Coleccionando vinilos - 228 - JOSEPHINE BAKER "Josephine a Bobino" (1975)


Si no sabían mucho de Josephine Baker, (es decir, como yo) con esta entrada llena de artículos de gran calidad y documentados van a poder presentarse a un concurso de expertos de esta artista global, que seguro quedarían en buen puesto.
Americana de origen, fue acogida en París y desarrolló una carrera de enorme éxito y como bien dice el gran Julian Ruiz en uno de los copia-pega acompañados, fue la primera estrella pop cuando aún no se sabia lo que era el pop.

El jazz, el charleston (dicen que fue la que trajo el charleston de EEUU a Francia), el cabaret fueron territorios en los que se movía con soltura y exprimía al máximo su imagen sexy y desinhibida.

Copio aqui un extracto del reportaje de Julian Ruiz que os dejo a continuación. Leyendo este extracto no puedo estar más contento de tener este doble vinilo, grabado en 1975, y muy dificil de encontrar.

La tragedia acosa a Josephine. En 1964 pierde su castillo donde vivía con la "'Rainbow Tribe'. Está arruinada, se queda en la puñetera calle. Es su amiga Grace de Mónaco quien acude al rescate y le deja alojarse gratis en su apartamento de Roquebrune, cerca de Mónaco.

Incluso 10 años después, en pleno 'revival' de la gran Josephine Baker , la princesa Grace, su marido Raniero y Jackie Onassis le tuvieron que pagar su último espectáculo, la verdadera cortina final para celebrar sus 50 años en el 'show-bussiness'. Tenía 68 años y aún podía bailar a su estilo de 'mono mareado' y cantaba mejor que nunca. El 8 de abril de 1975 , cuando se produce la 'premiere', en el teatro Bobino, entre las butacas están admirándola Sophia Loren, Mick Jagger, Shirley Bassey, Diana Ross y Liza Minelli.

No pudo dar el quinto concierto. En la noche del cuarto, Josephine murió tranquilamente en su cama, víctima de una hemorragia cerebral. El disco de 'Josephine a Bobino, 1975' existe, pero es muy difícil de encontrar. Sólo apareció en vinilo. Pero lo más increíble de esta historia musical de la primera estrella del pop es que una de la últimas canciones que cantara en su cuarta aparición del Bovino fuera una versión increíble del tema de Bob Dylan 'The times they are a'changing'. Ella, siempre moderna y progresista, lo sabía bien.



Sello:
Disques Festival ‎– ALBUM 115 S
Formato:
2 × Vinyl, LP, Gatefold sleeve
País:
Publicado:
Género:
Estilo:

