Los mejores discos de 2013 según JENESAISPOP


La web de referencia Jenesaispop se distancia de la tónica general de publicar dos listas, una con los mejores discos nacionales y otra con los internacionales. Ellos solo hacen una lista, "los mejores discos de 2013".
Nada menos que una lista de 50 discos. La verdad que me gusta más separado ya que los discos nacionales quedan relegados a mitad de la lista, y de estos 25 discos que os incluyo, salvo despiste, solo he contado dos nacionales.
Aún asi, la lista es de las más trabajadas ya que incluyen un largo texto explicativo acompañando a cada disco.
En los 5 primeros puestos, encontramos al ganador, James Blake con su "Overgrown", un disco que requiere muchas escuchas y un momento adecuado para que haga efecto dentro de ti. Y mi recomendación es escucharlo a un volumen elevado, por lo menos a mi me funcionó.
Le siguen 3 discos que también estuvieron en mi "The Best of", My Bloody Valentine, Vampire Weekend y Kanye West., estilos diversos pero todos ellos grandes discos.
Y para cerrar con el quinteto ganador, aparece David Bowie que su "The Next Day" ha sorprendido a todos, aumentado quizás porque muchos se temían un fiasco.

A nivel nacional, destacar que entre estos 25 se encuentran "Victoria Mística" de Triangulo de Amor Bizarro (sería el mejor disco nacional según Jenesaispop y 9º en la lista general) y más retrasado, en el puesto 19º el "Bruja" de La Mala Rodriguez.

Os dejamos con los 25 mejores discos de 2013 según JENESAISPOP.

25
Disclosure

Disclosure-SettleDisclosure se han dado unos cuantos baños de masas este año. A una sucesión de singles que no tiene nada que envidiar en potencial comercial a la perpetrada por ya gigantes de las ventas internacionales como David Guetta o Calvin Harris, añaden un punto de sofisticación que ya quisieran estos dos -sobre todo el primero- para sí. La idea de los hermanos Guy y Howard Lawrence ha sido recrear el deep house de los 90 con unas gotitas de UK garage y 2-step, y ejercitarlo con una serie de cantantes más o menos de moda, entre los que han destacado Aluna de AlunaGeorge en la espléndida ‘White Noise‘; Sam Smith en la anterior ‘Latch’ o Eliza Dootlittle en ‘You & Me‘, la inagotable pero nada cansina Jessie Ware en ‘Confess To Me’ o Jamie Woon en la también digna ‘January’. Incluso el disco entrega pistas menos explosivas pero también sugerentes como ese medio tiempo junto al infravalorado vocalista de Friendly Fires, Ed Macfarlane, llamado ‘Defeated No More’.
24
Prefab Sprout

Crimson_Red‘Crimson/Red’, aunque uno se lo imagine con un sonido más “grande”, documenta esa búsqueda de la perfección compositiva que persigue McAloon (“mi esperanza era llegar al cielo en cuanto a calidad”). Llenas de recovecos, inflexiones y detalles, las nuevas canciones de Prefab Sprout poseen la misma magia de su época dorada, quizá menos esforzadas en el aspecto comercial (“tengo cajas llenas de cancioncitas en casa”, asegura), posiblemente algo anticuadas en sus recursos, pero incontestables en su exquisitez. En este nuevo álbum se impone la madurez como autor de McAloon, felizmente reflejada en grandes canciones que se devanean entre la delicadeza de ‘List Of Impossible Things’ (que parece aludir a sus afecciones de salud y cómo le afectaron como creador), ‘Grief Built The Taj Mahal’ o ‘The Dreamer’ y la rotundidad de ‘Devil Came A Calling’, ‘The Old Magician’ o ‘The Best Jewel Thief In The World’, un primer single que hubiera tenido perfecta cabida en ‘Steve McQueen’.
23
Yo La Tengo


‘Fade’ es el disco del año de nuestro columnista de cine, Joric
‘Fade’ es una homogénea mezcla de las diversas direcciones que han tomado Yo La Tengo en los últimos veinte años, pero sin caer en la nostalgia. Pueden mostrarse ruidosos e hipnóticos, como en ‘Ohm’, ‘Paddle Forward’ o ‘Stupid Things’; romanticones y risueños (‘Is That Enough’, ‘Well You Better’) o buscar con delicadeza la calma más absoluta en la acústica ‘I’ll Be Around’ o la nuevamente hipnótica ‘Cornelia and Jane’, donde también resalta la preciosa voz de Hubley, excepción a la regla de las tareas vocales del álbum, dominada en gran parte por Kaplan. Hay que confiar en Yo La Tengo, pues siempre tienen algo nuevo que ofrecer y pueden hacer mucho casi sin moverse del sitio, con sólo cambiar un par de muebles de lugar. Desde una canción de pop sencillo a siete minutos de hipnosis con infinidad de detalles, su baraja está siempre llena de ases.

