Especial Hipersonica de Los Planetas (2ª parte)

Os pegamos aqui la segunda parte del gran especial que se han marcado la gente de hipersonica.com sobre LOS PLANETAS.



Las 10 mejores canciones de Los Planetas

Ha llegado el momento. Tras mejorar las condiciones de mi seguro de vida, en función de los palos que me puedan caer, hemos (utilizaré el plural de forma cobarde, para intentar despistar) decidido afrontar la lista de mejores canciones jamás grabadas por Los Planetas. Porque ya nos hemos encargado de las peores, además de las más infravaloradas (alguna de ellas incluso podía entrar entre las de hoy), pero todavía no le habíamos echado narices a escoger las diez que más nos gustan, siendo conscientes de la dificultad de la empresa.
Es por ello que, como cualquier excusa es buena, aprovechamos el vigésimo aniversario de la unión entre Los Planetas y Fino Oyonarte para celebrarlo con un merecido top 10. Porque aunque no estés de acuerdo, si habéis clickado el enlace, disfrutaréis de los vídeos enlazados abajo, independientemente del orden y el (des)concierto. Así pues, dejemos la procrastinación y afrontemos.

10: Que no sea Kang, por favor (Unidad de desplazamiento, 2000)

Porque toda lista merece contar con un elemento sorpresa, de los que hizo muy poco ruído. Incluso cuando el que escribe no es uno de esos miembros fanáticos de la comunidad del cómic, que tan presente está a lo largo de las letras de Los Planetas. Seguramente, uno de los momentos más delicados de la banda granadina, afrontando el trabajo siguiente a su disco insignia. Uno de esos que necesitó de un tiempo de reposo, pero con momentos tan mágicos como éste. Una llamada de socorro vigente en la actualidad. Que alguien del futuro venga a salvarnos.

9: De viaje (Super 8, 1994)

Si dejamos a un lado aquel Medusa Ep, y la grandiosa ‘Mi hermana pequeña’ como momento destacado, la leyenda planetaria empezó aquí. Con un tema que ya ha superado la veintena, pero que marcaba las señas de identidad de lo que a posteriori ha sido, si no el mayor, uno de los mayores grupos de la música alternativa a lo largo de toda su historia. Una de las primeras canciones que dejó esas frases que aún hoy, se cantan a voz en grito cuando suena en el garito de turno. La juventud y apuestas amorosas como señas identitarias. Todo vestido del surrealismo de las letras de J. ¿Qué podría ser mejor?

8: Ya no me asomo a la reja (La leyenda del espacio, 2007)

Las mejores canciones de Los Planetas son las más largas. Eso es así, difícil decir algo en contra. También cuando quisieron abrazar el flamenco, entre los temores de todos aquellos que nos imaginábamos a J y Florent afrontando los directos estilo Camarón y Paco de Lucía. Ese salto hacia el folklore andaluz no fue tan rompedor, y canciones como ésta seguían llenándolo todo de identidad propia. Suena duro que, en esta lista, la más reciente tenga ya siete años. Épica granadina buscando una purificación en medio de la resaca.

7: La máquina de escribir (Pop, 1996)

Pop supuso un paso dubitativo tras un arrollador inicio. Tanto es así, que en buena medida acabó con Los Planetas como los conocíamos entonces. May y Paco abandonaron la banda poco después, pero entre los muchos momentos memorables, entre himnos como ‘David y Claudia’ o el magnetismo de ‘Db’, se colaba otra de las piezas más gamberras del grupo. Una de esas que definió toda una generación, el indie empezaba a cobrar fuerza entre niñas que se arrodillaban y te hacían caso.

6: Toxicosmos (Una semana en el motor de un autobús, 1998)

Seguramente, entre los momentos más brillantes en estudio de Los Planetas, está ese trío final de ases con los que se despide Una semana en el motor de un autobús. La primera es ésta, entre lo más mágico compuesto por ellos nunca. Casi ocho minutos de inspiración plena, de lo que define el momento álgido en la vida de una banda. Una ruptura en el 02:59 que ya es otro momento para dar rienda suelta al espíritu air-guitar que llevas dentro. Rezad para no volver jamás.