Lista de TítulosOcultar Créditos

A1Arrivée De Joséphine : Monte Carlo "Extrait De Gipsy"
Written-By – J. Stein*, St. Sondheim*
3:33
A2Me Revoilà Paris
Written-By – D. Revel*
2:05
A3La Couleur Des Yeux
Written-By – F. Botton*
2:20
A4Monte Carlo
Written-By – A. Barelli*, H. AstricH. Contet*
2:00
A5La Louisiane : Sonny Boy
Written-By – Johnson*
2:58
A6Ballet New York
Written-By – D. Revel*
1:55
Une Rue A New York8:54
B1When You're Smiling
Written-By – J. Goodwin*, Larry ShayM. Fisher*
B2I'm Just Wild About Harry
Written-By – E. Blake*, A. Von Tilzer*, Noble Sissle
B3Lady G.
Written-By – D.R.*
B3Stormy Weather
Written-By – Arlen*
B4La Biguine
Written-By – Cole Porter
B5California
Written-By – D.R.*
B6Tea For Two
Written-By – Caesar*, Youmans*
B7Honeysuckle Rose
Written-By – Razaf*, Waller*
B8Old Man River "Extrait De Show-boat"
Written-By – Kern*
B9The Man I Love
Written-By – Gershwin*
B10Bill "Extrait De Show-boat"
Written-By – Kern*
B11Show Business
Written-By – I. Berlin*
B121925- La Revue Nègre Au Théatre Des Champs-Elysées
Written-By – De Sylva*
1:30
Escalier Folies Bergères1:15
B13Paris Reine Du Monde
Written-By – J. Padilla*
B14Fascination
Written-By – F.D. Marchetti*, M. De Feraudy*
Les Débuts De Joséphine Aux Folies Bergères5:15
B15J'Ai Deux Amours
Written-By – Koger*, H. Varna*, V. Scotto*
B16Dites-Moi Joséphine
Written-By – Varna*, Lelièvre*, M. Cab*, Zerkovitz*
B17Voulez-Vous De La Canne
Written-By – Paddy*, H. Varna*, Lelièvre*
B18La Petite Tonkinoise
Written-By – Lekain*, Christiné*, PolainScotto*
B19Paris Mes Amours
Written-By – A. Hornez*, B. Coquatrix*
Joséphine Chante La France4:35
C1Je Me Souviens D'Un Coin De Rue
Written-By – C. Trenet*
C2La Vie En Rose
Written-By – E. Piaf*, Louiguy
C3Parlez-Moi D'Amour
Written-By – J. Lenoir*
C4La Seine
Written-By – G. Lafarge*
C5C'Est Si Bon
Written-By – H. Betti*
C6Sourire A La Vie
Written-By – P. Spiers*
C7Israel : My Yiddische Momme
Written-By – J. Yellen*, L. Pollack*
2:20
La Course Autour Du Monde : La Russie
C8Ballet Russe
Written-By – F. Lopez*
2:20
C9Donnez-Moi La Main
Written-By – A. Hornez*, M. Monnot*
4:50
Broadway-USA
C10Les Majorettes "Extrait De Hello Dolly"
Written-By – J. Hermann*
2:10
C11New York - Broadway- Chicago
Written-By – F. Botton*
1:42
L'Amérique Du Sud : Le Carnaval A Rio
D1Capitao Da Mata
Written-By – Gade*, Almeda*, Carvalho*
2:50
D2Baia
Written-By – Aribarroso*
2:15
D3Bayana Te
Written-By – D.R.*
1:45
D4Si Me Faltas Tu
Written-By – Manzanero*
2:13
D5Oh Le Le, Oh La La
Written-By – Zuzuca
1:55
D6Vivre
Written-By – Bécaud*, Delanoë*
2:05
Final : Le Music-Hall
D7Paris-Paname
Written-By – D. Ringold*, F. Lopez*
5:47


GRAN REPORTAJE SACADO DE ELMUNDO.ES/CULTURA

Josephine de mi vida

  • Guasona, desinhibida, intuitiva, sexy, generosa, feminista, dotada de una voz inconfundible... Josephine Baker fue la primera estrella del pop de la historia aún cuando nadie sabía lo que era el pop


Scott Fritzgerald fue quien definió los años 20 del siglo XX como el 'jazz age'. Por primera vez, la contribución de los afroamericanos a la cultura universal marcaba una época. Y de esa 'jazz age', emerge poderosa la gran Josephine Baker, la estrella más rutilante de los años 20, como una metáfora, una experiencia existencial de los afroamericanos en París, una de las ciudades vitales de la edad del jazz. Las otros dos eran Nueva Orleans y Washington.

Mi pasión en las últimas semanas ha sido la de escarbar, investigar hasta las primeras grabaciones, la carrera musical de Josephine Baker. Culpa de mi buen Luis Alemany que me lo sugirió como investigación de gran catadura.

La Baker, para sus celosos oponentes, "bailaba como un mono". La envidia se engendró desde sus primeros tiempos en Harlem, a comienzos de los años 20. En cambio, para sus grandes admiradores, por ejemplo Pablo Picasso, era la gran Nefertiti negra del jazz. Josephine no tardó tiempo en desarmar a sus detractores con su carismática personalidad, su talento, su simplicidad, su absoluta libertad para la expresión corporal y espiritual. Era algo más que un alma libre.

Josephine Baker asombró literalmente con su danza mitad comedia, mitad feminismo, con su torso desnudo y su faldita de 16 bananas en octubre del año 1925, cuando se presentó como estrella en 'La revue negree', en el Music Hall los Campos Elíseos. Ese fue el gran despegue en su carrera, en su modernidad, en su atrevimiento.

