Sonidos de América Latina - VOL 2 - LOS FABULOSOS CADILLACS "Fabulosos Calavera" (1997)


Esto lo estoy escribiendo a primeros de 2017, y si todo va normal ustedes lo estarán leyendo en septiembre. Así que puede que lo que vaya a decir ya se haya hecho.
Este 2017 se cumple el 20 aniversario de este gran disco; asi que espero que una buena mente pensante lo reedite, si puede ser en vinilo mejor que mejor, y correré para comprármelo.

Este disco parece que está hecho para alguien como yo. Vengo del rock ratonero, del punk e incluso del metal más gutural, pero mis puertas sonoras no cierran bien y poco a poco se fueron colando otros sonidos y "Fabulosos Calavera" en 1997 podría ser lo más parecido a mi cerebro. Música de todos los estilos peleando por posicionarse entre mis estilos favoritos.

Los argentinos aqui, quisieron romper con sus anteriores obras de rock latino y adentrarse en sonidos y temáticas más oscuras y para ello tirarían de algunos sonidos metaleros y creando un ambiente único.

En 2016, tras una larga parada volvieron con disco nuevo, asi que unidos y en buena forma, espero que este 2017 sea el de homenajear a uno de los mejores discos latinoamericanos de la historia. 

Pistas

1El Muerto4:05
2Surfer Calavera4:34
3El Carnicero De Giles / Sueño3:39
4Sabato4:40
5Howen2:29
6A Amigo J.V.5:05
7Hoy Llore Cancion4:00
8Calaveras Y Diablitos4:22
9Il Pajarito3:17
10Niño Diamante5:59
11Piazzolla4:20
12Amnesia2:27
13A.D.R.B. (En Busca Eterna)6:01

Así hablaba el gran Angel Carmona de Radio 3 de este disco en la mítica Zona De Obras en febrero de 2017

Fabulosos Calavera: mil canciones dentro de cada canción

LOS FABULOSOS CADILLACS




Piet Wijn y Thom Roep crearon hace cuarenta y dos años Bermudillo, el genio del hatillo, cómic sobre un gnomo gigante capaz de sacar cualquier cosa de su humilde bolsa de viaje, y resolver así todo tipo de problemas. Parecida virtud tiene un disco único, Fabulosos Calavera, rico en matices, directo a las entrañas y desbordante de pasión. El locutor de Radio 3 Ángel Carmona relata cómo se enamoró de este microsurco hasta el punto de fundirlo, como si de calcio se tratara, con sus propios huesos.
El muerto fue la primera canción que hice sonar voluntariamente en Radio 3. La primera canción de mi primer programa de Radio 3. El espacio se llamaba Océano Expreso, y pretendía unir España y América Latina en un arranque de Siglo XXI con un (paradójicamente) ancho de banda muy muy fino. Conseguía canciones de aquella manera: amigos que viajaban, tostando la oreja de Rubén Scaramuzzino de Zona de Obras… Napster empezaba a despertar el mundo de la piratería, pero también el de la posibilidad de acceder a un tesoro al otro lado del Atlántico.
Pinchar El muerto fue mi declaración de intenciones. El programa estaría abierto a géneros y ejercicios que llegaran de toda América. De California a Tierra del fuego. A lo nuevo y a lo viejo. A lo abrasivo y a lo espiritual. Para mi todo eso estaba en Fabulosos Calavera. El disco que cambió mi eje.
Lo escuché por primera vez en casa de mi amigo Mario un día de resaca. Cada uno de nosotros teníamos una manera de hacer pasta. La especialidad de Mario eran los espaguetis grasientos. Mientras contaba las neuronas que me quedaban de la noche anterior, recuerdo entrar a su casa y pellizcar pan malo en su cocina mientras echaba un poco más de aceite a la olla. En un momento, le dio al play de un casete-reproductor de CD de los de la época. Sonó El muerto.

