Los mejores discos de 2017 según MONDOSONORO


Aqui os dejo el "repaso al repaso" que dieron la gente del MONDOSONORO.
Podéis echar un vistazo a su web con las dos listas (nacional e internacional) al completo.

Yo os dejo con los ganadores de las medallas de bronce, plata y oro.

Han querido salirse del pop rock indie y desmarcarse con discos de rap, folk y trap. Si que aparece el indie, santo y seña de la revista, pero no en el podio ni en nacional ni en internacional.

LOS MEJORES DISCOS NACIONALES

2017 se recordará inevitablemente por todo lo sucedido en Cataluña. Y aunque no hay una conexión directa entre el clima político y la elección de 45 cerebros y 1 corazón como disco del año, no deja de ser curioso y oportuno que el debut en formato largo del dúo barcelonés haya sido señalado de forma unánime por quienes formamos parte de esta revista. Lo tiene todo: poesía, compromiso, canciones como soles (¿quién puede poner en duda que Tú que vienes a rondarme es también la canción nacional de este 2017?) y la frescura de quien tiende puentes entre tradición y modernidad.
No son los únicos debutantes en los puestos de honor de esta lista, lo que dice mucho de la madurez de los jóvenes músicos de nuestro país. Ahí están Bejo, Rosalía o un disco que duele: el trabajo póstumo de Gata Cattana que precisamente nos abandonó este mismo año.
El 2017 también nos sirve para confirmar a Pablo Und Destruktion, que con Predación ha firmado el que posiblemente haya sido su mejor álbum hasta la fecha. O a Rufus T. Firefly (lo mismo podría decirse de Magnolia) y nombres como Biznaga, Joana Serrat o Cala Vento, que a pesar de su juventud no son precisamente unos recién llegados.






1.- Maria Arnal i Marcel Bagés

“45 cerebros y 1 corazón”

(Fina Estampa)
(POP-CANCIÓN) El cohete en el que montaron Maria Arnal y Marcel Bagés hace unos meses con la publicación de Verbena(Fina Estampa, 16) se aceleró por encima de sus expectativas mecánicas. Ante tal milagro de la ingeniería, lo más probable era que el bólido perdiera el control, hiciera pum y cayera en zona desconocida. No ha sido el caso. Tras dos epés, el debut de largo de los catalanes pilota el frenesí: más producción, más concepto, y el fondo impertérrito. Los temas entrenados en directo los dos últimos años conviven con naturalidad con ejercicios cercanos a Niño de Elche o Arca, y se mezclan además con canciones propias rotundas. En 45 cerebros y 1 corazón encontramos los temas con más ingredientes para alojarse en el cajón de la memoria colectiva escritos en los últimos meses; hasta ahora ellos habían hecho uso de la herencia oral para compartir, emocionar y expandir mensajes… Ahora serán sus propias canciones los que les sobrevivirán: Tú que vienes a rondarme.

2.– Pablo Und Destruktion

Predación

(Sonido Muchacho)
(ROCK) El trueno y la pasión están aquí, igual que el fuego, excavando hasta el centro de la tierra (Salario Social) y cortando de raíz cualquier posibilidad de aguardar en la superficie para ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Porque Predación es amor, pero no entendido como afecto pasivo, sino como actividad. En El arte de amar (1956), Erich Fromm, uno de los autores clásicos de la Escuela de Frankfurt, mantenía que “en el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. […] Me experimento a mí mismo como desbordante”. Esa demoledora vitalidad es la que se manifiesta en estas canciones de barroca exuberancia, tanto en el ardor como en la angustia (no es casual la elección para la portada de El Éxtasis de Santa Teresa, de Bernini), lanzando incómodas proclamas y dejando que la tormenta se anuncie hasta en los momentos de aparente calma (A la mar fui por naranjas, recuperando el gusto por el cancionero popular, como antes había hecho con El pozo María Luisa).
Años atrás, Pablo Und Destruktion había retratado a la España desdentada que disimula los moratones con maquillaje barato; un país, añade ahora, “de puticlubs, farlopa y jubilados”. Precariedad y conformismo avanzan a la par, como en el Sentido del espectáculo de Biznaga, poniéndonos frente al espejo de nuestras miserias. Las herramientas no son nuevas: rock de maneras turbulentas, teatralidad y folk industrial; pero el incendio se antoja más devastador que nunca, valiéndose de acelerantes (El enemigo está dentroConquistarías Europa) para acabar haciendo un postrero llamamiento a la fraternidad (Herejes) como antídoto frente al individualismo. El amor adora la velocidad, vuelve a decir en esta última canción, casi en clave de western; y completa la frase, en medio de las llamas, con unas palabras que, más que a salvación, suenan a epitafio: “El amor es el premio de los temerarios”