El gran Charleston

Pero por encima de todo, Josephine tuvo la habilidad esencial de introducir el charleston en París. La música y danza revolucionaria de los negros de Charleston, en Carolina del Sur, que uno prefiere recordar como 'hit-hat'. Josephine conocía aquella obra maestra del género, el musical 'Running wild', que vio en el año 1924 en Nueva York. Aplicó la técnica del baile y el canto con una inteligencia supina. No sólo se movía y bailaba con un estilo extraño, cómico y único: es que también sabía cantar. Superaba con facilidad a las grandes estrellas que la desafiaban como Valaida Snow y Elizabeth Welch. Era el 'jazz age' en estado puro.

Hay un numero musical de la Baker en el filme de Joe Francys 'La revue desde revise' (La revistas de las revistas"), del año 1927 que vi el otro día. Ahí está toda su magia burlesca en el escenario con un grupo de jazz. Y eso, en una película muda.

Probablemente, la banda que vi junto a Josephine en la película era Le Jacobs Jazz, cuyo líder era un trompetista belga, de Lieja, llamado Leon Jacobs, que había trabajado en la banda del Moulin Rouge. Juntos, asaltaron el primer cabaret-jazz de París, en la calle Fontaine.

Grabar música en los años veinte todavía era un ejercicio harto complicado. Pero ella se las apañó para conquistar también, en una de sus venturosas giras por Berlín, a Max Straus, uno de los dueños del más poderoso sello discográfico de la época, Odeón, Su central estaba en la capital alemana, la ciudad que también acababa de conquistar Josephine, la ciudad que la cantante prefería por encima de cualquier otra, incluso antes que París. Porque allí no eran tan finos y no se reían de ella cuando se comía las "gambas con cáscara y todo", como proclamaba ingenuamente.

Para los amantes de los vinilos de anticuario, es importante revelar cuál fue el primer disco que grabó Josephine Baker. Lo registró en la delegación de Odeon en Paris, muy cerca de los Campos Elíseos. La sesiones se desarrollaron en octubre del año 1926. La banda que la acompañaba era la Jazz Oliver and His Boys des Folies- Bergere. Estamos casi seguros de que su bautismo discográfico, el primer tema que grabó fue 'Who', de Jerome Kern. Así figura con el numero Odeón, Ki 920.

¿Quién? La primera grabación

'Who?' había sido la canción de moda, gracias al musical 'Sunny', de Jerome Kern. Con los años se convirtió en una de las canciones fijas en el repertorio del gran director de orquesta y clarinetista Benny Goodman.

El primer 'hit' de Josephine suena a Charleston, con un banjo que 'pone el lecho'. Pero la voz se ocupa de la magia. La grabación nos ha llegado con un sonido muy precario, pero se trata de un documento revelador del 'jazz age' y de la historia del pop. Para mí, la Baker es una de las primeras estrellas de la historia del pop. Por magia, talento, atrevimiento e imagen.

Quizá otra de las canciones estelares de esta primera sesión fue su versión de 'Dinah', que había sido un gran éxito de Eddie Cantor en el año 1923. Eddie Cantor ejerció de Sinatra de la época y ha pasado a la historia del pop por negarse a interpretar el papel de cantante en la primera película sonora, 'The jazz singer'. El éxito y la memoria de la historia fueron para Al Jolson.

De aquellos primeros tintineos , hay que quedarse de como afinaba todas las notas, incluso en falsete, cuando todo se grababa a una sóla toma. Mi favorita de aquella primera sesión de grabación el otoño de 1926 fue su versión de 'That certain feeling', el tema de George e Ira Gershwin, que había cantado maravillosamente Queenie Smith en el musical 'Tip toes', en Broadway, antes de que la Baker llegara a París. Por supuesto, Josephine conocía perfectamente la versión. Con el tiempo, se convirtió en uno de los clásicos de Ella Fritzgerald -mi cantante favorita de todos los tiempos-, que la cantó por primera vez en 1959. 22 años más tarde que la Baker.

