Coleccionando vinilos - 73 - EXTREMODURO - "AGILA" (1996)
1996, ese año terminaba la universidad, empecé mi primer trabajo remunerado y me adentraba en la difícil decisión de trabajar ya o estudiar un poco más, hacer el servicio militar ya o apuntarme a la objeción y a ver cuando me llamaban...etc, etc...Total, que al final opté por emplear un año y medio en hacer un par de cursos de postgrado y por las mañanas quitarme de encima esa "obligación" de la "puta mili".
Pero un poco antes de todo eso, unos meses antes, Extremoduro, ese grupo que había visto unas cuantas veces en la Sala Canciller de San Blas, viendo a Robe Iniesta en un estado lamentable, de repente publicaban "AGILA" y todo cambió.
Se seguiría drogando, de eso no hay duda, pero la droga sería de mejor calidad, de eso tampoco hay duda.
Alcanzaron el éxito, todo el mundo hablaba de ellos, y ahora de repente a todos les gustaba.
Uffff, a punto estuve de darles la espalda, pues suelo ser así con las bandas que de repente logran un super éxito porque se han comercializado un poco, etc....
Pero al final lo pensé y dije, "Ni de coña, amo a Extremoduro, no se han vendido ni un ápice" No tenéis más que escuchar las letras y siguen igual de hirientes que siempre.
Adoro a este disco y que me lo regalaran en vinilo por mi cumpleaños me hizo una gran ilusión.
Además tengo mi historieta particular con este disco, y es que el viaje de fin de carrera lo hicimos a Turquía, con la consiguiente paliza de kilómetros y kilómetros. Pero el viaje siempre era ameno porque en el walkman tenía una cinta con "Agila" grabado.
De ahí que cada vez que lo escucho, asocio imágenes y momentos de ese viaje, y eso es algo que me encanta con la música, asociarla a momentos de mi vida.
Hoy ruego me perdonen, porque la entrada ha quedado de lo más extensa con tres corta-pegas de lo más jugoso.
1. Buscando
una luna
2. Prometeo
3. Sucede
4. So payaso
5. El día de la Bestia
6. Tomás
7. ¡Qué sonrisa tan rara!
8. Cabezabajo
9. Ábreme el pecho y registra
10. Todos me dicen
11. Correcaminos, estate al loro
12. La carrera
13. Me estoy quitando (Versión de Tabletom)
2. Prometeo
3. Sucede
4. So payaso
5. El día de la Bestia
6. Tomás
7. ¡Qué sonrisa tan rara!
8. Cabezabajo
9. Ábreme el pecho y registra
10. Todos me dicen
11. Correcaminos, estate al loro
12. La carrera
13. Me estoy quitando (Versión de Tabletom)
Increible trabajo el que he encontrado en DISCOSMUSICAYREFLEXIONES
Os hago la reverencia:
Extremoduro - Agila (1996)
ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Ah, escuchar a Extremoduro supone algo balsámico, como un
especie de bebedizo o elixir de juventud, apropiadísimo para descargar edad e
hipervitaminarse a conciencia. Ha pasado tiempo de barbecho, pero hace unos
meses volví a dar un tiento a Robe Iniesta & Company y la verdad es que me
encuentro satisfecho. Mi contexto, en este caso, es bastante sencillo e incluye
fiestas mayores en pequeños pueblos mesetarios donde los extremeños sonaban con
fruición. Y en efecto, ese era uno de los ambientes donde Extremoduro sonaban
en los 90. Uno de tantos. Pues precisamente a partir de “Agila” la popularidad
de Extremoduro crece exponencialmente y alcanza un público muy diverso, más
amplio y cercano al mainstream (dentro de un orden). De repente Extremoduro se
convierten en abanderados del rock en español y fueron escuchados por gente, a
priori, ajena al rock urbano, rock duro, etc. A todo ello ayuda a que la
producción sea mejor y el sonido mucho más depurado que en discos anteriores.
No obstante, este éxito venía tras muchos años de trabajo y evolución.