‘Shaking The Habitual’ es un disco complejo, a veces lúcido y deslumbrante, a veces tonto e insoportable. Pero su gran virtud es que los cortes que no alcanzan la brillantez del single ‘A Tooth For An Eye‘, la emocionante ‘Wrap Your Arms Around Me’ (que recuerda poderosamente a los míticosDead Can Dance), la vibrante ‘Without You My Life Would Be Boring’ (el destartalado uso de las flautas resulta mágico) o una subyugante ‘Raging Lung’ que justifica plenamente sus casi diez minutos de sinuosa duración, destacan, como mínimo, por resultar magnéticos y misteriosos, adictivos. Así ocurre con la extraña y sobrecogedora ‘A Cherry On Top’, con la rendición a la EBM de ‘Stay Out Here’ (co-escrita junto a Shannon Funchess de los emergentes Light Asylum y la artista visual Emily Roysdon), con la loca rítmica de la instrumental ‘Networking’ y con el emotivo número final ‘Ready To Lose’, toda una declaración de intenciones. Además, un vistazo a sus letras, tan alucinadas como de costumbre, nos reconcilian y alejan esa pátina de intelectualidad tan impostada de algunas ocasiones: escatológicas y explícitas líneas como “A handful of elf pee, That’s my soul, Spray it all over, Fill the bowl” o “Not a vagina, It’s an option, The cock, Had it coming” resultarán imborrables.
21
Arctic Monkeys

Arctic-Monkeys-AMProbablemente ni la mitad de nuestra redacción que elogió el debut de Arctic Monkeys ni la mitad que lo condenó en el primer artículo que nuestro medio de comunicación llegó a publicar (sí, una crítica desdoblada de ‘Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not’) pudo acertar que llegaríamos al quinto trabajo de la banda con tantas cosas interesantes que decir. En estos años Alex Turner ha sido capaz -tanto con su grupo principal como en solitario realizando bandas sonoras o junto a Miles Kane de The Last Shadow Puppets- de acentuar su sonido stoner, su capacidad crooner o su interés por el western. ‘AM’ es un nuevo y excitante paso adelante que vuelve a demostrar (y van…) que detrás de los autores de ‘I Bet You Look Good On The Dancefloor’ había mucho más talento e inquietudes de los que parecía. Nadie debería salir corriendo por el hecho de que ahora digan que el hip hop es una influencia (especialmente Outkast y Aaliyah) y que este disco suena “como un ritmo de Dr Dre, pero con el peinado de Ike Turner”. En ese sentido, este disco sería el resultado definitivo de una larga carrera de discos y colaboraciones junto a su productor, el fiel James Ford de Simian Mobile Disco, quien dice que esta vez, a diferencia de lo sucedido en discos anteriores, han utilizado teclados, cajas de ritmos y ordenadores, antes casi vetados. Y con ellos y todo, la clave del éxito de los últimos temas es que, a pesar de los cambios, han sabido mantener la esencia de la banda.
20
Torres

‘Torres’ ha sido grabado durante cinco días en la casa de la leyenda americana Tony Joe White, y una de sus características principales es la cantidad de aristas que podemos encontrar en su producción. Aunque el suspiro al final de ‘Honey’ pueda ser exagerado, atender a las imperfecciones de su sonido directo (algunos bombos parecen estar sonando desde tu cuarto, hay punteos claramente sin pulir) no hace sino que las historias que cuenta Torres parezcan más cercanas y reales. De hecho ella misma reconoce que quería dejar el álbum tal cual para que fuera más auténtico. Las letras, pues, son fundamentales. Muchas hablan sin tapujos sobre una crisis en una relación personal, como el single ‘Honey’ (“cariño, estaba pensando en decirte lo que me has hecho”, ruge mientras las guitarras van tomando posesión del tema). ‘Jealousy and I’ sería otra de las más explícitas, soltando un doloroso “te estoy agobiando, lo sé, pero es la única forma que conozco de amar”, tan pronto como un desesperado “¿de verdad prefieres pasar una noche con alguien que no conoces en lugar de dejar que alguien como yo cuide de ti?”. Otras veces hablan de demonios que apuestan por verte caer (‘Mother Earth, Father God’) o sobre las maneras de enfrentarse a la madurez (‘Como to Terms’), mientras las destinadas a convertirse en favoritas de sus futuros seguidores son ‘Moon & Back’ y ‘Waterfall’. La primera arranca como una canción sobre el mundo infantil a lo ‘Luka’ de Suzanne Vega, con algún punto en común con la Tracy Chapman de finales de los 80, para revelarse después como un tema que habla sobre dar un bebé en adopción, situado en 1991, el mismo año en que nació la artista. Por su parte, ‘Waterfall’ corta el aliento cuando la maraña de guitarras se detiene para que Torres concluya a modo de final, frente a esa cascada: “nowhere to go but down / nothing to do but drown”.
19
Mala Rodríguez