Nadie la ha cantado con el estilo de Josephine Baker. Tenía un extraño tiempo para medir las canciones. Y su voz no sonaba como una voz negra. Era algo más sofisticado que todo eso. A pesar del sonido infame y del soplo que delata el desgaste de las agujas de aquellos días, esos temas son para mí el comienzo de la historia de la primera estrella del pop en el mundo. Indiscutiblemente.

El sello de los Beatles

La segunda sesión en los estudios de grabación ya no fue en Odeon. Baker había logrado un contrato. ¿Con quién? Asómbrense: con el sello Parlophone de Londres, que ya existía en aquellos tiempos El mismo, el mismísimo sello de los Beatles que conquistarían el éxito más de 35 años después. Para apoyarse, en lugar de una guitarra, Josephine se acompañaba de un ukelele que tocaba bastante bien. Sólo una canción ha sobrevivido en condiciones a esa segunda sesión. Hay una tercera sesión de la que sólo se ha salvado 'Skeedle um' y otros temas insignificantes del estilo vodevil.

Una vez inagurado el 'Chez Josephine', con la banda del belga Leon Jacobs, Baker empezó a grabar bastantes canciones. Una vez más, en el sello de Berlín, Odeon. Me quedo de aquellos días de 1927, con sus magnífica versión de 'Always', de Irving Berlin, escrita para los Hermanos Marx, que la querían incluir en su musical de Broadway 'The coconuts'. No fue posible: Irving Berlin se negó en rotundo a ceder el tema porque los Marx convertían su composición en una broma. Como una despótica identificación del sentido del humor de los hermanos.

Las grabaciones decisivas y supremas llegaron en el año 1930, en el mes de septiembre. Todas ellas las dirigió Edmond Mahieux y su grupo, Le Jazz Mélodie, del Casino de París. En esas sesiones se grabó el mayor éxito de toda la carrera musical de Josephine Baker. Por supuesto, la perla de las perlas es 'J'ai deux amours'. El éxito cuando la cantante por fin se atrevió a grabar en francés, en un excelente francés.

La música era de Vincent Scotto, uno de los héroes de la primitiva canción francesa, marsellés y posible amante de la Baker. Vincent canta con ella en la versión original. Josephine se atrevió a cambiar la letra y entonaba "mi país es París". Es muy posible que 'J'ai deux amours' se convirtiera en la canción fetiche de Josephine , porque la cantaba en el Casino de París durante el tiempo de la gran Exposición Colonial francesa, una megalómana celebración de los discutibles éxitos del imperio colonial francés. Curiosamente, Scotto la había escrito bastantes años antes para una cantante de variedades llamada Polin. Tenía una historia sórdida. Formaba parte de un número llamado 'Ounawa', en la obra 'Paris qui remue'.

Josephine aparecía en una especie de selva tropical , acompañada por su leopardo, Chiquita, que había comprado poco antes, en su carrera por convertir su casa en un pequeño zoológico. La canción cuenta la historia de una joven africana enamorada de un colono francés. El la invita a que se escapen a París. Su tribu no permite esa deserción. Josephine se queda dividida en 'J'ai deux amours" . Es decir, su identidad nacional y racial y, al otro lado, el amor, el romance, el sexo y el gran París frenético que vívía la propia Josephine. En esa historia está, de alguna manera, contenida la vida de Josephine que, cuando viajaba a Estados Unidos, decía que su "única patria y amor es París". También decía ser una "negra francesa".

Número uno en las listas

En aquel tiempo, Josephine era la cantante más famosa del mundo, inspiración, incluso, para los compositores que le escriben canciones como 'Dis-moi Josephine'. Josephine Baker ya grababa para un sello discográfico americano, el famoso sello Columbia, que pasaría a ser CBS y que hoy está en manos de Sony.

La más notable grabación para Josephine llega en enero del año 1933, cuando canta fantásticamente 'Si j'étais blanche' (si fuera blanca), una genial extravagancia con el color de su piel, grabada con Jacques Metethen y su orquesta. Ese mismo año, en febrero, registra con la famosa orquesta Lecuona Cuban Boys, que está de gira en París, una versión muy latina de 'Madiana'.