5: Santos que yo te pinte (Unidad de desplazamiento, 2000)

Oye, y Los Planetas éstos, ¿sobre qué cantan?. Pregunta de colega iniciado que os habrá caído más de una vez. La respuesta debe ser simple, e incluír seguramente dos palabras: (des)amor y drogas. O sea, nada nuevo. Rollo redundante en el rock de toda la vida, pero que comulgó con toda una quinta. Seguramente, entre las más destacadas se encontraría otro de los temas del cuarto disco del grupo. El canto amargo y revanchista. La derrota de las relaciones de pareja, la venganza que uno tiene deseos de cumplir de inmediato. El lanzamiento de amenazas que condenen a una vida de desgracia emocional para siempre.

4: Segundo Premio (Una semana en el motor de un autobús, 1998)

Antes decíamos que, tras PopLos Planetas corrieron un peligro de muerte real. Nada lo describe mejor que ‘Segundo premio’, lo que muchos presumimos como otro desencuentro amoroso entre protagonista y novia desengañada, cuando la ironía de J cargaba las fechas contra Florent, mitad de la esencia del grupo, mucho más preocupado por aquel entonces en dar con el camello de turno que por seguir dando vida a un proyecto que agonizaba. Resucitar es escuchar cómo Erik, en su estreno con el grupo, aporreaba la batería para levantar el espíritu de toda una generación.

3: La caja del diablo (Super 8, 1994)

Seguramente, de las letras más oscuras que nunca ha escrito J. Decadencia y perdición, alucinaciones bañadas en psicotropos. Sensaciones intensas entre los oídos, dignas de escuchar a todo el volumen y con oscuridad plena, hasta que, de nuevo, las percusiones deben cegarlo todo como flashes intermitentes que casi te mareen en la pista de baile. Robos de alma, esfuerzos por separar labios que se vinculan hasta la hemorragia. El diablo haciéndose dueño de nuestra alma y voluntad, secuestrando nuestro futuro. Los Planetas haciéndose leyenda desde su debut.

2: La copa de Europa (Una semana en el motor de un autobús, 1998)

Decíamos ayer que el final de Una semana en el motor de un autobús acaba de dar lustre a un disco brillante desde un inicio. Tanto es así que hemos decidido que dos de esas tres figuren en la lista, una de ellas obteniendo la plata en este estúpido concurso. Claro está que los puestos son intercambiables. El paso a la madurez, las dudas sobre si arriesgarse o quedarse con lo seguro, con lo conocido. Incluso cuando lo conocido puede llevarte irremediablemente al desastre. De nuevo los crescendos, las guitarras de Florent como señal inconfundible de lo que ya existía y conocíamos como “sonido Planetas”. Ya lo habían alcanzado, es imposible no acabar estos nueve minutos sin reconocer que la victoria es suya. Y nuestro amor, innegociablemente, también.

1: La guerra de las galaxias (¡Dios existe! El rollo mesiánico de Los Planetas, 1999)

La conjunción de todos los astros. La letra ahogada el dolor y rencor, las melodías más cuidadas que nunca, aprovechando aquella época en la que Una semana en el motor de un autobúscontó con unos arreglos de cuerda que le hizo alcanzar cotas poco esperables hasta entonces. El momento en el que Los Planetas consiguieron sintetizar en seis minutos todo lo que siempre han hecho. Lo que mejor han hecho, en realidad. Si tienen que pagar, mejor que empiecen ya. Una canción que muchos habremos cantado a gritos en infinidad de ocasiones, aprovechando lo a gusto que se está a solo a veces. Lo dulce que sabe la derrota, por mucho que alguna vez no estuviese mal que fueses tú quien gana al final, aunque sea por cambiar, que no sea siempre igual. Una maravilla de canción, de las que estremecen todavía quince años después.

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