3.- Bejo

Hipi hapa vacilanduki

(Autoeditado)
(RAP) Su universo artístico ha ido siempre de la mano de las ideas locas de Cachi Richi. Una canción, un vídeo: la fórmula del millón (de reproducciones). Al menos hasta ahora, que Bejito se ha sacado ya de la manga, de su esponjosa mata de pelo, Hipi hapa vacilanduki, un largo que resume mucho de lo que el canario había compartido en streaming pero que suma otros tantos ejercicios de rima surrealista, juegos con el lenguaje y flow disparatado. Un disco al fin, tras FundaMental y Pírdula, de un par de años atrás (toda una vida en Internet). Y como ya pasaba en directo con el miembro de Locoplaya, sin las imágenes que acompañan usualmente sus canciones, sus ritmos y rimas aguantan de sobras el tirón. Con más solvencia que la mayoría de sus compañeros de generación. Bejo es un rapero de los noventa que se expresa como alguien de los dos mil (pero sin apabullar con moduladores de voz), con dejes a Sólo Los Solo, pero también a muchos otros nombres clásicos, además de otros experimentos caribeños, funk o jazz. Con autoparodia, sí (por lo de los dosmiles y la posmodernidad y tal), pero su música va muy en serio…

LOS MEJORES DISCOS NACIONALES
Lo cierto es que el rapero estadounidense Kendrick Lamar lleva ya varios años dando muchísimo que hablar y sus discos le han convertido en una de las grandes estrellas de la actualidad, uno de esos extraños casos en lo que repercusión y apoyo de la crítica van de la mano. No hace falta más que revisar nuestras listas de rap internacional: Good Kid M.A.A.D. City fue Mejor Disco Rap del Año 2012; To Pimp A Butterfly, Mejor Disco Rap del Año 2015 (y segundo Mejor Disco del Año) y, por fin, DAMN, se corona disco más importante de 2017 para nuestra revista. Justicia o lo que ustedes prefieran.
Pero ojo, que su triunfo no nos impida ver todo lo bueno y suculento que viene detrás, porque nadie puede negar que tanto The National como Arca y LCD Soundsystem se han sacado de la manga discos fascinantes y que aportan ciertas novedades a sus fórmulas. Porque, aunque no lo parezca, cuarenta discos dan para mucho. Y eso que se nos quedan fuera unos cuantos. En todo, busquen sus favoritos, discutan, compartan, pero sobre todo disfruten.

1.- Kendrick Lamar

DAMN

(Interscope / Universal)
(RAP) Un primer aviso a navegantes, aquí no hay ni rastro del jazz de To Pimp A Butterfly, como dice el gran filósofo catódico Juanma Rodriguez, “cuando parecía que iba a ir por aquí… va por allí”. Desde el inicio con Blood, Kendrick pone sobre la mesa sus miedos y sus tripas para que diseccionemos cada palabra. Ninguna es en vano, todo está perfectamente estudiado. En esta intro nos plantea la dicotomía entre la maldad y la debilidad. A partir de ese momento, Kendrick Lamar nos plantea un retablo que hay que mirar con calma, primero desde la distancia y luego con detalle, una especie del jardín de las delicias del rap. Su sonido ha mutado, electro, trap, old school rap, GFunk… también su voz se ha transformado. El falsete de Pride te deja anonadado, la fuerza y fiereza de DNA está en el hemisferio opuesto de Love. Por otro lado, Dios y la religión revolotean a lo largo y ancho del álbum, y no solamente en la comatosa Yah. Y continuemos con los restantes temas. Element vale su peso en oro. Old school rap con Kendrick atacando a rivales sin piedad. No le hace falta correr y ser veloz para dejar en ridículo al noventa por ciento de raperos. No sé quién recibe más palos si Big Sean o la Fox. Y es que los ataques al canal norteamericano son recurrentes y contundentes.
El dueto con Rihanna en Loyalty funciona y es un sopapo a Jay Z, con las dos voces haciendo el amor, con respeto, fusionándose y cantando ambos a la vez como en los cincuenta. Lust es pura viagra, con unos bajos que te ponen en órbita mientras Lamar flota alrededor como una mariposa para golpearnos como un escorpión cuando decide dejarnos KO. En cuanto a la otra colaboración estelar, escuchamos a Bono en XXX, un corte marciano y político, como no podía ser de otra forma, que cuestiona la América actual y que suena como los U2 de Achtung Baby junto al Lamar más enfadado. Y podríamos continuar con una intensa Fear y con una Duckworth que rememora la historia de Top Dawg Entertainment y del propio Kendrick Lamar de manera brillante y fascinante. 