Quedé hipnotizado.
Sólo le podía preguntar por ese disco. Supongo que lo habría comprado por aquel célebre Calaveras y diablitos, o sería de su hermano… no sé. Me lo llevé a casa.
Lo escuché mil veces. Disfrutaba en cada escucha. Vivía en otro planeta. Era un disco con mil canciones dentro de cada canción. Nunca la muerte me pareció tan viva. Me encantaba contar los cambios de ritmos de cada tema. Todo me atraía, desde los títulos (Surfer Calavera, Il pajarito) a los contrastes más agresivos. Disfrutaba de manera compulsiva con la bipolaridad desde el jazz al trash de El carnicero de Giles/Sueño, la efervescencia psicodélica de Sábato, la ensoñación espagueti-western de Howen, el jazz-takefive de Niño diamante. Cantaba con los ojos cerrados el estribillo de Amnesia. El tangazo de A.D.R.B. (en busca eterna) me daba vueltas la cabeza. Nada más que decir de Calaveras y diablitos que no sientas tú al escucharla. Deliciosa, irresistible. Una canción de las de quedarse a vivir. Fue motivo de tertulia mil tardes con Piñeiro, mi mejor amigo. El único que entendía en nuestro círculo que América Latina era poderosa, vigorosa, creativa. Que podíamos vivir fuera del eje Reino Unido-Estados Unidos.
Los Fabulosos Cadillacs se convirtieron (con permiso de Café Tacuba) en mi banda favorita. Conocía su pasado, o por lo menos los discos que llegaban a España. Gozaba con Rey azúcar,bailaba con Vasos vacíos, pero ninguno como Fabulosos Calavera. Los acompañé con gusto en La marcha del golazo solitario, aunque desde el segundo uno, ya sentí que el anterior disco era único. Como los temas que más me gustaban eran los firmados por Flavio Cianciarulo, seguí su carrera, pero ese pellizco ya no estaba. Me enganché a Vicentico (hasta Los pájaros), me enganché con Los rayos, pero eran otras esencias. Incluso busqué en Pez y los proyectos de Ariel Minimal. No me daba cuenta que esas canciones son producto de una banda en un estado de transformación único. Un grupo que llegaba al final de una etapa y que tenía que sacar sus demonios.
«Quien duda de nuestras canciones duda de nuestro corazón» cantaba Blades en Hoy lloré canción. Las canciones de Fabulosos Calavera fueron puro calcio para los huesos de mi esqueleto musical. Gracias, amigo Mario. Gracias Fabulosos Cadillacs.



Extraído de elblogdelbam.blogspot

Allá en el lejano 1997, Los Fabulosos Cadillacs dieron rienda suelta a todo su genio creativo y capacidad de experimentación lanzando este estupendo álbum, que para mi, representa el mejor y más loco de su discografía junto al anterior Rey Azucar. Las 13 canciones que representan esta placa son un sin fín de creatividad desbordante. Aquí encontrarás un repaso por todos los estilos que abarcaron en sus anteriores discos. Algo de SkaPunkSalsaReggaeJazzTangoRock y hasta toques de Hardcore; sin duda, un álbum genial y muy variado.

Fabulosos Calavera fue grabado entre Octubre de 1996 y Mayo de 1997. La idea de querer hacer algo totalmente nuevo y la entrada de Ariel Minimal a la banda, fueron los principales influyentes. El disco está cargado de canciones donde los cambios de ritmo son escenciales y las letras son oscuras en comparación a sus anteriores trabajos. Es así que cantándole a la muertecalaverasdiablitoscarniceros y demás yerbas, logran esta excelente placa discográfica, donde la creatividad de la banda no tiene fin.

Tenemos una entrega fuera de serie. El disco abre con El Muerto, una canción agresiva con sorprendentes percuciones y toques Hardcore. Luego sigue Surfer Calavera, historia de un surfer eterno destinado a correr olas asesinas. Lo interesante en esta, es la mezcla de ritmos, empezando con algo funk que baja su intensidad para luego explotar en punk y bajar intensidad nuevamente; algo muy loco. Carnicero De Giles tiene una interesante combinación de Hardcore y Jazz, acompañado de las voces de Vicentico y Flavio Cianciarulo que le da un toque siniestro a la canción. Pero esto no queda ahí; Sabato (dedicada a Ernesto Sabato), HowenA Amigo J.V, esta última en clave de Jazz, abren camino para Hoy Lloré Canción, una estupenda canción a ritmo de salsa, acompañada por la voz del maestro Rubén Blades. Imperdible.