Con su tercer disco (cuarto si contamos el disco de maquetas del año 90,
editado sin el permiso de la banda) “Deltoya” (1992) ya grabaron con una
discográfica de cierto calado, DRO en este caso, produciéndose una mejora en
calidad y sonido. La tendencia continuará con “¿Dónde Están Mis Amigos?” (1993)
y “Pedrá” (1995), que fue un experimento extraño y colaborativo con miembros de
otras bandas como Platero y Tú o Reincidentes, pero que fue lanzado por motivos
comerciales bajo el nombre de Extremoduro; además el disco consistía en una
sola canción de media hora más menos… El rock “transgresivo”, según su propia
denominación, en su máxima expresión. Ya en estos primeros discos encontramos
algunas canciones que con el paso del tiempo han devenido en clásicos notorios:
“Jesucristo García”, “Pepe Botika”…
Como decíamos anteriormente la producción de “Agila”, así como
la ingeniería de sonido en general, es notablemente mejor que en los discos
anteriores. Gran parte de ello es culpa de Iñaki “Uoho” Antón, guitarrista de
Platero Y Tú y muy implicado con Extremoduro durante gran parte de su historia.
También aporta guitarras y teclados. No obstante no se trata solamente de la
ejecución, las ideas también cunden y fluyen en forma de arreglos apoyados en
saxos y otras secciones viento, toques acústicos, algún piano… Tendencia que
irá dando lugar en siguientes referencias a producciones más ambiciosas, con
alguna eventual renuncia a la innata visceralidad del grupo. La banda se
completa, este disco, con Ramón Sogas al bajo, Alberto Gil en la batería y de
Iñaki Setién en labores de guitarrista.
Es muy difícil hablar de Extremoduro sin mencionar la parte
lírica del grupo. En efecto, Robe tiene varias virtudes como letrista, como por
ejemplo la visceralidad y la creación de imágenes potentes. Estas imágenes
cobran bastante fuerza por la yuxtaposición de vario registros; por un lado
tenemos una vertiente lírica, imaginativa e incluso hermosa que viene
acompañada por otros textos más sórdidos, vivaces o de algún modo “soeces” (sin
que eso sea algo peyorativo necesariamente). Tal mezcla me parece
particularmente propia y muy peculiar de los extremeños, creando un estilo que
ha conseguido interesar a muchos fans casi al mismo nivel de la música. ¿Acaso
no resulta un aliciente tener un letrista con personalidad? Incluso, como
veremos a lo largo del disco, se pueden ver referencias a célebres poetas en
castellano. Definamos “Agila” como un disco quinta esencial del grupo, donde
todas las virtudes se muestran en su esplendor y lo hacen de una manera más
definida, sobre todo por el apoyo de la parte técnica del disco. Buena muestra
de que ambos elementos pueden ser simbióticos y de que pueden mejorarse
mutuamente. La estilística de rock, con toques hard, y ambientes urbanos permanece
inalterable.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Buscando una luna”: Y empezamos elegantemente ¿Pueden
Extremoduro ser elegantes? Claro que sí. Buena muestra es la intro de la
canción, a base de guitarras acústicas, saxofón y la voz de Robe recitando unos
magníficos versos de Antonio Machado, correspondientes al poema “Por Tierras De
España” (muy lúcida la observación machadiana de que, por éstas nuestras
tierras, “vaga errante la sombra de Caín”). Después de esta delicatesen, la
canción se transforma en rock con cierto brío, pero de menor intensidad al de
otros más desaforados. Es una canción de tono sentimental donde Robe va
encadenando con acierto hermosas frases: “…bajé las escaleras, sí, de dos en
dos, perdí al bajar el norte y la respiración…”. Buen inicio de disco y un
pequeño clásico.
2. “Prometeo”: Y las cosas comienzan a ponerse bastante rockeras
en esta canción, mediante unas guitarras afiladas y trotonas y la expresiva voz
de Robe a toda mecha. Tras la introspección inicial tenemos todo un chute de energía,
y uno de los ejemplos de cómo las letras encierran varios contrastes dentro de
sí: lo mismo recurre a Miguel Hernández y su poema “De Mal En Peor” (“no me
levanto ni me acuesto día/que malvado cien veces no haya sido”), que poco
después nos suelta de su cosecha estos “hermosos” versos llenos de candor: “me
revuelco por el suelo y me revienta la polla”. ¿En qué otro grupo o solista se
puede encontrar este contraste? Sin duda es una anomalía llamativa e insólita.
