Sonidos de América Latina - VOL 3 - BABASONICOS "Jessico" (2001)
No les mentí cuando en la introducción a esta colección de 84 discos de América Latina les dije que casi todos los países tendrían representación.
Y es que entiendo que duden de mis palabras cuando tras tres entregas, solo he hablado de bandas argentinas.
No fui consciente cuando ordené los discos que quería hablar, pero es obvio que el rock argentino a parte de ser el que más repercusión ha tenido fuera de Latinoamerica, en mis oídos es el que mejor ha entrado.
Tras el clásico Calamaro y los geniales Fabulosos Cadillacs....hoy sacamos a relucir a una banda que es conocida en España pero sin llegar a los otros dos mencionados.
BABASONICOS son imprescindibles en la evolución del rock latinoamericano.
Lo primero de todo, es superar la voz de Adrián Dargelos, porque habrá gente que no le guste mucho, pero si le das tiempo, te atrapa.
Y lo segundo, es que ha sido la banda que ha querido dar un paso más añadiendo bases electrónicas a sus temas, abriendo la puerta a nuevas sonoridades del rock argentino y latino.
En cada disco, estos chicos de culo inquieto no se han parado en un estilo, pero sin duda el disco que cambió todo fue este JESSICO que aquí os traigo.
Os dejo con el listado de temas con ese gran hit/himno que es "Los Calientes", y luego un par de reportajes sobre este disco que merecen mucho la pena.
Pistas
1 | Los Calientes | |
2 | Fizz | |
3 | Deléctrico | |
4 | Soy Rock | |
5 | Pendejo | |
6 | El Loco | |
7 | La Fox | |
8 | Tóxica | |
9 | Yoli | |
10 | Rubí | |
11 | Camarín | |
12 | Atomicum | |
Bonus Videos | ||
AVI1 | Rubí (Versión Él) | |
AVI2 | Rubí (Versión Ella) | |
AVI3 | Los Calientes | |
AVI4 | Fizz | |
AVI5 | Deléctrico | |
AVI6 | El Loco |
Extraído de indiehoy.com
Un 25 de julio de 2001, Babasónicos sacudía el nuevo siglo con Jessico, su disco bisagra. Un álbum que resume la esencia musical que tomaría de ahí en más la banda de Adrián Dárgelos y que tiempo más tarde la colocaría en un lugar prestigioso del rock nacional.
Al citar el año 2001, instantáneamente una serie de imágenes emergen como figuras repetidas en la memoria colectiva de quienes fuimos testigos de una de las mayores crisis de la historia argentina. Un proceso de vaciamiento que comenzó con las políticas neoliberales impuestas por el gobierno de la década anterior y que condujo al endeudamiento externo, recesión, recortes sociales y el famoso “corralito”. El desenlace, ya lo conocemos: huelga general, cacerolazos, saqueos y el derrocamiento del entonces presidente de la Nación. ¿Quién diría que a mediados de ese año inestable y nefasto, una banda de rock que hasta entonces no había alcanzado la popularidad, lanzaría un disco que marcaría un antes y un después en su carrera y se convertiría en el estandarte de una nueva generación?
Durante los primeros pasos del tercer milenio, la escena del rock nacional se presentaba en un periodo negativo, de estancamiento, limitado a las pocas bandas del denominado “rock chabón” que habían sobrevivido y que, junto con los clásicos como Charly García, eran las únicas que llenaban estadios. En los ’90, había surgido una oleada de bandas con un sonido alternativo que los periodistas y críticos denominaron como Nuevo Rock Argentino. Entre ellos se destacaban Los Brujos, Peligrosos Gorriones y por supuesto Babasónicos. La banda de los hermanos Rodríguez se caracterizaba por sus letras conceptuales, el uso de imágenes abstractas, estados atmosféricos, psicodélicos. Con Babasónica (1997) el grupo había mostraba su faceta más oscura, una música más pesada para la época, con letras que desencadenaban distintos cuestionamientos morales. En 1999, despiden el siglo XX con Miami, un conjunto de canciones que retrataban y criticaban el cambio cultural y social que la política menemista había dejado: la cultura de “El shopping“. Pero el inicio de los 2000, las nuevas tecnologías y formas de comunicación, requerían un poco de aire fresco. Para ese entonces, el grupo liderado por Adrián Dárgelos decidió cortar su vínculo con la discográfica Sony y asociarse al reciente sello independiente Pop Art. En este marco de cambios, de modernidad, de un país en vísperas del derrumbe, es que nace Jessico.
