Sonidos de América Latina - VOL 78 - ARIEL ROT "Cenizas en el aire" (2000)


Como los Rolling Stone, no inventan nada nuevo con sus nuevos discos, pero todos les adoran. Con un mito como ARIEL ROT pasa lo mismo. No inventa, no arriesga, no cambia.
Lo suyo es el rock, el rock básico de guitarras, bajo y bateria, el rock de Tequila, de los Rolling Stone.
Y con esa línea publica periódicamente discos que rara vez bajan del 7 de nota, pero con "Cenizas en el aire" es un disco 10.
Una canción tras otra lo borda, ya sea rock enérgico, vitamínico, o medios tiempos o incluso baladas. Y es que el equipo que reunió para la grabación de este discazo es casi insuperable.

Además de tener a una de las hermanas más sensuales del mundo (Cecilia Roth me enamoró en Martín Hache) tiene también una de las carreras más envidiables del Rock internacional.

1Felicidad
Organ – Andy ChangoWritten-By – Ariel Rot
4:33
2Hasta Perder La Cuenta
Lyrics By – Sergio MakaroffMusic By – Ariel Rot
4:12
3Dos De Corazones
Accordion – José SegoviaLyrics By – Sergio MakaroffMusic By – Ariel Rot
3:38
4Todavía Es Tarde
Lyrics By – Andy ChangoAriel RotMusic By – Ariel RotPiano – Federico Lechner
4:47
5Geishas En Madrid
Pedal Steel Guitar – Al PerkinsWritten-By – Ariel Rot
4:19
6Adiós Mundo Cruel
Organ, Synth [Moog] – Andy ChangoSynth [Moog], Tambourine, Programmed By – Cachorro LópezWritten-By – Ariel Rot
4:10
7Tocar Y Fumar
Written-By – Ariel Rot
3:40
8Vals De Los Recuerdos
Written-By – Ariel Rot
3:54
9Vestido Antiguo
Lyrics By – Julio BustamanteMusic By – Ariel Rot
4:03
10Besos
Organ, Synth – Federico LechnerWritten-By – Ariel Rot
4:45
11La Estrella Del Norte
Lyrics By – Sergio MakaroffMusic By – Ariel Rot
5:10
12Cenizas En El Aire
Organ – Federico LechnerWritten-By – Ariel Rot
4:47
13Something Else (Bonus Track)
Written By – Eddie Cochran
1:58

Compañías, etc.

Créditos



Genial reportaje de "Cenizas en el aire" extraída de la web efeeme.com dentro de su sección "Operación Rescate".



Operación rescate: Ariel Rot

 Autor:

“Nadie iba a contarle cómo producir, así que se metió en el estudio acompañado del batería Pete Thomas y del bajista Brad Jones para grabar en directo y en formato de trío, con la idea de capturar la energía del momento”
Ariel Rot
“Cenizas en el aire”
GASA/DRO, 1999
 Texto: JUAN PUCHADES.
 Era la primavera de 2000 y Ariel Rot presentaba su último disco, “Cenizas en el aire”, en la sala Roxy de Valencia. Unas semanas antes, servidor había publicado en EFE EME (número 16) una efusiva crítica del mismo, en la que destacaba la mirada de su autor sobre el paso del tiempo y finalizaba explicando que ese álbum era mi banda sonora de aquellos días. En el Roxy, durante el concierto de Rot, me encontré con un conocido al que no creía próximo a los postulados estéticos del argentino, sin embargo quiso agradecerme la reseña porque, decía, Ariel había retratado como nadie la edad que teníamos, el tiempo que habíamos vivido, que lo allí cantado era nuestra vida, y que sí, esa era nuestra banda sonora. Yo no había llegado a tanto en lo escrito, pero aquello me sorprendió (y quizá por ello todavía lo recuerdo): Rot había tocado fibras sensibles.
Doce años después releo aquella crítica (ejercicio que no suelo practicar, pues provoca cierto pavor) y sin dudarlo suscribo todo lo dicho entonces. Pero, añadiría, el peso de los años le ha sentado francamente bien a este álbum, y si entonces proclamaba que era uno de los mejores que había escuchado en aquellos tiempos, ahora añadiré que “Cenizas en el aire” es uno de los mejores discos que he escuchado en toda mi vida. Y si lo consideré banda sonora de temporada, desde aquel momento ha sido banda sonora imprescindible de mi existencia, de esas cuyas canciones no hace falta escuchar porque habitan en mi cabeza (pese a ello lo recupero cada tanto). Pero es que Ariel Rot estuvo sembradísimo. No hace mucho le pregunté si él creía que era su mejor disco, y respondió (más o menos) que no lo sabía, pero que en él se habían reunido una serie de canciones que lo hacían muy especial. Y por ahí va la cosa.
Para situarlo en el tiempo, hay que explicar que “Cenizas en el aire” es el cuarto elepé individual de Rot, y segundo de lo que llamamos su segunda etapa solista, la iniciada tras el final de Los Rodríguez. Llegó después de “Hablando solo”, un buen trabajo que se resintió de una voz nada segura de sí misma, pues hasta entonces, y durante años, Ariel había ejercido de guitarrista, compositor, director musical, productor o corista, pero de cantante solo ocasionalmente (en sus lejanos dos primeros discos, en una canción de Tequila y en algunas pocas de Los Rodríguez). Así que se puso las pilas y adquirió la técnica para enfrentarse a cualquier canción con naturalidad, sacándole partido a su propia voz, encontrando su registro, rumbo y sello. De alguna manera, en “Cenizas en el aire” estaba “haciéndose” como cantante, que era justo lo que más necesitaba para sacar adelante su proyecto personal.
Las canciones, como se ha dicho, las tenía, y nadie iba a contarle cómo producirlas, así que se metió en el estudio acompañado del batería Pete Thomas y del bajista Brad Jones para grabar en directo y en formato de trío con la idea de capturar la energía del momento. Así logró un sonido intenso, próximo y caliente que envolvió a unas composiciones que iban a marcar un antes y un después en su carrera. No lo sabía pero estaba grabando una obra maestra, de las que pueden tutearse con la más sobresaliente producción rockera internacional pero con la picardía del rock argentino que había mamado de adolescente, la pegada del rock español que él mismo contribuyó a diseñar desde los tiempos de Tequila y con la sabiduría del que ya llevaba, por entonces, veintidós años subiéndose a los escenarios, grabando discos y se las había visto de todos los colores.
Ariel, sí, sabía de la vida y decidió rememorarla en forma de canción, con algo de nostalgia, pero no con tristeza, ni con la esperanza de que regresara el tiempo perdido: estas son composiciones que ponen en orden los papeles interiores (por momentos con la sorpresa del desconcierto), que reflexionan mientras miran adelante, que hacen de la ‘Felicidad’ una puta fina que viene y va –siempre he sostenido que un disco que se abre con esa canción, con ese título, con esa letra y con tamaña melodía nunca podrá ser un mal disco–, es el aliento del que tiene 39 años (la edad de su autor por entonces, ¿asustado ante los 40 que asomaban la nariz a la vuelta de la esquina?) y sabe que está “En el medio de la vía, en el medio de la vida, si hay suerte tal vez”, como canta en el tema de cierre, el que daba título a todo el conjunto, el ceremonioso e inoxidable ‘Cenizas en el aire’.
Pero si ‘Felicidad’ y ‘Cenizas en el aire’ (inicio y conclusión del disco, casi como las guardas de un libro) pueden haber quedado como las cimas de este álbum, las demás canciones no quedan rezagadas: ‘Geishas en Madrid’ (con su deliciosa historia más o menos real), ‘Hasta perder la cuenta’ (magnífico texto de Sergio Makaroff perfectamente acoplado al sentimiento general del elepé y a un rock bañado de soul), ‘Dos de corazones’ (sacando su alma latina más sinuosa, con Makaroff de nuevo en la letra), ‘Todavía es tarde’ (tremenda y perfecta balada soul), ‘Adiós mundo cruel’ (un rock contagioso y chispeante que te quita las depresiones, los muermos y las telarañas de encima solo con escuchar sus primeros segundos. Es mucho mejor que cualquier antidepresivo farmacéutico), ‘Fumar y tocar’ (juguetón reggae cannábico), ‘Vals de los recuerdos’ (rock and roll potente para recordar su llegada a Madrid, y otra canción colosal), ‘Vestido antiguo’ (delicioso bombón de aires jazzys con letra de Julio Bustamante), ‘Besos’ (sabroso y genial funk, con texto espléndido) y ‘La estrella del norte’ (un tema ácido con gran letra de Makaroff). Sin duda eran un puñado de canciones de envergadura que daban lugar a un disco compacto, sin fisuras, que, para colmo, guardaba una última sorpresa, un tema extra y menor, una lectura (con Brad Jones en la voz) del ‘Something Else’ de Eddie Cochran, que venía como a ratificar dónde nacen las raíces musicales de Ariel.
“Cenizas en el aire” es tan gigantesco, tan centelleante que, me temo, ha ejercido un efecto perverso sobre la obra de Ariel Rot: ha impedido que valoremos en su justa medida las grabaciones que han venido después. Y es una pena porque, desde la tranquilidad y lejos de la algarabía ególatra y tontorrona que tanto gusta a otros, está dejando una discografía intachable, inmaculada, rozando lo sublime a cada entrega.