3. “Sucede”: Rock clásico, muy en la línea de Extremoduro, menos
agresivo pero igualmente potente. Robe maneja muy bien los tiempos; comienza
cantando despaciosamente para después hilvanar uno de los mejores estribillos
del disco. Ágil, certero y divertido. Nuevamente tenemos un préstamo poético,
en este caso proveniente del poema “Walking Around” de Pablo Neruda (“Sucede
que me canso de ser hombre”). Para mí, sin embargo el momento lirico del disco
es el recordatorio que hace Robe de algunos de sus héroes musicales fallecidos
más o menos por esos años (“no he vuelto a ser el mismo desde que se fue
Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón”). De mis temas favoritos del disco.
4. “So payaso”: El gran clásico de Extremoduro, probablemente su
tema más conocido y gran responsable de la extensión del éxito a muchos
ámbitos. Toques novedosos y muy notorios en forma de arreglos de viento, casi
más patentes a ratos que la guitarra misma y dominio muy importante de Robe de
la interpretación. Incidiendo en lo que decíamos en la canción anterior, el
dominio interpretativo en las subidas, las bajadas, puentes y estribillo es
magnífico. Por si fuera poco el punteo de guitarra también es bueno. Puede
parecer una mera canción sobre el miedo al ridículo o sobre la inseguridad,
pero por debajo bulle una mala leche considerable.
5. “El día de la bestia”: Canción compuesta para la película de
Álex de la Iglesia e incluida en nuestro disco de hoy. Es un tema muy loco,
saltarín, que mezcla pasajes heavies, otros de un especie de funk arrabalero, e
incluso toquecillos pop aquí y allá. No tiene una estructura muy sólida, pero
como objeto de diversión puede que valga. Cristianos militantes y sensibles
abstenerse de escuchar la letra.
6. “Tomás”: Esta canción es un poco de coña, lo cual no es
propiamente una descripción despectiva, sino constatar que probablemente fue
concebida con esa intención. Canción de tempo rapidísimo, ligero, breve y con
letra alusiva (se supone que de broma) al manager del grupo. Le dedican
lindezas como: “hasta los chaperos te llaman traidor, eras la vergüenza de la
profesión”. Simpáticos ¿eh? No tiene mucho que reseñar. Si acaso la
participación del mítico teclista Reverendo, tan relacionado con El Gran
Wyoming.
7. “Qué sonrisa tan rara”: Y la canción comienza con la
colaboración a las voces de Albert Pla, suave, cálidamente (musicalmente,
líricamente más bien no). Progresivamente la canción se va electrizando hasta
llegar a un potente estribillo donde una desaforada voz de Robe clama a voz en
grito: “dejadme de hablar, no me hace reír/ la gente normal se podía morir”. La
letra tiene figuras un tanto extrañas, pero parece ser un refrendo del
individualismo y la peculiaridad muy propias de Robe.
8. “Cabezabajo”: Canción penetrante y de mala uva contenida que
comienza con, probablemente, el mejor riff de guitarra del disco: cortante,
cadencioso y memorable. Buen número de hard rock, con bastantes recovecos y
cambios de ritmo, pero el casi infalible estribillo siempre está presente. De
mis favoritas del disco, una de las que más perdura. Robe, siempre visceral, da
muestra de su rabia: “pierdo la razón cuando salen, de mi corazón animales”.
9. “Ábreme el pecho y registra”: Los primeros instantes son los
propios de un medio tiempo, para dar lugar posteriormente a un estilo más hosco
y áspero. De hecho esta canción también contiene varios cambios de ritmo y
tempo, siendo el más notorio de ellos el del estribillo; en este punto la
canción se vuelve sorpresivamente rápida. Muy buen trabajo de Inaki en los
punteos de guitarra. En la letra, el estribillo es una declaración de
intenciones: “si todo me sale de color de rosa, te prometo que esta noche tú no
duermes sola/ y si nada me sale ¡vete a hacer puñetas! Y aún me debes mil
rabietas”. Entónese con voz grave y gutural. Acaba con un poema recitado a
voces de Sor Kampana, autor del que no se dar cuenta más allá de su
colaboración con Extremoduro.
10. “Todos me dicen”: La canción empieza lenta (tras unos
primerísimos momentos verbeneros), casi con trazas de balada, tristona y al son
de unos versos de Román Romero Ruiz; uno de esos poetas prácticamente
desconocidos a los que Robe gusta de homenajear. Mientras dura el aire de
balada, la canción vuelve a ser incluso elegante. Luego, como viene siendo ya
normal en el disco, diversos cambios de ritmo añaden músculo y poderío rock,
toques casi funk y bastante caña al final. ¿Se dan cuenta de que en casi todas
las canciones hay alguna variación rítmica? Esto es señal de que no estamos
ante canciones ni pétreas, ni lineales, sino que la estructura es mucho más
sinuosa y basculante de lo que parece. Extremoduro no es un grupo “simple”.