mala-brujaLas composiciones de La Mala vuelven a sonar atolondradas e impulsivas, pero eso en este caso implica dos cosas buenas: por un lado sus discos siguen pareciendo honestos y espontáneos como el primer día, y por otro, es fácil comulgar con ella en estos tiempos convulsos en los que el sistema nos tiene tan hasta los mismísimos que ya no sabemos ni por dónde empezar a protestar: las ideas se nos agolpan en la cabeza, desordenadas e impacientes por encontrar una razón que explique cómo hemos llegado hasta aquí y una solución para salir adelante. Ni los políticos ni la pastillas del día después ni el zumo concentrado se libran de sus disparos, pero ella no es una hija del 15-M. Nos llevaba tiempo hablando de las desigualdades. “Tenemos exactamente lo que nos hemos buscado”, canta en ‘Caja de madera‘. “Por ella nadie apostaba, su futuro se nublaba”, cantaba en ‘La niña’. Ya quisieran ciertos raperos modernos y pesados transmitir y revolver tanto con un disco supuestamente menor.
18

daftpunk-random
El de Daft Punk es el disco peor valorado de toda la lista en su crítica original (7,4). Lolo Rodríguez es su principal defensor a la postre
Debido a la sensación de pastiche aportada por gente tan dispar como Panda Bear, Giorgio Moroder o Pharrell, a las altas miras de su concepto setentero o a su fallido carácter emocionante, es muy tentador afirmar que ‘Random Access Memories’ aprueba por los pelos o que incluso suspende la dura prueba a la que ellos -o su sello- han decidido someterse con semejante hype promocional. Pero es imposible no mostrar cierta debilidad por este tipo de discos imperfectos, de buenas ideas regularmente ejecutadas y de ideas peregrinas desarrolladas con sofisticación… pero también de canciones identificables y con indudable personalidad. A pesar de los errores garrafales, definitivamente hemos vuelto más al menos sobre la mitad de este ‘Random Access Memories’ que sobre la (falsa) revelación de turno.
17
Nick Cave & The Bad Seeds

‘Push The Sky Away’ es un disco perfectamente coherente con la progresión de Bad Seeds, pero también nos muestra rincones aún no explorados, nunca así. Ni el rugido de guitarras ni la ternura del piano: ahora son las ambientaciones, sinuosas, quedas, a veces casi un rumor tímido pero hermoso y cautivador, las que constituyen el soporte del que Cave se sirve para emerger y alzar su siempre imponente figura como intérprete y letrista. Porque, como él mismo afirma, son los Bad Seeds (en los que se adivina que la marcha de Harvey ha permitido que Ellis tome los galones) los que imaginan, dan forma y materializan en fabulosas canciones sus bocetos e ideas. También estamos ante un álbum singular en cuanto a las letras. Pese a que los textos de Cave recurren como siempre a figuras religiosas (no solo de la Biblia, también del Corán) y mitológicas, él mismo ha manifestado que la mayor inspiración ha sido su fascinación por los inabarcables flujos de información de Internet, las redes sociales y Wikipedia (con ese punto de vista, no costará encontrar referencias ocultas a Twitter, las siglas WWW, Milye Cyrus o el porno on line). En realidad, sirven para apuntar a la cada vez mayor dificultad para relacionarnos con nuestros semejantes, lazos cada vez más diluidos y confusos entre la bruma de los píxeles. Y a que, al final, siempre es lo mismo: lo que todos anhelamos no es otra cosa que amor y afecto.
16
Phosphorescent

phosphorescent-muchachoEl título del álbum, tiene su origen en un poema de Neruda que le vino a la cabeza al autor en un viaje a México y que él interpretaba como una invitación a tomar las cosas tal y como venían. Como dice a modo de mantra y autoayuda la letra de ‘Sun, Arise!’ y ‘Sun’s Arising’, introducción y epílogo del disco respectivamente (la misma canción desde perspectivas distintas), “el sol se está elevando, cálmate. Tras la oscuridad, cálmate”. Algo le invitaba a empezar de nuevo, a mirar hacia adelante, aunque estuviera más que jodido. Y ese es el espíritu de un álbum en el que, según Houck, esas canciones llegaban a él y no podía dejarlas pasar. El resultado es que, extrañamente, un momento tan convulso de su vida ha propiciado su obra más equilibrada. ‘Muchacho’ es un disco muy trabajado en lo sonoro, muy rico en matices, con vigorosos arreglos de metales (de clara inspiración mariachi) y un fiddle que duele. No en vano, Houck ha empleado un año completo en su grabación. Y sin embargo, frecuenta un sonido deslavazado, con cierto aire de improvisación, que logra amplificar un mensaje tan puro y honesto. Por ejemplo, en la fantástica ‘The Quotidian Beasts’ aúlla con su voz envuelta en una reverb que lleva a imaginarnos al pobre Matt cantando desde el fondo de un pozo. Y no se nos ocurre mejor metáfora para describir el contenido de este fabuloso disco.
15