Josephine Baker besa la ópera de alguna manera con una revisión de la obra de Jacques Offenbach 'La créole'. Estrenada a finales de 1924, Josephine se preparó extraordinariamente. Llegó a tomó clases de canto y su técnica alcanzó una enorme pericia. Seguía saltando tabú sobre tabú. Hasta podía cantar óperas.

En septiembre graba su experiencia más dramática con el grupo Comedían Harmonists, cuyos miembros eran judíos y acababan de ser prohibidos por la Alemania de Hitler. Probablemente, los tres músicos eran sefarditas y eso le da encanto al hecho de que Josephine cantara en español 'Espabílate', que aparecía en la película 'La Virgen Morena' del año 1935, un drama mexicano en el que aparece Luis Alcoriza.

Y por entonces, Josephine Baker se vuelve hacia el negro latino, hacia los esclavos del Caribe. Llegaron los peores años de Josephine, marcados por sus actuaciones en los Estados Unidos acompañada de Pepito, su marido, el falso conde siciliano que la cuida a su manera y que la explotaba, también a su manera.

Pero este es un desarrollo musical más que biográfico, aunque la vida siempre descarrila en la música. En cualquier caso, me quedo con una versión formidable que hizo de 'Nuit d'Algier', con la John Ellsworth Orchestra .

La última gran etapa como cantante éxito llegó en el otoño del año 1937 cuando Cole Porter, el mago, el mejor compositor del siglo XX, se enamora, él también, de su voz. Con la Wal-Berg Orquesta canta majestuosamente 'Vous faites partie de moi', es decir, 'I've got you under my skin'. Hace dos versiones. La segunda la llama 'C'est si facile de vou aimer', bastante más solemne, más jazzística. Excelente y romántica. Era ya una gran cantante. Siempre viajaba hacia un pequeño paraíso musical. Resguardada en los 'tempos' de sus canciones en las síncopados ritmos del jazz y la extraña libertad de sus versiones, incluso con su caprichoso cambio de notas en algunos acordes.

Un mensaje para ti

Recomiendo como absoluta garantía para conocer a esta primera estrella del 'jazz age', la primera perla del pop, un disco titulado 'Josephine Baker. Un message pour toi. Original Paris recordings 1926- 1937'. Es como encontrarse con el génesis de un mundo musical maravilloso, el de la 'negro dance', como el idioma de un nuevo narcótico. A pesar de la triste calidad de las grabaciones.

La irrupción cruel de la Segunda Guerra Mundial nos privó de más grabaciones de Josephine Baker, que se alineó rápidamente con la Resistencia. La primera referencia discográfica relevante después de la Guerra no apareció hasta el año 1957, en un sello llamado Pacific, con su sentido 'Revoir Paris'. En la portada aparece como la perfecta Nefertiti negra.

Dos años más tarde, con el éxito de la revista 'Paris mes amours', graba en directo en el Olimpia de Paris, incluyendo su inicial versión de 'Don't you touch my tomates'. Ese mismo año, ahora con la RCA publica su álbum 'Marchande de bonheur', con su último y más querido marido, el director de orquesta Jo Bouillon, que aparece en la portada con los 12 hijos adoptados por Josephine. Juntos formaban la famosa 'Rainbow Tribe', con niños de todos los continentes.

Su última gran obra es el álbum 'Josephine Baker chante l'amour', con la orquesta Jo Duval para el sello Guide du jazz., a comienzos de los años 60. Al final, las canciones que más le gustan son las de Cole Porter . Excelentes sus versiones en esta obra de 'Night and day' y 'Begin the Beguine', cuya letra es casi es el impacto de su vida.

La tragedia acosa a Josephine. En 1964 pierde su castillo donde vivía con la "'Rainbow Tribe'. Está arruinada, se queda en la puñetera calle. Es su amiga Grace de Mónaco quien acude al rescate y le deja alojarse gratis en su apartamento de Roquebrune, cerca de Mónaco.