11. “Correcaminos estate al loro”: Robe viene hambriento, a por
todas y directo al grano. Se trasmuta en el Coyote y a diferencia de los
dibujos de la Warner el Correcaminos tiene las horas contadas. Una canción
ideal para autoafirmarse y motivarse para lo que sea. No obstante, me parto con
algunas de las imágenes que crea Robe para la letra: “Correcaminos estate al
loro, que viene el coyote sentado en un vespino/y no tiene licencia y no tiene
seguro…”. ¿Se imaginan una versión quinqui de los dibujos de esta guisa? La
música está a tono, rock duro, fulgurante, directo, muy potente. Pura
electricidad. La canción es breve y contundente, sin margen para respirar.
Divertida, aunque no tiene el poso de otras.
12. “La Carrera”: La canción más áspera del disco en todos los
aspectos (que ya es decir). Corte sórdido, de sabor punk, guitarras a tope y
voz implacable. Produce impacto por la pegada decibélica y el estilo demasiado
a ras de tierra de la letra, relacionada con la politoxicomanía. Aun así, no me
parece que este muy desarrollada. Parece ser que fue un tema originalmente
compuesto en los tiempos de Dosis Letal, un proyecto primerizo anterior a
Extremoduro.
13. “Me estoy quitando”: Esta última canción sí que es de
chufla, basándose en una especie de humor estupefaciente donde el protagonista
asegura que “se está quitando” y solamente se coloca “de vez en cuando”. Ojo a
la conversación inicial y a la estructura afirmación-respuesta de la canción,
que por otra parte sigue los cánones del pop aflamencado. No hay mucho de rock
aquí, colaborando nada menos que Fito Cabrales con el cajón y la guitarra
española. Es una versión del grupo de rock andaluz Tabletom.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Creo que podríamos incidir en una idea que he expresado en una
de las canciones: Extremoduro no es un grupo simple; gustan de jugar con
cambios de ritmos, tienen ideas atrevidas (por ejemplo el disco “Pedrá”) y sus
composiciones están lejos de ser lineales. Lo bueno de una producción en
condiciones, es que asoman virtudes que de otro modo pasarían inadvertidas;
toda buena composición necesita un buen traje a medida para lucir más. Y
Extremoduro, al César lo que es del César, encontró un buen sastre en Iñaki
Uoho. Extremoduro, supongo, recibirían el éxito de este disco como una
recompensa, no sólo por “Agila” sino por todo lo anterior. Está muy bien ser un
grupo de culto o estar circunscrito a un ámbito determinado, pero la lógica nos
indica que si alguien se toma la molestia de componer canciones y editarlas es
para que puedan ser escuchadas y para que tengan buena aceptación (sin dejar de
ser honesto por ello). Y desde luego “Agila” tuvo muy buena acogida.
El tema de las letras resulta espinoso, y no para pocas
personas, debido a las múltiples referencias a drogas, a sexo o a multitud de
temas escabrosos. Para mí, si están bien hechas no hay problemas. Una temática
puede ser un recurso literario más, a veces para subrayar la ironía, a veces
para subrayar un componente trágico o a veces como descripción. Tampoco me
gusta ese “situacionismo” un poco pacato según el cual tengo que identificarme
en todos los aspectos con un autor o una canción. ¿Tengo que escuchar “Heroin”
de la Velvet o “Sister Morphine” de los Rolling consumiendo heroína? ¿No puedo
hacerlo tomándome un poleo-menta en casita? Aplíquese a Extremoduro. Además no
solamente hay sordidez, también hay lirismo, belleza, emotividad y toda una
galería de recursos sinceros y bien utilizados.
Después de este disco, y en vista del éxito, era un buen momento
para editar un directo y de ese modo salió “Iros Todos A Tomar Por Culo”
(1997), surtido de recientes éxitos y también de canciones primigenias un tanto
ignotas; fue un buen paso y el disco tuvo buena acogida. ¿Y qué paso con toda
la ambición artística que habían mostrado? Pues que se canalizó en un disco con
toques más ambiciosos, a ratos casi sinfónicos, como “Canciones Prohibidas”
(1998); fue un disco un tanto más irregular pero que contó con un hit impepinable
como “Salir”. En 2001 llegó el homenaje al poeta Manolo Chinato que llevaron a
cabo una fusión de Extremoduro y Platero Y Tú (Extrechinato Y Tú más
concretamente); se llamó “Poesía Básica”, y si bien no tuvo excesiva
repercusión, mostraba buenas muestras de rock melódico.