Kurt Vile desmonta cualquier tipo de mitología en torno a las drogas y el rock and roll, declarándose un hombre de familia (lleva casado diez años y tiene hijos, una de los cuales aparecía simpáticamente en el vídeo de presentación del single ‘Never Run Away‘) absolutamente sobrio y muy apegado a su ciudad de origen y en la que continúa viviendo, Philadelphia. De hecho, a esta dedica la portada de su álbum, un mural en una zona industrial de la ciudad creado ex-profeso por el artista local ESPO. Diríamos que en el habitual crapulismo que se le presupone a la escena, es casi una osadía esa franqueza que despoja su quinto álbum de ese malditismo coyuntural que en su anterior obra llevaba a pensar en depresión y oscuridad. Con su nueva obra Vile parece introducirnos en su eminentemente feliz situación vital a la vez que se confirma, con rotundidad, como uno de los principales nuevos valores del rock de autor norteamericano junto a Cass McCombs, Damien Jurado, Joss Tillman (Father John Misty) o Jonathan Wilson.
14
Goldfrapp

albumLa característica más llamativa de ‘Tales of Us’ es que todas sus pistas, excepto una, reciben nombre de persona, y la que no, ‘Stranger’, la más ‘Felt Mountain’ de todas y uno de los puntos álgidos claros del disco, mantiene el concepto igualmente añadiendo aún más misterio. Es como si la atmósfera amenazante de ‘Felt Mountain’ se hubiera posado sobre los bosques de ‘Seventh Tree’, envolviéndolos en niebla y poblándolos de personajes de lo más intrigantes, como esa ‘Jo’ que debe correr por su vida entre hipnóticos loops, esa sensual ‘Drew’, esa misteriosa ‘Ulla’ entre plañideros chelos o ese malogrado ‘Clay’ con el que se cierra el disco entre afilados violines. No es fácil hablar de un disco como este sin soltar una ristra de cursiladas, pero ‘Tales of Us’ posee la belleza de esa música que parece preexistir en el espacio y el tiempo esperando a que un genio la capture. Eso, sin embargo, sería subestimar enormemente el talento de un grupo que ha logrado crear nuevamente una obra maestra sobrecogedora, en la que perderse en largas caminatas nocturnas o a la luz de las primeras horas de la mañana. Muchos logran lo mismo, pero ninguno lo hace como Goldfrapp.
13
John Grant


El de John Grant es el disco del año para Lolo Rodríguez y para nuestro colaborador Sr John
‘Pale Green Ghosts’ podría ser otro sangrante álbum hecho a modo de terapia como tantos a lo largo de la historia, alimentado por las historias de desamor que han venido atormentando a John Grant durante los últimos años. Pero de nuevo ha querido dar un paso más allá, como él mismo dice, introduciendo “el humor, el saber reírte de ti mismo” porque “es lo que te ayuda a salir adelante”, creando una obra “que ayude a soportar la vida”. Son tristes las historias de rechazo que contienen temas como ‘It Doesn’t Matter To Him’ y ‘Why Don’t You Love Me Anymore’, como duros los reproches de ‘You Don’t Have To’. De hecho, aparte de desahogar su rencor, también llega a echar porquería sobre sí mismo en la letra de ‘GMF’, en la que se define como el “mayor cabrón” (el título es un acrónimo de “greatest motherfucker”). Con la cacharrería de Birgir Thórarinsson de GusGus, ‘Pale Green Ghosts’ se libra de la monotonía gracias a esos toques electrónicos que no eximen a las composiciones de su emoción sino todo lo contrario, y que además dejan curiosidades bailables como ese ‘Sensitive New Age Guy’, dedicado a una persona cercana que se quitó la vida recientemente. Es un álbum extraño, sí, pero tan lleno de aristas y fondos ocultos que engatusa.
12
AlunaGeorge