2.- The National

Sleep Well Beast

(4AD / Popstock!)
(POP-ROCK) Lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Plenamente consolidados como banda de guitarras adulta en el buen sentido, y con una excelente colección de discos hasta cierto punto intercambiables a sus espaldas, The National no lo tenían fácil. Ya en Trouble Will Find Me (4AD, 13) se intuía cierto estancamiento en su estilo: austeridad atemporal con el toque distintivo de los patrones recios y ensimismados de Bryan Devendorf, las guitarras imaginativas de los gemelos Dessner y la voz profunda de Matt Berninger, frontman desaliñado e introspectivo más próximo a un profesor de Literatura que a una estrella del rock. No es casual que cuatro años separen este trabajo de su predecesor. Y tampoco lo es que en su séptimo disco se atrevan con una paleta de sonidos más profunda -sintetizadores, cajas de ritmos y cuerdas que se superponen en ricas texturas, abundantes músicos de sesión-, probablemente espoleados por sus aventuras musicales paralelas, con la ambición clara de sacar lo mejor de sí. ¿Lo consiguen? Rotundamente, sí. Grabado y producido con la meticulosidad habitual por Aaron Dessner en su estudio, Sleep Well Beast es de esos discos que funciona como un todo. Abstenerse los que busquen satisfacciones inmediatas o trucos. La esencia melancólica y elegante de la música de The National crece con hallazgos como el hipnótico final orquestado y con redobles frenéticos de I´ll Still Destroy You, donde se hacen más evidentes que nunca sus afinidades con los minimalistas; o en el cierre homónimo de título indescifrable, en el que Berninger se disfraza de Leonard Cohen de voz trémula sobre una especie de abstracta base sampleada de hip-hop. La bestia, quien quiera que sea, dormirá tranquila esta noche con un discazo bajo el brazo.

3.- Arca

Arca

(XL Recordings / Popstock!)
(ELECTRÓNICA) Puede que compartir la exaltación de los buenos momentos esté infravalorado, no se lo niego, pero compartir la oscuridad, los deseos más corrosivos o nuestros miedos más atenazadores requieren de una fuerza interior (o de una debilidad extrema, quién sabe) que obliga a sobrevivir a todo ello y plantarlo frente a los demás, frente a sus ojos y sus oídos. No crean que me estoy yendo por la ramas, sino que precisamente eso es lo que transmite esta emocionante obra maestra que firma el venezolano Alejandro Ghersi, más conocido como Arca. Porque Arca no es un disco que el mundo necesitase (aunque ahora algunos no podremos pasar sin él durante una buena temporada), sino el que Ghersi estaba obligado a grabar. Un equilibrio entre oscuridad y luz, entre tristeza y melancolía. Arca no plantea una escucha sencilla –ninguno de sus discos lo ha hecho-, más bien al contrario, pero la recompensa es amplia si nos permitimos lanzarnos de cabeza a su piscina y no nos preocupa perder el mundo exterior de vista durante tres cuartos de hora. Sus trece canciones dibujan un universo asfixiante y melancólicamente precioso en el que se esconde un lirismo intangible levantado sobre capas de la emotividad más visceral y valiente que uno pueda encontrarse fuera de los tópicos en un disco moderno. Como en los grandes libros, un par de pasajes bien podrían resumir su grandeza. Y quizás los más claros, útiles y directos se materializan en la emotiva Anoche y en la melodramática Reverie, en la que Arca repite a modo de mantra los primeros versos del clásico venezolano Caballo viejo de Simón Díaz; dos singles que funcionan perfectamente como muestra de lo mucho que esconde este intenso

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