Incluso 10 años después, en pleno 'revival' de la gran Josephine Baker , la princesa Grace, su marido Raniero y Jackie Onassis le tuvieron que pagar su último espectáculo, la verdadera cortina final para celebrar sus 50 años en el 'show-bussiness'. Tenía 68 años y aún podía bailar a su estilo de 'mono mareado' y cantaba mejor que nunca. El 8 de abril de 1975 , cuando se produce la 'premiere', en el teatro Bobino, entre las butacas están admirándola Sophia Loren, Mick Jagger, Shirley Bassey, Diana Ross y Liza Minelli.

No pudo dar el quinto concierto. En la noche del cuarto, Josephine murió tranquilamente en su cama, víctima de una hemorragia cerebral. El disco de 'Josephine a Bobino, 1975' existe, pero es muy difícil de encontrar. Sólo apareció en vinilo. Pero lo más increíble de esta historia musical de la primera estrella del pop es que una de la últimas canciones que cantara en su cuarta aparición del Bovino fuera una versión increíble del tema de Bob Dylan 'The times they are a'changing'. Ella, siempre moderna y progresista, lo sabía bien.

Josephine escribió un pequeño poema en prosa , este es un extracto:

Decían que era fea / que bailaba como un mono / Pero sigo bailando. / Amo el jazz / Tengo una religión / Adoro a los niños / Ayudo a los pobres / Amo los animales / son los más sinceros / Gano mucho dinero / pero no amo el dinero.



 

Josephine Baker Bobino 1975 colour



Joséphine Baker "J'ai deux amours" (live officiel)





Y PARA TERMINAR OTRO GRAN REPORTAJE, EL QUE HEMOS PODIDO RESCATAR UNA WEB TAN POCO MUSICAL COMO HISTORIA.NATIONALGEOGRAPHIC.COM.ES





UNA ARTISTA CONTRA EL RACISMO

josephine baker, la "diosa de ébano"

Mientras que en su país natal, Estados Unidos, era despreciada por el color de su piel, en París Josephine Baker puso al público a sus pies. Allí se convirtió en una bailarina inimitable, de fama internacional, pero también actuó como agente de la Resistencia, y acabó convertida en un auténtico icono político y en una superestrella.

















Mientras que en su país natal, Estados Unidos, era despreciada por el color de su piel, en París Josephine Baker puso al público a sus pies. Allí se convirtió en una bailarina inimitable, de fama internacional, pero también actuó como agente de la Resistencia, y acabó convertida en un auténtico icono político y en una superestrella.

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Josephine Baker baila en su espectáculo parisino de la Revue Negre en 1925. Cordon Press

naNacida en San Luis (Misuri) el 3 de junio de 1906, a Josephine le tocaron vivir tiempos duros y brutales durante su infancia, en una época especialmente complicada para los afroamericanos. A los once años presenció la masacre de San Luis, en la que durante dos días de julio de 1917, centenares de negros fueron asesinados, sus casas incendiadas y más de 6.000 fueron expulsados de la ciudad. Josephine y su madre se libraron, pero no así muchos de sus amigos que murieron ante sus ojos. Su infancia estuvo marcada por el maltrato, los abusos y las malas condiciones de vida que le ofrecían los dueños de la casa donde su madre trabajaba: la obligaban a dormir en una caja de madera en en un sótano (en compañía de un perro de tres patas).

Su infancia estuvo marcada por el maltrato, los abusos y las malas condiciones de vida que le ofrecían los dueños de la casa donde su madre trabajaba: la obligaban a dormir en una caja de madera en en un sótano.