Calaveras y Diablitos, es sin duda la canción más conocida y recordada de este disco, pero no por ello la mejor. La locura sigue con Il Pajarito y Niño Diamante, una joya verdaderamente extraña, donde los primeros acordes de piano son acompañados por la suave voz de Vicentico, una genial sección de vientos, guitarras muy rockeras y un solo de trompeta excepcional a cargo del maestro Américo "Labios de Acero" Bellotto; una de las mejores en definitiva. Luego vienen Piazzolla (dedicada al gran Astor Piazzolla) y Amnesia, otros dos grandes referentes de este disco, sobre todo Amnesia, donde con una melancólica voz y algunos chispazos rockeros, logran una bonita canción. El cierre se da con A.D.R.B. (En Busca Eterna), buen final para esta obra maestra del rock en español.
Ganador de un Grammy a Mejor Álbum de Rock Latino, y también de un disco de oro, fué incomprendido por muchos fans de la época y tuvo q pasar tiempo para ser reconocido como lo mejor de su catálogo. Tener este disco es fundamental para entender la historia de Los Fabulosos Cadillacs. Por suerte pude adquirirlo en original hace algunos años y es hoy uno de mis discos mas queridos. Vale la pena tenerlo, aqui les dejo un enlace para que lo descarguen y puedan gozar de este discazo, pero si pueden, cómprense el original para que puedan apreciar el arte que acompaña al disco.

Calaveras y Diablitos:


Extraído de revistapazz

Un disco para escuchar por Corrientes y Corralito", así definía Flavio este disco un poco antes de su lanzamiento. Algo ocurrió a partir de la fama que los Cadillacs lograron entre “Matador” y “Mal Bicho” (94-95) que quisieron dar un salto hacia otro lado. Era simple hacer “Mal Bicho” parte dos: tenías a toda Latinoamérica rendida a tus pies. Muy fácil era seguir en esa onda política más directa de "paz en el mundo" y referencias a las luchas políticas y sociales del continente. Hubo una decisión en ese año 96. Decisión de por ejemplo incorporar a Ariel Minimal (un joven músico por ese tiempo que tenía su propia banda, llamada Pez) en reemplazo de unos de los fundadores de la banda: Aníbal Vainilla Rigozzi. Efectivamente fue una decisión importante, porque la guitarra nunca fue protagónica en la música de los Cadillacs; lo primordial siempre habían sido los vientos y las percusiones, pero ahora, por primera vez, una guitarra se encargaba de darle personalidad a su música. Sabemos que el soberano de los Cadillacs siempre fue Flavio Cianciarulo (¿ud creía que Vicentico?) y fue él quien pensó el contenido estético del siguiente álbum, que debía, por cierto, discutirle a sus antecesores. Eso sí, los Cadillacs nunca se repitieron mucho: sí tuvieron etapas marcadas (86 al 88 etapa ska; del 88 al 90 etapa más experimental, entre el ska, los sonidos caribeños, el rap y las primeras incursiones del ska-core o la rumba-ska; del 92 al 96, su etapa más exitosa para muchos, donde consolidan la etapa anterior, pero acá le agregan un contenido más político y latinoamericanista), pero sin lugar a dudas, el año 97 marca un quiebre. Sobre todo por el alejamiento de Sergio Rotman y la llegada de Minimal, como comentamos. La ida del saxofonista pasó por un desacuerdo en torno a la línea que la banda estaba tomando. Vicentico y Flavio la dirigieron (como siempre fue en los Cadillacs) pero dejaron fuera a la otra cabeza de la banda, el saxofonista Rotman. Aun así Sergio graba el disco y colabora con un tema, uno de los mejores del disco: “Amnesia”. Fue una pérdida en ese momento, un momento de ruptura y la banda no sólo sonó distinta, sino que se vio muy distinta en la gira de presentación del disco.