“Yo, Minoría Absoluta” (2002) fue el regreso propiamente dicho
de Extremoduro como banda y también el regreso a sonidos más acerados y
contundentes; puede recordar incluso a “Agila”. De todos modos incluye dos
bonitas composiciones como “Standby” y “La vereda de la puerta de atrás”. Tras
un recopilatorio en dos volúmenes publicado en 2004, llegó quizá su disco más
atrevido “Ley Innata” (2008) con pocas canciones y composiciones largas, en
algunos casos superando los once minutos. Es una vuelta a la idea de álbum
conceptual, siendo toda la obra una suite dividida en varios movimientos. Los
dos siguientes LP’s, “Material Defectuoso” (2011) y “Para Todos Los Públicos”
(2013) serán más calmados y reflexivos y casi podrían ser catalogados como
“discos de madurez”, a falta de un término mejor. Robe no descansa y en 2015
publicó “Lo Que Aletea En Nuestra Cabezas”; todavía no le he metido mano así
que no diré mucho sobre él. Todo parece indicar que la tendencia a la reflexión
continúa y que la rabia cada vez se va a atemperando más.
En cualquier caso piensen que uno de los encantos de Extremoduro
viene derivado del hecho de que estamos ante un espécimen particularísimo, casi
único en su especie y con una propuesta definida y radical. Fíjense en el
título de uno de sus discos “Yo, Minoría Absoluta”, tremendamente
significativo. Robe no pretende ser un gurú, ni movilizar ninguna masa; Robe no
representa a nadie, salvo a sí mismo. Libertad individual absoluta.
Por cierto, “Agila” significa en castúo (dialecto extremeño)
“espabila”, así que espabilen y si no han escuchado este disco, procedan.
D. Roberto
Iniesta Ojea, nacido en 1962 en Plasencia (Cáceres) es, sin la menor duda, el
Rey de Extremadura por derecho propio. Tras intentarlo con una banda denominada
Dosis Letal, en 1987 creó Extremoduro, una de las bandas fundamentales del rock
patrio y que ha influenciado a multitud de músicos de todos los pelajes, desde
Marea o Poncho K, hasta La Cabra Mecánica o los inefables Estopa.
Soy consciente
que el Sr. Iniesta (y no es primo de D. Andrés) genera polémica, mucha
polémica, tal vez porque siempre hace lo que le pasa por sus santos… y así, nos
encontramos con gente que lo idolatra hasta límites insospechados, y gente que,
sencillamente no lo pueden ni ver, ni oír ni mencionar; pero eso es lo que
tienen los genios, que son amados u odiados sin término medio.
Nacidos, como
decía en 1987, a principios de los 90 pocos rockeros eran los que no conocíamos
himnos como “Decidí”, “Jesucristo García”, “Quemando tus recuerdos”, “Deltoya”
“Ama, ama y ensancha el alma” y un larguísimo etc. Sin embargo todos esos temas
inolvidables eran conocidos de una forma “underground”, eran conocidos entre la
gente que escuchábamos rock pero nunca habían trascendido mas allá de la TDK
que te grababa un colega y que poco a poco iba pasando de mano en mano. Además
aquellos primeros discos tenían un sonido muy pobre que, por un lado hacían
complicada su grabación con un mínimo de calidad en la mentada cinta TDK, pero
por otro lado hacía como más suburbano todo, como mas salvaje, y eso, es la
esencia pura del rock and roll, y nos hacía sentir especiales por saber de Robe
y su banda, ya no solo por su inconfundible maestría, sino porque su música
transgredía las mas elementales normas de composición musical y letrística
(joder, Jesucristo García es la puta bomba!).
Sin embargo,
este "Agila" cambió el rumbo de Extremoduro para siempre. Un sonido
brillante de la mano de Iñaki “Uoho” Antón, por aquel entonces guitarra de
Platero Y Tú, Dro, compañía discográfica, por fin se ponía las pilas y Álex de
la Iglesia llamaba al "Robe" para que pusiese un tema en su peli, “El
día de la bestia”, banda sonora fabulosa en la que también participaron, y de
que manera, Def Con Dos.