A los trece años, Josephine trabajaba como camarera en el Old Chauffeur's Club, donde conoció al músico Willie Wells con quien se casó ese mismo año. La relación apenas duró unos meses y Josephine no tardó en divorciarse. Si algo tenía claro la joven Josephine es que lo único que la podía sacar de la pobreza era su don para la danza, y cuando le dieron la oportunidad de bailar ante el público, nunca más volvió a bajar del escenario. A los catorce años se ganaba la vida bailando en la calle hasta que se unió a un trío de artistas callejeros y conoció a Willie Baker, un guitarrista de blues, con el que se casó poco después. Su segundo matrimonio tampoco duró mucho. Josephine quería ser una mujer independiente y, desoyendo los consejos de su madre, dejó a su marido, del que solo conservaría el apellido, y se marchó a Broadway. Allí empezó a trabajar en el Plantation Club, donde conoció a Caroline Dudley Reagan, esposa del agregado comercial de la embajada de Estados Unidos en París, Donald J. Reagan. Éste vio un gran potencial en la joven y le propuso ser la protagonista de un espectáculo que quería montar en París, cobrando 250 dólares a la semana.

DE CAMINO AL ESTRELLATO

El nombre de Josephine no pasaría desapercibido en la capital del mundo del espectáculo. Josephine era la estrella absoluta del show La Revue Nègre. Su número estaba, sin embargo, cargado de estereotipos raciales. Josephine bailaba espasmódicamente los ritmos del compositor Sindney Bechet y su cuerpo desnudo, cubierto tan sólo por una escueta falda de bananas hechas de tela, extasió de tal forma a los parisinos que el espectáculo se convirtió en un gran éxito. En plena ebullición del art déco y de la reivindicación del arte africano, el productor incorporó al espectáculo a una impresionante hembra de guepardo a la que llamó Chiquita y que Baker adoptó después. Chiquita y Josephine se hicieron inseparables, y la bailarina vistió a su nueva amiga con un costoso collar de diamantes. Pero el guepardo no fue su único animal de compañía: tenía una cabra llamada Toutoute que vivía en el camerino de su club nocturno, un loro con el que hablaba antes de salir a escena, una boa y un cerdo llamado Albert que vivía en su cocina y al que perfumaba con Je Reviens, el perfume más chic del momento.

En plena ebullición del art déco y de la reivindicación del arte africano, el productor incorporó al espectáculo de Josephine una impresionante hembra de guepardo a la que llamó Chiquita y que Baker adoptó después.

Todos los días, Josephine recibía propuestas de matrimonio de sus decenas de pretendientes. Uno de ellos fue el conde Pepito de Abatino, como se hacía llamar pomposamente Guiseppe Abatino, que en realidad era un albañil siciliano. A Josephine le daba igual su origen y se convirtieron en inseparables. Aunque no podían casarse porque ella aún seguía casada con su segundo marido, él se convirtió en su esposo in pectore. Lo que no significa que le fuese fiel: la bailarina tuvo romances con decenas de hombres y unas cuantas mujeres entre las que se contaba la escritora Colette, a cuya dualidad amorosa Josephine dedicó su canción más famosa: J’ai deux amours (Tengo dos amores), aunque algunos, inocentemente, creyeron que la artista se refería a Estados Unidos, su país natal, y a Francia.

UNA ESTRELLA DESPRECIADA EN SU PAÍS

En 1935, Josephine Baker regresó a Estados Unidos convertida en una estrella y dispuesta a demostrar hasta dónde era capaz de llegar una niña afroamericana y pobre de Misuri. Para su desgracia, las cosas no habían cambiado en su país natal y volvió a sentir el desprecio de sus compatriotas por el mero hecho de tener un color de piel distinto (se veía obligada a entrar en su hotel por la puerta de atrás). De regreso a Francia decidió no volver a Estados Unidos y adoptó la nacionalidad francesa al casarse con el industrial Jean Lion, del que se separaría pasado un año. Su regreso a Francia supuso un nuevo éxito. Janet Flanner, la cronista de The New Yorker en París, describió su nuevo espectáculo de esta manera: "Tiene tantas escaleras como un sueño freudiano, posee coros de bailarines importados de Inglaterra, un ballet ruso completo, palomos amaestrados, un guepardo vivo, montañas rusas, el más bonito decorado veneciano del siglo, hectáreas de hermosos vestidos, los cuatro mejores bailarines de can can en cautividad, un número de suspense en el que Miss Baker es rescatada de un tifón por un gorila y un ballet aéreo de pesadas señoras italianas rebotando sobre alambres".