Pero vamos a lo qué tiene de distinto Fabulosos Calavera. Decíamos que la guitarra entra como protagonista. Eso quiere decir que ya la música de los Cadillacs no es bailable: aunque las primeras percusiones de “El Muerto” invitan a moverse, la canción en un dos por tres se vuelve más agresiva y tiene un par de cambios de ritmos que hacen de inmediato demostrar que la banda está en otra. La letra ya no es reconocible; no se sabe muy bien de qué se está hablando. Porque se habla mucho de calaveras… ¿qué significa eso? ¿Por qué esa vuelta a lo oscuro, a la noche, a lo perverso? ¡Los Cadillacs eran una banda alegre! Eso tiene que ver con “el calavera no chilla”, el porteño que le gusta la noche, este disco está dedicado a ese personaje de Buenos Aires y versa en gran parte de sus canciones en ese estereotipo. Un disco extremadamente porteño, de devoción por Buenos Aires, por sus calles, la bohemia, sus rincones y su música. De ahí a que el tango se oiga no sólo en la canción que cierra el disco, “En busca eterna”, sino que aparezca como constelación en varias otras. Si los Cadillacs habían sido una banda muy latinoamericana, esta vez la localidad se reduce aún más, a su ciudad natal… esto a priori no es un defecto, sino que potencia a un álbum que a partir de esa abertura termina coqueteando con el jazz, con el metal, con el punk, con el rock progresivo, etc, etc. Sigue habiendo pastiche, mosaico, eclecticismo, como siempre fue su música, pero pareciera que en Fabulosos Calavera alcanzan un grado de intensidad y calidad que nunca antes habían tenido. Eso se llama madurez y cierta tranquilidad de haber alcanzando el éxito total en los años precedentes.

Canciones grandiosas muchas: “Surfer Calavera”, “Piazzolla”, “Carnicero de Giles” y “Sabato” disparan para cierto lado, entre la agresividad y la calma, entre un refrito de influencias que devienen homenajes personificados en nombres propios y en lugares que refieren cierta propiedad. En “Carnicero…” las calles de Buenos Aires se nos aparecen barrocas y lúgubres. Es como pensar una imagen de Lezama Lima en pleno centro de la capital argentina, algo así es este disco. Como “Il Pajarito”, una de las mejores canciones escritas por Vicentico, en donde Minimal adquiere todo su protagonismo y la banda nunca sonó tan potente y rockera (por decirlo de alguna manera), la canción termina en un rezo pagano. Otra de Vicentico y muy buena es “Niño diamante”, donde el jazz se hace presente dando la pauta de lo que será el siguiente disco. Una canción que alcanza un nivel instrumental asombroso, de tipos que en supuesto no son músicos. Otra muy elegante es “Amigo J.V”, casi en un tono trip-hop, pero que en un momento deviene tanguera, el contrabajo de Flavio y el bandoneón que aparece nos brindan un momento notable dentro del disco. Un poco más alegre son “Calaveras y diablitos”, que recuerda en algo el reciente pasado de la banda, porque es la canción que suena más ska por decirlo así. Al igual que “Hoy lloré canción” que es un tema que podría perfectamente haber estado en Rey Azúcar, también otra un poco más festiva es el canto colectivo melancólico de “Howen”, que es una especie de alegría triste.

Un disco redondo para este colaborador, que es una muestra más de lo brillante que pudo ser una banda como Los Fabulosos Cadillacs. Tan brillante como el tema que finaliza el disco, en donde la banda pareciera sonar tan ajustada, con tanta personalidad y seguridad consigo misma, que la letra sentida y melancólica de Vicentico se pliega a esa instrumentación totalmente inspirada. Quizás es el mejor disco que grabaron Los Fabulosos Cadillacs, tan bueno que dejó varias secuelas: Es el punto más alto, pero a la vez el principio del final de la banda.

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