bodymusic
AlunaGeorge son el “mejor grupo inglés de los dos últimos años” para nuestro colaborador Jaime Cristóbal (Clásicos que nunca lo fueron)
Muchas de las canciones que conocimos de AlunaGeorge a lo largo del pasado año aparecen en ‘Body Music’ y eso es bueno, porque como resultado tenemos entre la pista 2 y la pista 4, seguidos, tres de los mejores singles de la temporada 2012/2013 que pueden venir a la mente: ‘You Know You Like It’, ‘Attracting Flies’ y ‘Your Drums, Your Love’. El primero no puede sonar más sugerente; el segundo más acertado en su estribillo instrumental, tan provocador acompañado del enfado de la letra; y el tercero, que parece su gran clásico (suelen cerrar sus conciertos con él), no deja de ser una declaración de amor bastante original y pizpireta. Colocar estos tres temas seguidos en el tracklist hacía peligrar la estabilidad del mismo, pero hay muchos más encantos en el desarrollo del álbum, confirmando la solidez del dúo. Estamos ante una de esas delicatessen en las que, más allá de géneros, como en los casos de Goldfrapp, los primeros Hurts o incluso The xx, hay cierta tendencia al perfeccionismo, a la búsqueda de conceptos por sí mismos, sin apenas ayuda externa ejerciendo siempre de compositores y productores, y también un mimo que sobrepasa lo sonoro para llegar a lo estético, que en el pop se ve muy de vez en cuando.
11
Laura Mvula

El debut de Laura Mvula no es de fácil digestión y, por ello, resulta toda una experiencia para la que no convienen prisas. Se trata de un trabajo rico y cuidado que requiere no una sino muchas atentas escuchas para disfrutar de sus múltiples recovecos. Unas veces quedaremos prendados de las preciosas armonías vocales con las que arranca ‘Like The Morning Dew’, otras de la sublime quietud de ‘Is There Anybody Out There?’, otras de las subidas y bajadas de ‘Make Me Lovely’, otras de la franqueza de ‘Father, Father’, otras de la preciosa arpa en ‘Can’t Live With The World On Your Shoulders’… Casi cada segundo de este álbum puede resultarnos sorprendente en función de nuestra atención al escucharlo, o incluso nuestro estado de ánimo. Aunque pueda pecar de monocorde y complejo de más, ‘Sing To The Moon’ posee una riqueza poco común en nuestros tiempos (quizá guarde cierta semejanza con el gran ‘The ArchAndroid‘ de Janelle Monáe) y revela a una intérprete y, sobre todo, compositora con un futuro aún impensable por delante.
10
Cass McCombs

big wheel and others¿Nunca os habéis preguntado cuáles serán los discos de hoy a los que se rendirá culto en el futuro? ¿Sobre los que se escribirán libros? ¿Los que inspirarán a los artistas más alabados de 2040 (si hay)? La experiencia nos dice que es algo muy aventurado, y que ocurre a menudo que los discos que son más referenciados por otros músicos posteriores no suelen coincidir con los más exitosos o, ni siquiera, con los que copan esas listas de final del año que estos días acaparan toda la atención. Uno raramente tiene la certeza de enfrentarse a una de esas obras que trascienden su propio tiempo, pero ocurre. Sucede con ‘Big Wheel And Others’, el nuevo álbum de Cass McCombs. Se trata de un lanzamiento fuera de tiempo, por su carácter absolutamente alejado de la urgencia, en un presente sin tiempo para degustar una obra con la calma y el deleite que esta ofrece. Estas veintidós canciones no piden ni exigen paciencia o atención. Están ahí lanzadas al aire para siempre (metafóricamente, la última nota de ‘Unearthed’ permanece sonando en un bucle continuo al final del segundo vinilo) por este cada vez más grande autor, con todo su misterio y su belleza, listas para entregarse a quien las quiere poseer.
9
Triángulo de amor bizarro

victoria mistica‘Victoria mística’ venía precedido por dos singles muy distintos entre sí, aunque ambos de impacto. ‘Robo tu tiempo‘, canción que abre el disco, es un puñetazo inmediato en el que el fraseo vocal de Rodrigo parece atropellarse entre una distorsión tan loca que incluye en el jaleo el uso de herramientas de corte (si ese ruido no es de radiales reales, la imitación es perfecta), al estilo de una reconocida influencia del grupo, Einstürzende Neubauten. Por contra, ‘Estrellas místicas‘ es el pop más brillante que jamás hayan mostrado los de A Coruña, un ácido retrato de los artistas bien pagados… de sí mismos. Ambos extremos, no muy lejanos pero sí bien diferenciados, ya eran un rasgo de TAB desde sus inicios, pero en este disco esa polarización (plasmada gráficamente en esa metafórica portada que distorsiona una imagen armoniosa) es especialmente acusada a lo largo de toda su corta (poco más de treinta jugosos minutos) extensión. Quizá por esa brevedad, por la urgencia que transmite, esta vez la balanza se inclina, por poco pero claramente, hacia su faceta más pop. Sus textos acompañan, enigmáticos como siempre: confusas referencias sociopolíticas (la productividad alemana, el culto al trabajo y la jodida marca España) y cierta conciencia ecológica (algo así se intuye en ‘Clara’) se confunden entre sentencias tan indelebles como descacharrantes, esos “sonríe, hostia”, “guillotina”, “ojos que intentan que crea en el amor” o “no quiero esperar para follar” que suelen hacer las delicias del público. Quizá el gran salto de Triángulo de amor bizarro fue el que dieron entre su debut y ‘Año Santo’, pero ‘Victoria mística’ es una dentellada decidida y fuerte, destinada a sacar todo el jugo al potencial comercial que siempre han tenido y no siempre habían atinado a mostrar. Hasta ahora.
8
Pet Shop Boys