Para su desgracia, las cosas no habían cambiado en su país natal y volvió a sentir el desprecio de sus compatriotas por el mero hecho de tener un color de piel distinto.

Un año antes de la invasión alemana de Francia, Josephine recibió la visita de un alto cargo de la inteligencia francesa. Conscientes de que su popularidad le permitiría acceder a cualquier lugar, pretendían reclutarla para el servicio de espionaje. Ante al proposición, la respuesta de la artista fue: "Francia es el país que me adoptó sin reservas. Estoy dispuesta a dar mi vida por ella". Convertida en un importante miembro de la Resistencia, sus actuaciones eran la mejor excusa para que pudiese desplazarse por una Europa en guerra y su estatus le permitía acceder a embajadas y a las mansiones de gente adinerada y poderosa. Exhibiendo su proverbial simpatía cantaba y bailaba, y se marchaba con información importante escrita con tinta invisible y oculta en partituras que guardaba en su ropa interior. Nadie la registraba, solo le pedían autógrafos. Viajó por toda Europa y parte de África; en Casablanca colaboró con una red que ayudaba a los judíos a huir a Sudamérica. Baker se ofreció también como voluntaria a la Cruz Roja para trabajar como enfermera y como piloto. Pero su ayuda también fue más mundana: cantó y bailó para las tropas aliadas. En sus actuaciones impulsó la confraternización entre soldados negros y blancos.

Aunque sabía que en Estados Unidos no estaba tan bien considerada como en Europa, Josephine Baker volvió de nuevo a su país a principios de los años cincuenta con la Legión de Honor bajo el brazo. Otra vez en Nueva York se le negó el acceso a nada menos que treinta y seis hoteles por el color de su piel, y lo mismo le sucedió en Las Vegas; a pesar de ello, Josephine estaba empeñada en triunfar en su tierra. Inició una gira en la que impuso una cláusula ineludible: no actuaría en locales segregados fuera cual fuese la cantidad que le ofrecieran. En Miami le ofrecieron 100.000 dólares, que rechazó, y tuvieron que aceptar la presencia de hombres y mujeres afroamericanos entre el público. La gira estadounidense de Baker culminó con un desfile frente a 100.000 personas en Harlem para honrar su título de Mujer del Año otorgado por la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color.

Josephine Baker inició una gira en Estados Unidos en la que impuso una cláusula ineludible: no actuaría en locales segregados sea cual fuese la cantidad que le ofrecieran.

Josephine Baker asistió a la legendaria marcha de Martin Luther King sobre Washington en 1963, el día en que el líder de la lucha por los derechos civiles pronunció su célebre frase: "Yo tengo un sueño". Orgullosa y ataviada con su uniforme militar y sus condecoraciones, fue la única mujer que habló ante los 300.000 asistentes al acto. Un año después sufriría dos infartos y una embolia, que minaron notablemente su salud.

Acosada por sus problemas económicos (tenía deudas por valor de medio millón de dólares), Josephine Baker fue desalojada del castillo en el que vivía junto a sus doce hijos adoptados, y acabó compartiendo una habitación del castillo mientras se veía obligada a vender todas sus posesiones. Así, desalojada por la fuerza, la diva permaneció siete horas sentada a la puerta de la que fue su residencia, sola y bajo la lluvia. Esta imagen conmocionó a Francia, que veía a su gran estrella literalmente en la calle. Pero una mujer le ofreció su ayuda: Grace Kelly. Convertida ya en la princesa Gracia de Mónaco, la exactriz le consiguió una casa de cuatro habitaciones en el Principado y junto a su marido, el príncipe Rainiero, la ayudó a relanzar su carrera. Con su nuevo espectáculo, Bobino, Josephine volvía de nuevo al centro de París. Las críticas fueron unánimes: seguía siendo inmensa y seguía siendo una diva. Cuatro días después del estreno, el 12 de abril de 1975, la encontraron muerta en su cama rodeada por recortes de periódico con sus críticas. Había sufrido una embolia. Enterrada en Mónaco con honores militares, en primera fila estaba Grace Kelly, la mujer que fue, en sus peores momentos, su gran amiga y protectora.

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