Pues bien con
todos esos mimbres, unas canciones cojonudas y rodeado de Iñaki Setién a la
guitarra, Ramón al bajo, y Capi a la batería, Extremoduro, Roberto Iniesta, El
Rey de Extremadura, entra en el estudio para grabar su sexto trabajo tras
“Pedrá”; el que a la postre sería su obra mas importante, magnánima y que les
llevaría a las mas altas cotas de popularidad, “Agila”. Todas y cada una de las
13 canciones de este disco se han convertido en himnos, de obligada escucha
para todos aquellos que no odien a Iniesta, que haberlos hay los, y conforman
un disco 10, sin fisuras, sin temas que sobren, con calidad a raudales y con
una mala ostia que solo “el Robe” sabe escupir.
Y a pesar de
continuar con sus letras ácidas y su música corrosiva, señoras y señores, este
tío vendió 200.000 copias (que en España en 1996 y en un disco de rock era poco
menos que una hazaña), le dieron el premio al mejor videoclip, “So payaso”, en
los Premios de la Música, los medios “generalistas” por no decir algo feo,
comienzan a darle cancha y Extremoduro se convierte en una banda de rock que,
por fin, llega a las masas; de hecho el éxito alcanzado les sirve, además, para
grabar su primer directo, “Iros todos a tomar por culo”, título que dejaba bien
a las claras que una cosa era el éxito y otra su forma de parir música, y que
si, que comenzaba a cosechar triunfos, pero él no se vendía a las modas, y
desde luego mandar a tomar por culo a la peña no era la mejor forma de entrar
en un redil en el que, se diga lo que se diga, el Sr. Iniesta jamás ha entrado,
ya que como ha quedado dicho anteriormente, este tío hace lo que le sale de sus
santos... cojones.
Yendo a lo que
es el disco en sí, este ya incorpora una sección de vientos y otras
instrumentaciones poco habituales, cuando no, inexistentes, en los trabajos
anteriores e incluso los temas son más complejos en su desarrollo. Cuenta
además con varias colaboraciones que iremos desgranando, y entre las que se
encuentran, como no, las de el propio “Uoho” o “Fito”. A nivel letrístico, nos
encontramos con retales de famosísimos poemas de no menos famosísimos autores
como Neruda, Machado o Miguel Hernández, así como de otros menos conocidos como
Sor Kampana.
El primer tema
es la espectacular "Buscando una luna", con saxo incluido de José
Sañudo y de la mano de Antonio Machado:
"Llanuras
bélicas y páramos de asceta,
No fue por estos campos el bíblico jardín,
Son tierra para el águila un trozo del planeta
Por donde cruza errante la sombra de Caín."
No fue por estos campos el bíblico jardín,
Son tierra para el águila un trozo del planeta
Por donde cruza errante la sombra de Caín."
nos traslada
todo el mundo sonoro de un Robe que se sale, que interpreta el tema sintiéndolo
en carne propia (he dicho interpreta, no canta, lo digo para los escépticos que
pudieran decir, y con razón, que no es la quintaesencia vocal D. Roberto).
A
continuación, "Prometeo", en el que cita a Miguel Hernández:
"No me
levanto ni me acuesto día
Que malvado cien veces no haya sido"
Que malvado cien veces no haya sido"
Impresionante
temazo con unas guitarras a mano de “Uoho” e Iñaki Setién crudas, salvajes, que
hieren el alma.
Empieza la
archiconocida, celebrada, cantada, obra maestra; comienza "Sucede",
rompedora, éxito imperecedero, en la que Robe empieza invocando a Neruda:
"Sucede
que me canso de ser hombre",
para hablar en
una canción de gran fuerza, en la que nos revela hasta alguna de sus
preferencias musicales:
“Desde que se
fue Gillespie, Zappa, Mercury, Camarón
¡¡Y me siento mejor!! Si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme".
¡¡Y me siento mejor!! Si sé que tengo una estrellita pequeñita pero firme".
Mucha rabia
contenida al final de la canción en la que el Robe berrea como nunca, por favor
que grande es esta puta canción, por dios!!.
Otro éxito
imperecedero, otra obra maestra, de esas que conoce todo el mundo, hasta las
huestes mas poperas y gafapasta de la piel de toro: "So payaso" una
de las responsables del rotundo éxito que tuvo el grupo al lanzar el disco,
pinchada hasta la saciedad a la altura del “No hay tregua”, de “Dolores se
llamaba Lola” o “Vicio” de Reincidentes; no hay nadie que no haya escuchado
esta canción. Extremo parecen una big band, con guitarras bestias, muy bestias,
trombón de varas, “Uoho” tocando el piano y los granadinos Ratanera colaborando
en un tema grandioso.