Pet_Shop_Boys_-_Electric‘Electric’ es un álbum 100% Pet Shop Boys, en el que su faceta “pop” vuelve a complementar a su faceta “art” (la del disco del año pasado) como sucedía en aquel magistral recopilatorio dividido en dos editado en 2003. Esta vez, esa faceta “pop” es entendida claramente en clave dance y para ello han colaborado -a menudo a través de internet- con Stuart Price, productor de varios álbumes a lo largo de los últimos años, pero muy especialmente del exitoso ‘Confessions On A Dancefloor‘ de Madonna. ‘Electric’ conecta con él en varios sentidos, algo de lo que Pet Shop Boys no tienen que avergonzarse si recordamos que ellos remezclaron el ‘Sorry’ que la reina del pop utilizó en su gira ‘Confessions’ o que ella misma se inspiró en ‘West End Girls’ en ‘Jump’, otro de los singles de aquel disco. En primer lugar, ambos lanzamientos carecen de baladas ni nada que se le parezca, género que también ha dado muy buenos resultados a Pet Shop Boys, empezando por ‘Being Boring’ y terminando por la mencionada ‘Invisible’; ambos contienen un guiño muy evidente a Visage (‘Fluorescent’ en este álbum, ‘Forbidden Love’ en el de Madonna) y ambos orquestan uno de sus singles principales en torno a un sample de una canción antigua pero muy conocida. ‘Love Is A Bourgeois Construct’ es el ‘Hung Up’ de 2013, y el resto, su perfecto acompañamiento. En la inevitable carrera por conseguir el título de “mejor disco de Pet Shop Boys desde ‘Very’”, ‘Electric’ puede que no logre un decidido primer puesto. Sin embargo, donde ‘Fundamental’, ‘Yes’ o ‘Elysium’ presentaban seis canciones buenas, tres pasables y dos o tres fillers, ‘Electric’ prescinde de parte de estos dos últimos grupos para mostrarse más sólido y más convincente.
7
Arcade Fire

arcade-reflektorLa razón que hace a ‘Reflektor’ un álbum tan interesante no es tanto el grupo de canciones más rock que pueden conectar con su viejo público, como el deseo de mirar hacia adelante de esta banda inquieta, que casi nunca se ha conformado con repetir los éxitos de su histriónico ‘Funeral‘ y ahora además da un paso más. Si ya ‘The Suburbs’ era un excelente ejercicio de contención de sus conocidos excesos, este disco les vuelve a mostrar como estupendos arreglistas. Por mucha grima que pueda darte la idea de ver a Arcade Fire rodeados de bolas de espejos, aunque estas sean en blanco y negro, es imposible permanecer frío ante la sutil gravedad del final del single principal o ante los pianos, vientos y cuerdas de ‘We Exist’. En ese sentido, una de las canciones mejor desarrolladas es -paradójicamente- ‘Awful Sound (Oh Eurydice)’. De alguna manera es la canción central del álbum, pues este se basa en el tan socorrido mito de Orfeo y Eurídice y de esa idea proceden el préstamo de Rodin de la portada o el gigante lyric video del álbum con la película ‘Orfeo negro’ de fondo, ya retirado de Youtube (recordad que Arcade Fire son malas personas). Los teclados tan evocadores, el protagonismo puntual de la batería y su referencia al single de presentación del disco y al título del álbum la convierten en una pieza fundamental en el tracklist y en la carrera de la banda: es de lo más hermoso que han grabado. Su inmediata respuesta, ‘It’s Never Over (Hey Orpheus)’, sobre la duración del dolor, está llena de teatralidad y perfectamente a su altura. El disco muestra así a una banda adulta que está sabiendo llegar mucho más lejos de la frescura o la suerte de unos inicios, una banda que sabe casi tan bien lo que se hace como los U2 alrededor de ‘Achtung Baby’.
6