A simple vista, podemos decir que lo más notorio de Jessico es el cambio radical del sonido. No es solo pop, es “pop sónico”. Con su sexto álbum la banda acababa de definir lo que de ahí en más sería su propia receta. Aquí, lo melódico se mezcla con lo bailable y la mayoría de las letras apuntan a personajes o historias fácilmente identificables. La superficialidad es la temática clave: “Fiesta de farsantes de la espuma social”, se escucha en “Fizz“, una de las canciones del disco que exhibe el caretaje típico de la clase alta y la televisión. Por otro lado, “Camarín“, que señala el resentimiento de un crítico de rock que ve al músico como un sujeto buscando la popularidad, las mujeres, el “reviente” mítico asociado al rockstar.
“El Loco” fue el primer corte de Jessico y tanto su videoclip como la canción lograron gran aceptación por parte del público. Su sonido es lento, con influencias de la música japonesa (fue grabada con un shamisen, intrumento de cuerdas tradicional de Oriente) y la letra cumple cierta función mística, filosófica, que la vuelve una rareza destacable sobre el resto.
“Los Calientes” y “Deléctrico” fueron otros de los cortes de difusión del disco cuyos estribillos resultan de los más pegadizos de la discografía babasónica. El primero fue elegido como el encargado de abrir Jessico y al poco tiempo se convirtió en un clásico de las fantasías adolescentes de sábado por la noche. En el caso del pop-tecno “Deléctrico“, se trata de la letra más corta hecha para una canción del grupo y su historia es bastante conocida: el popular “Va a venir, no va a venir” hace referencia al ex bajista fallecido Gabo Manelli, cuando lo esperaban para que ayudara con la parte eléctrica del estudio de grabación que estaban construyendo en Tortuguitas y éste nunca llegaba.
El costado crítico del álbum dice presente en “Soy Rock“. Con una potencia que poco tiene que ver con el pop, Dárgelos se vale del género gramatical femenino para dejar bien en claro de qué lado de la escena musical estaba: “Soy muy puta y no trabajo para vos” lo dice todo. La idea era separarse de ese “organismo feudal”, donde el rock es difundido y financiando a costa de propaganda política para el Estado.
Jessico fue elegido por distintas revistas especializadas del país y Latinoamérica como disco del año y ha encabezado la lista de la Rolling Stone como disco de la década del rock nacional. En su décimo aniversario, Babasónicos lanzó la reedición del álbum acompañado de un lado B, titulado Carolo, con las canciones grabadas en 2001 que habían quedado afuera. Como si fuera poco, en 2013 se estrenó el documental Una historia de rock en tiempos convulsos, dirigido por Alejandro Arias, que narra desde la voz de los integrantes de la banda, músicos amigos y periodistas, lo que significó el lanzamiento de Jessico.
Hoy en día, se lo considera un material de escucha obligatoria no solo para quien quiera comprender la posición que logró ocupar el grupo en la escena argentina sino para asimilar la evolución del colectivo del rock en español.
Sin lugar a dudas, el éxito del disco no hubiese sido tal sin el contexto en el que se desarrolló: La falta de innovación de una movida que había optado por quedarse en la zona de confort antes de afrontar riesgos dentro de un aparato, por lo menos, endeble. Babasónicos tomó el timón y Jessico se transformó en el idioma que hablaría una generación. El comienzo y la síntesis de un todo.
"Los Calientes"
Gran artículo este de revistaspazz.com
Jessico
Babasónicos
"Es un disco que siempre está seduciendo" | ||
- Dárgelos | ||
"Todas las canciones del disco forman un paisaje en el que los márgenes son muy elásticos y todos los excesos caben. Eso es Jessico, esa criatura, ese nombre propio que no identifica nada más que a un ser imaginario, o a un lugar. Jessico es como un espacio en el que está permitido ir hacia cualquier lado." | ||
- Dárgelos | ||
El fenómeno es extraño, porque el año anterior a Jessico, la banda se había convertido en el paradigma de lo independiente: sacar cuatro discos por un sello propio. Discos sin ninguna difusión. Argentina para peor, estaba en una de las crisis más grandes que ha sufrido el capitalismo mundial. La banda no tiene nada, ya que con Miami se había terminado su contrato con la Sony (que duró 5 discos!), los noventa se habían acabado, el esplendor contra-cultural que ocurrió en Latinoamérica con el rock, ahora tenía un relevo cómico, reflejados en fenómenos pop latinos como Juanes, Shakira, Diego Torres o Jennifer López. El rock de los noventa latinoamericano, que tan buenas bandas dio, moría y el MTV latino pasaba a ser un canal estrictamente pop. Entonces habían dos opciones: seguir como una banda que se auto-edita, como muchas que hay por ahí, y convertirse en underground, pero la otra opción era, la de firmar por un sello cualquiera y empezar de nuevo, como una banda nueva. Hicieron lo segundo. Firmaron por pop-art un sello independiente bastante reciente que más que editar discos se dedicaba a armar shows, con el cual emprendieron este nuevo camino.