"dos de corazones"


También es digna de recordar la reseña en ELPAIS

Ariel Rot se 'desnuda' como letrista en su nuevo disco, 'Cenizas en el aire'

El músico se afirma como cantante y compositor en su cuarto álbum


En Cenizas en el aire, Ariel Rot asume mucho más la autoría de su álbum. No sólo pone la música a todas las canciones, sino que ha escrito buena parte de las letras y se ha hecho cargo de la producción. Un álbum en el que muestra su fidelidad al pop rock, aunque se muestra abierto a otros ritmos. Pero sobre todo son sus letras, pequeñas historias, las que proponen un recorrido por los recuerdos de un músico que se encuentra "en la mitad de la vida". Canciones en las que, confiesa, por primera vez se desnuda realmente.
"Escribir las letras sigue siendo la parte que más me cuesta", reconoce Ariel Rot. "Coger la guitarra y empezar a tocar es para mí como encender un cigarrillo y fumar, un gesto natural. Para escribir tengo que poner el radar, despertar y ponerme a pensar, rescatar historias de zonas adormecidas", afirma. "En lo que sí me he sentido más confiado es con la voz", apunta. "No ejercí de cantante con el disco anterior, pero tras más de 50 actuaciones empecé a disfrutarlo".Si en el anterior álbum lo acompañaban los Attractions, en éste sólo lo hace uno de ellos, el batería Pete Thomas, quien se trajo al bajo norteamericano Brad Jones. ¿No ha encontrado Ariel Rot su grupo ideal entre los músicos españoles o argentinos? Responde con un suspiro: "Lo he encontrado dos veces en mi vida, ya es bastante ¿no?", dice, sin necesidad de nombrar las dos bandas de las que formó parte: Tequila y Los Rodríguez. "Me encantaría encontrar un grupo así una tercera vez". Pero el caso ahora es distinto, porque Ariel Rot asume el protagonismo, después de haber procurado siempre mantenerse en un segundo plano. "No hace falta ser un psicoanalista para darse cuenta de eso", asiente. "Durante los primeros nueve meses en Tequila era yo el cantante y yo llamé a Alejo para que él ocupara ese lugar. Incluso te cuento una anécdota de cuando era chico: yo empecé siendo pianista, hasta que conocí un pianista que era mejor que yo. Entonces le dije OK, ahora tú eres el pianista y yo voy a ser el guitarrista", cuenta riendo.
Escondido
"Hasta la separación de Los Rodríguez yo estaba siempre un poco escondido, que era un plano en el que disfrutaba mucho, sobre todo del instrumento, y no tenía la presión de llevar el show, además de tener que cuidar la voz y todas esas cosas. Pero creo que es interesante el que, siendo tan adulto, se produzca un cambio de piel. Es un aliciente empezar una nueva etapa. Ahora me siento cada vez más cómodo como cantante".
La propuesta de este músico tiene mucho que ver con el rock argentino, que, con más de treinta años de ejercicio, es, para él, su seña musical más acentuada. Ariel Rot vive en España desde 1976, pero piensa que el actual es un mal momento para el pop español. "Creo que es bastante pobre", dice. "No quiero sonar ofensivo, porque soy también español. Pero algo pasó en algún momento, porque todo lo que prometía y parecía que podría ser el principio de algo se convirtió en la edad dorada, y lo que sólo era el principio de algo es recordado con nostalgia. Me parece que alguien allí no tomó el relevo y que, por otro lado, deberían cuestionarse todos los grupos que estuvieron entonces, qué pasó, por qué se durmieron. Tal vez empezó a llegar demasiada información y todo se diluyó".
Ariel Rot no ve aquellos años de la movida con nostalgia. El tema que da título a su nuevo disco, Cenizas en el aire, habla de un hombre, como él, "en la mitad de la vida", pero con una amplia perspectiva por delante. "Miro al pasado como quien mira un álbum de fotos y se lo pasa bien", dice. "No con nostalgia ni sentimiento de tragedia. No extraño los tiempos de la movida. Creo que es una canción en la que, por primera vez, me desnudo realmente. Las velocidades bajan y las cosas se paladean más. Me di cuenta, al terminarla, que era una especie de declaración de principios o radiografía introspectiva. Por eso la puse al final, es como la última capa para dejar el corazón".

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