days are goneLos poderosos singles ‘Forever‘, ‘Falling‘ o ‘Don’t Save Me‘ no han sufrido un ápice de desgaste, por más que las hayamos explotado durante muchos meses. Esas tres canciones junto a ‘The Wire‘, el último single que han publicado y uno de los growers más claros de la temporada, son los momentos más deslumbrantes de ‘Days Are Gone’. Pero el resto del minutaje convence y reafirma todas sus virtudes, desgranando además alguna que otra pequeña sorpresa que invita a pensar que su recorrido no se limitará a este gran debut. En este álbum nos tropezamos con inesperadas y más que eficaces mezcolanzas de hip hop, rock y R&B como ‘My Song 5′, épica rítmica como ‘Let Me Go’ o la oscura y evocadora ‘Running If You Call My Name’. Todo, por supuesto, sacando el máximo partido al gran magnetismo de las potentes y cuidadas armonías de sus tres voces, aunque sea Danielle la que destaque y lleve la batuta casi siempre. Al final, uno llega a la conclusión de que lo que hace a ‘Days Are Gone’ tan especial, excitante y adictivo es que nada parece forzado o impostado, todo suena genuino y honesto, incluso en esas letras sobre relaciones personales en las que, lejos de buscar la complicidad de la víctima, no dudan en mostrarse como ocasionales verdugos. Son solo tres chicas que llevan tocando y actuando juntas desde pequeñitas y que han sabido encauzar su talento natural para el pop de forma brillante. Así de simple, pero así de difícil.
5
David Bowie

En una decisión a la altura de su grandeza, Bowie pone en valor su legado haciéndolo sonar tan contemporáneo como genuino. La impresionante labor de producción de uno de sus más fieles colaboradores a lo largo de todos estos años, Tony Visconti, tiene mucho que ver. Además de equilibrar el eterno sonido de saxo en los discos de Bowie con unas afiladas guitarras, obra de Gerry Leonard y David Torn, perfectamente soportadas en el músculo de la recurrente base rítmica, Gail Ann Dorsey y Sterling Campbell, Visconti ha sabido dotar el conjunto de vigor y actualidad. Con ese soporte, el artista británico se ha atrevido incluso a introducir matices poco frecuentados en su discografía, como los aires a Tom Waits con los que arranca ‘Dirty Boys’, con notable éxito. La mera intención de ser un autohomenaje al icono (no solo musical) que lleva siendo durante décadas habría sido suficiente para recomendar este ‘The Next Day’ como perfecta introducción para unas nuevas generaciones que ni siquiera eran adolescentes cuando se publicó ‘Reality’, su disco predecesor. Pero es que, aun sin alcanzar el nivel de sus álbumes más cruciales, se trata de un álbum soberbio capaz de satisfacer a sus más exigentes seguidores, un regreso a la altura de su leyenda, al fin.
4
Kanye West

yeezusUna vez más Kanye quiere callar bocas. Pero esta vez no ha optado por llenarnos los oídos con miel apta para todos los paladares, esta vez ha optado por el camino difícil. En esta ocasión ha decidido embarrarse en una ciénaga de sonidos distorsionados e incómodos con una obra que es pura rabia y transgresión. ‘Yeezus’, musicalmente un trabajo sorprendente, elaborado al máximo, lleno de detalles, de momentos inesperados y de grandes aciertos, es de alguna manera el reverso negativo del anterior disco, y por lo tanto consecuencia directa de éste y del anterior. Los que consideraron ‘808 & Heartbreak’ como un disco menor en su carrera, ahora deberán volver atrás y reflexionar sobre la semilla de algo que ha terminado culminando en este nuevo trabajo. Liberado de su compromiso con el público, West olvida el pop, los estribillos y las radiofórmulas para engrasarse en sonidos industriales, para entregar un trabajo que junto a los dos anteriores podría formar una trilogía pluscuamperfecta, que no sería otra cosa que las diferentes caras de un artista complejo y apasionante que definitivamente ha alcanzado una madurez creativa con la que muchos colegas sueñan. En los próximos años veremos a muchos de esos colegas imitarlo, pero para ese momento ya veremos dónde está metido Kanye…
3
Vampire Weekend

vampireweekend-modernUn autotuneado “baby, baby, baby, baby” puede que no fuera el estribillo de Vampire Weekend que habrías apostado que canturrearías durante horas cuando la banda debutaba con un disco homónimoque sigue sonando totalmente fresco cinco años después. Eran aquellos tiempos en que se hablaba mucho de la moda afroindie, pero olvídate de géneros. De la misma manera que James Blake, con su segundo disco, ha dado un paso adelante que le lleva mucho más allá del dubstep, la banda de Ezra y Rostam sólo se define ya por su propio sonido con este disco que resulta mucho más sólido que ‘Contra‘. Siempre ha habido algo majestuoso en las composiciones de Vampire Weekend. ¿Recordáis ‘M79′? Lo insólito es que ese algo siga intacto tantos años después, ahora con trucos que van del hip-hop a lo clásico y apenas notándose que están ahí. Un tercer disco grande que les sitúa cada vez más cerca de Radiohead, a quienes tanto citan, y cada vez más lejos de gente como Bloc Party.
2
My Bloody Valentine