Este material, no sé si a propósito o no, corta con el pasado de la banda. Aparte de cortar cualquier hilo que pudiera tener con algún público, fans de la banda. La cosa es que para Babasónicos seguir siendo fieles (no sé a qué, pero a veces las bandas de rock piensan que deben ser fieles a algo) significaba quedarse estancados en lo mismo y pasar a ser una banda revival de los años 90, eso era volverse underground o sino en una imitación burda a sí mismos. La idea fue totalmente lo contrario: hagamos como si fuéramos nuevos sin ningún público determinado; creo realmente que pocas bandas se han atrevido a algo así, tan suicida, porque perfectamente podía no resultar. Sin pensarlo o quizás con pensarlo, eso no lo vamos a saber nunca, Jessico contó con un formato mucho más convencional comparado a los exuberantes cinco discos anteriores (sobre todo pensando en Miami). Si bien el disco era muy variado, tenían estas doce canciones algo en común, que lo hace ser mucho más homogéneo. El álbum en definitiva marca una ruptura total con la estampa experimental y alternativa de la banda en la década anterior. Es como una bienvenida a la década, que ofrecía escenarios totalmente distintos. Babasónicos con Jessico emerge como si fuera una banda nueva, y al igual que hace diez años atrás, rompe con todo lo que está sonando.
El Loco y Tóxica son las baladas sicodélicas de Jessico, que recuerdan a cierto sonido ya experimentado en Miami y Babasónica, esa especie de folk rock a la Tyrannosaurus Rex, pero acá en un formato mucho más pop. Tóxica es bellísima, pasajes instrumentales notables, y la voz fumada de Mariano Roger, hablando de esa musa drogona que le ha quitado al sueño siempre. El Loco fue single, el primer tema que se dio a conocer del nuevo material, me parece que generó bastantes suspicacias, porque de partida el video ya no era tan provocador – en apariencia – a lo que hacían antes, y la banda sonaba más reposada. Aún así, la canción se convirtió en clásico absoluto, en una de las performances líricas de Dargelos más notables. Y bueno, hay bastante psicodelia en el álbum, eso en Babasónicos no se acaba nunca, pero aparte se dice que es el disco más bailable de Babasónicos, ellos mismo lo dijeron, que era su The Game, y el paralelo tiene total concordancia. Los Calientes abre el disco como para entrar a la discoteca babasónica, la letra es simple y banal, pero la prosa de Dargelos convierte las relaciones precoces y adolescentes en una cuestión estrictamente barroca. También fue uno de los singles, y hasta donde tengo entendido fue el primer hit de la banda en diez años. Sonando en todos lados, en lugares que ellos jamás pensaron en sonar. Deléctrico fue otro de los hits del disco, otra bailable, y un tema que es puro sin sentido, aunque al final tiene su mensaje con sentido, el tema es funk-electro, una cosa extraña que sólo Babasónicos podía llegar a tocar. Otra que fue single y fue popular a raíz de su video, provocativo, en donde salía un chico masturbándose, fue Rubí. Se minimizó un tanto la canción, pero era la primera canción expresamente no-rock que hacían. Un bolero, con mucha influencia de la canción latinoamericana, que en el siguiente disco se haría mucho más manifiesta.
Y bueno el disco por la portada, que no diría nada, y su nombre propio vacío (Jessico), tiene una atmósfera que se percibe en gran parte del disco, el homenaje a Roberto Bolaño como dijo Dargelos alguna vez, el desierto mexicano está ahí presente, en Yoli y en Pendejo manifiestamente. El desierto en donde pasa todo pero en silencio, aunque Yoli es una canción que parece de las antiguas, sobre todo por tener una letra mucho más elaborada. Finalmente, decir algo sobre Camarín, un tema que es un clásico oculto, pero que significó muchas cosas, por sobre todo lo de “tan freak y tan popular”, que ellos mismos se volvieron en ese año 2001. Una canción que habla de excesos, de la vida del rock star, como si con esta canción hubiesen predecido todo lo que les venía. Destaco de esta canción la melodía y ese coro antémico, brillante: “soñé ser critico de rock”.
Jessico en definitiva es un gran disco, uno de los puntos altos de la discografía de la banda, no sé si es su mejor disco, pero me atrevería a decir que es el más importante, sobre todo porque cambió muchas cosas externas a la misma banda. Marcó, yo creo, a una generación, sobre todo en Argentina, que tendrá en Babasónicos a su banda fetiche, pero de eso seguiremos hablando, sobre todo en los dos discos que siguen. Lo que sí, es que en Jessico aparece otra banda.
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