco del I Want Your Love de Chic, otro poco del I.O.U. de Freez, y ya tenemos un impecable latrocinio de guante blanco, bailado sin descanso en discotecas playeras y fiestas patronales por un público consciente sólo a medias de que el tema no sólo le servía a Canut para dispensar una de sus mejores líneas de bajo, sino también para expresar (una vez más, mediante persona interpuesta) unas meteóricas ganas de yacer con varones. En otro orden de cosas, la siguiente gira veraniega de la banda permitió a Alaska palparle hasta el alma a Víctor Coyote, con quien a veces escenificaba numeritos calentorros durante la interpretación de este tema.

La decisión

Alguna mala, o menos buena, tenía que haber. Mientras que Sólo por hoyaguantaba con mucha dignidad su condición de oveja negra en un rebaño rosa, esta canción queda como la más perecedera del álbum. Algo debido en muy buena parte a ese ritmo tan ochentas (“tucu-tucu-tucu-tún”) que en su momento debía ser ideal para bailar extendiendo los brazos y mirando al suelo mientras se agitaba el cardado, pero que ahora hace que el tema resulte un spin off menos apoteósico, y menos inspirado, de la inmortal Perlas ensangrentadas. Ahora bien, que conste que esto es subjetivo, y que La decisión cuenta tanto con un estribillo muy apañado como con un solo de guitarra minimal y saturado. Por lo demás, y por el que suscribe, ni fu ni fa.

Deseo carnal

Una película del destape. De las malas, además, y protagonizada por Susana Estrada y una Marujita Díaz ya muy jurásica. De ahí provienen el título de este disco y el de la canción que le da título. Ignorando si Berlanga y Canut llegaron a ver el filme, o si simplemente les hizo gracia el título entrevisto en la cartelera de un periódico, dejemos claro que este tema es uno de sus mayores triunfos, tanto por su calidad intrínseca como por su capacidad para hacer comulgar a la modernidad con ruedas de molino: tres años antes de que Pedro Almodóvar ponga de moda a Los Panchos con La ley del deseo, Dinarama se marcan tremendo bolerazo, respetuoso con las convenciones de un estilo exigente donde los haya y envuelto en arreglos de terciopelo sucio, entre los que se lucen especialmente las percusiones de Roberto Timaná Allen. Por lo demás, nos fiamos a la sabiduría popular, en forma de impagable comentario de YouTube: “Cuento que resume esta canción: Ella lo quiso mucho. Se volvió puta y estando borracha le llama a él por teléfono porque lo extraña. El botones del hotel le dice que ya tiene un cliente y tiene que regresar a trabajar. En resumen se trata de una tragedia”. Ante tal perla, ¿qué más añadir?

Víctima de un error

Planear la secuencia de un disco es una putada de las gordas, de esas contra las que muchos grandes se han roto la cabeza sin hallar un equilibrio satisfactorio. Pero lo que no resulta tan conocido es que elegir la penúltima canción puede ser más difícil que ponerle la guinda a la tarta. Enfrentados a esta prueba, Dinarama aprueban con sobresaliente. Sin duda el tema másberlanguiano del disco, este cuento con ecos de Hitchcock sobre un falso culpable es muchas veces desdeñado como una pieza menor dentro deDeseo carnal. Pamplinas: además de una osadía creativa considerable,Víctima de un error resulta un rayo de sol tras tanta penumbra, un rompepistas al alcance de cualquier pinchadiscos… y también un cebo que nos levanta los ánimos antes del mazazo final. Un grupo en circunstancias menos óptimas hubiera podido pensar que, tras las notas de saxo que ponen fin al tema, era el momento de cerrar el chiringo y darse palmaditas en la espalda por haber firmado un disco como una catedral. Afortunadamente, Dinarama no eran ese grupo.

Carne, huesos y tú


En 1982, la muy esotérica Llegando hasta el final le había dado el cerrojazo a Grandes éxitos (el único LP de Pegamoides) esbozando un relato misterioso, lovecraftiano casi, pero dotado aún de un cierto ímpetu adolescente. Después, la tan bailable como cínica Deja de bailar concluyóCanciones profanas con una colleja a aquellos que todavía esperaban una sucesora para Bailando. Pero, a fin de concluir el mejor álbum de su carrera, la banda entregó un ejercicio de metaficción mucho más cruel. Concebida en parte como un homenaje a Ghost Town de los Specials (algo que apenas se nota en el producto final), la canción más aparentemente desnuda del disco se compone de unos pocos teclados, unos arreglos casi de cámara y otro cuento de terror donde ya no hay proyección hacia el futuro, sino la incapacidad de sobreponerse a un pasado lleno de moho. Haciendo honor al humor negro marca de la casa, este tema casi litúrgico en sus coros finales resulta conceptualmente impecable: no sólo documenta el derrumbe de una pareja (el tema central de muchas otras canciones del disco), sino que también nos recuerda que el destino último de todo cuerpo es pudrirse. ¿Pretendían eso sus autores? Vete a saber. Pero, más allá de las sonrisas de complicidad morbosa, da algo de aprensión saber que una obra tan dada a los excesos acaba con unmemento mori.
Alaska Y Dinarama - Cómo Pudiste Hacerme Esto A Mí

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