Y como resulta
que estamos hablando de un disco tan tan grande, pues ala, si no quieres caldo,
dos tazas!:
“Abre, la
puerta…
que soy el diablo que viene a buscarte, abre,
… chiquilla, las piernas que vengo a clavarte semillas…”;
que soy el diablo que viene a buscarte, abre,
… chiquilla, las piernas que vengo a clavarte semillas…”;
efectivamente,
“El día de la bestia”, como decía antes incluida en la banda sonora de la
película de Álex de la Iglesia del mismo nombre y otro trallazo inconmensurable
del disquito de marras…. y ya van unos cuantos.
Llega “Tomás”,
con Fito a la guitarra española, Reverendo al Hammond y, otra vez, Sañudo al
saxo, para entregarnos un tema rápido, cortito pero vacilón que te arranca una
sonrisilla y que sigue con esa calidad inmensa que tiene todo “Agila”.
“Dejadme de
hablar,
no me hace reír,
la gente normal se podía morir, lalalalalalalala!!!....
no me hace reír,
la gente normal se podía morir, lalalalalalalala!!!....
Inmensa “Que
sonrisa tan rara” con el gran Albert Plá, si, si aquel que hacía de cura en
otra película bizarra como era “Airbag” y un tema que también debería estar
registrado como 10 en la historia de la música de aquí.
A renglón
seguido, “Cabezabajo”, tema complicado, con multitud de cambios de ritmo, con
un inicio netamente heavy (para sus detractores diré que si la base de esta
canción no es rock duro será que no tengo una mierda de oído), va dirigiéndose
hasta terrenos mas melódicos, pero sin dejar de lado la rabia que caracteriza
todo el disco.
En
"Abreme el pecho y registra" cuenta de nuevo con Ratanera. Se trata
de un muy buen tema, quizá un poco mas intimista, en el que Robe incluye
retazos de un poema de Sor Kampana (Antonio Belarte Aliaga) para continuar con
"Todos me dicen", con letra inspirada en un poema de Román Romero
Ruiz, una balada, o mejor, tema a medio tiempo, mas intimista que la anterior,
si cabe, que finaliza transformándose en algo similar a un tema con toque funk
aunque, evidentemente, sin abandonar el rock.
Y para finalizar
el disco, tres canciones exquisitas festivaleras, bailables y celebradas por
todos, tales como "Correcaminos estate al loro", la punkarra "La
carrera", que compuso en sus inicios con “Dosis Letal”, y la también
conocidísima, para acabar, versión de los malagueños Tabletom de "Me estoy
quitando", en la que directamente te parten la cara y te vacilan con el
flamenco más chusco y barriobajero, navajero y roto; con Fito a la guitarra
española y cajón y Sañudo a la flauta.
“Agila” fue un
disco redondo que supuso el éxito inmediato de Extremoduro, pero no porque
Extremo se hubiese vendido a nada (hay canciones en este disco duras y crudas
para dar y regalar), sino porque quizá el sector musical pudo darse cuenta que
en el rock había un filón importante que no había sido explotado. Respecto de
Extremo no fue flor de un día, y a partir de 1996 ha sido, y sigue siendo, una
de las bandas de rock mas importantes de este país; eso si, en el rock a nivel
general, los grandes magnates-mangantes del negocio musical siguen a la suya
sin dar a nuestra música la importancia que merece, al menos en España.
Respecto de
Extremoduro, podrá gustar mas o menos, podremos estar mas o menos de acuerdo en
aquello que nos describe a través de su música, pero resulta innegable que no
deja indiferente a nadie.
Y, desde luego
a ti, no lo se, pero a mí me hace disfrutar mucho, será porque…
“… Sucede que
me canso de ser hombre,
sucede que me canso de mi piel y de mi cara
y sucede que se me ha alegrado el día, ¿coño”,
al ver al sol secándose en tu ventana tus bragas”.
sucede que me canso de mi piel y de mi cara
y sucede que se me ha alegrado el día, ¿coño”,
al ver al sol secándose en tu ventana tus bragas”.