‘m b v’ es el disco del año de nuestro diseñador y mandamás en la sombra, iko
‘Only Tomorrow’, ‘Who Sees You’, ‘Nothing Is’, ‘In Another Way’ se esmeran en crear pequeños bucles sonoros (han sido tan comedidos en minutaje que no podemos hablar de drones, por poco) que apuntan, como han declarado, a una expresa vocación por alejarnos mentalmente del planeta. En todas ellas retoman el protagonismo de sus principios el bajo y, sobre todo, las baterías, galopantes y poderosas como solían en sus inicios, evidenciando que ‘m b v’ es una leve vuelta de tuerca al sonido de ‘Loveless’ pero también mantiene cierta conexión con ‘Isn’t Anything’ y sus primeros EPs. Quizá el momento en el que ambos caminos, contundencia e intención escapista, confluyen a la perfección sea en la formidable ‘Wonder 2′, que deja un poco en cueros, tanto en intenciones como en ejecución, a aventajados alumnos como Health o Fuck Buttons. En la vertiente más ensoñadora del grupo, también son infalibles. El maravilloso arranque sostenido de ‘She Founds Now’ (aprovechamos para saludar a Los Planetas), los dos preciosos movimientos que conforman ‘Is This And Yes’ (una larga intro con un total protagonismo de los teclados, que nos remite a los Stereolab más ensoñadores) e ‘If I Am’ (aprovechamos para saludar a Beach House) y el número directamente popi que es ‘New You’ (que servirá para que muchos fans de llevar tapones en los conciertos se rasguen las vestiduras) conforman esa casi olvidada faceta accesible del grupo. Se trata de un disco imponente y a la altura de la leyenda, que aunque reclama más (muchas más) escuchas, también entra a la primera. Tras un par de vueltas, deja adivinar que encierra tantos detalles y secretos como sus álbumes previos, quizá excesivamente endiosados, pero evidentemente seminales. Decepcionará a quien esperara otra piedra filosofal del pop para rumiar durante otro buen puñado de lustros o al menos algún tipo de evolución en la banda. Pero, ojo, tengamos en cuenta que evolucionar es para los que necesitan cambiar algo de sí mismos, mejorar para no estancarse. Para los que están tocados por una mano que les eleva por encima del resto no hay evolución que valga.
1
James Blake


Este año no ha habido gran debate: ‘Overgrown’ es el disco del año para Sebas, Raúl Guillén, ACM y María Clara y aventaja en 100 puntos al top 2
Como ‘Coexist’ de The xx, ‘Overgrown’ es un álbum que retoma hallazgos pasados -básicamente la creación del soul del siglo XXI, el corte titular introduce un teclado muy Marvin Gaye- pero a la vez abre nuevos caminos. La mayoría de ellos son obra de él mismo, como el sobresaliente single de presentación, ‘Retrograde‘, en el que Blake apuesta por una opresiva estructura circular que abruma como pocas cosas publicadas recientemente; pero también contribuyen en algo el par de colaboradores, RZA de Wu-Tang Clan y Brian Eno. Este último ayuda a dinamizar la segunda mitad del álbum, que a diferencia de lo que sucedía con su debut, no decae: el magnetismo va incluso en aumento. Enmarcadas por ‘DLM’ y ‘Our Love Comes Back’, dos de sus ya reconocibles apropiaciones de la tradición musical negra, brillan esa enorme ‘Digital Lion’ y también ‘Voyeur’, sin duda una de las cumbres del disco, gracias a ese poso de house primigenio a lo ‘Your Love‘ de Frankie Knuckles. Aunque el mejor ejemplo nos lo dan el estupendo teclado e interpretación vocal de ‘To The Last’, una balada bigger than life, en algún pasaje concreto muy cerca de ‘Unchained Melody’ de Righteous Brothers o la versionadísima ‘Everybody’s Got to Learn Sometime’ de The Korgis. Un corte hermoso que demuestra que el artista, en su apasionante y sin igual mezcla de pasado y futuro, está además sobrado de lo más importante, las canciones.

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