Valoración:
5
Roberto Iniesta:
Voz y guitarra
Iñaki Setién: Guitarra
Ramón: Bajo
Capi: Batería
Iñaki Setién: Guitarra
Ramón: Bajo
Capi: Batería
Extremoduro - So payaso (directo)
_Extraído de Libertad
digital
'Agila': el disco con el que Extremoduro subió a los altares del rock
Si bien no fue la génesis de la banda, sí que fue la semilla del
Extremoduro actual, especialmente, gracias a la presencia de Iñaki Antón.
Inevitablemente, uno asocia el significante
"23-F" a los significados "Tejero", "Congreso de los
Diputados" o "intento de golpe de Estado", por tratarse de uno
de los momentos más dramáticos, tensos e importantes de la historia reciente de
nuestra democracia. Pero quienes amamos el rock español de calidad también
asociamos el significante "23-F" al significado "Extremoduro", porque el 23 de febrero de 1996, la banda liderada por Robe Iniesta publicó el disco que los convertiría,
por fin, en una leyenda: Agila -que en castúo significa
"espabila".
Agila no
supone ninguna revolución en la calidad radical -de raíz, quiere decirse- de
las canciones de Extremoduro. Desde que publicaran en 1989 su primer disco, el
cochambroso Tú en tu casa,
nosotros en la hoguera -reeditado
y regrabado posteriormente, con el título de Rock
transgresivo-, Robe Iniesta no hizo otra cosa que componer -algunas
mejores, otras peores, claro- temas de alto
nivel, voltaje, crudeza y belleza, en los que circulaban
temáticas introspectivas, amorosas, libertarias y tóxicas. Aunque las joyas
abundan en la producción anterior a Agila,
aquí destacamos, por no alargarnos, estas tres: "Decidí",
"Quemando tus recuerdos" y "Tu corazón". Vamos a escuchar
esta última, perteneciente a Somos unos
animales (1991),
durante un concierto de la gira del año 2002:
El talento que supuraba "El Robe" era innegable, pero
también su anarquía a la hora de grabar las canciones y, sobre todo, de tocar
en directo: durante la etapa conocida como "Conciertos del
Caos", la banda, como mínimo, improvisaba; por su parte,
Iniesta provocaba al público -insultos incluidos-, cuando no acababa
completamente desnudo en el escenario. Finalizada la gira, Robe cambia de músicos
-la nueva banda estaría integrada por Mon, al bajo; Iñaki Setién
"Milindris", a la guitarra, y "Capi", a la batería-,
publica, dos años después de su grabación, el valiente Pedrá (1995) y, precisamente,
en la presentación de este disco, avanzó cuatro de los temas que, finalmente,
incluiría enAgila: "Cabezabajo", "Todos me dicen",
"So payaso" y "Buscando una luna". Escuchamos el arranque
del concierto:
El 5 de mayo de 1995, Extremoduro se dio su
primer 'baño de masas' -oficial, se entiende- en el Palacio de los Deportes del
Real Madrid, también dentro de la gira Pedrá.
En ese show, amén de tocar "Buscando una luna", la banda presentó
otro tema que sería incluido en el inminente disco: "Correcaminos, estate
al loro".
Iñaki Antón, determinante
Robe Iniesta dio forma a sus nuevas canciones
desde La Zubia (Granada), donde por entonces vivía. Pero los temas que
conformaríanAgila debían
pasar por otro filtro, el del por entonces guitarrista dePlatero y Tú -y colaborador habitual, pero no
miembro fijo, de Extremoduro-, Iñaki Antón,
conocido como "Uoho" desde la infancia por una imitación que hacía
del Oso Yogui.
Según cuenta Antón a Javier Menéndez Flores en De profundis. La historia autorizada (Grijalbo, 2013), mientras este se
encontraba en Ciudad Real, apareció Raúl Guerrero, manager de Extremoduro, y le
dijo: "Pues nada, que me ha dicho Robe que suba y que te baje pa' Graná,
que tú eres un cabrón y te vas a volver a Bilbao". El genial guitarrista
acudió a la llamada de Iniesta y se filtró por las canciones, puliéndolas, maquillándolas,
alejándolas del sonido más sucio y descuidado de los discos anteriores.
"No solo se ocupó de la producción -cuenta Robe-, sino que todo lo que es
organizar las canciones fue casi como lo
hacemos ahora". El 23 de febrero de 1996, la banda desveló
el resultado final y, con ello, dejó de ser un grupo marginal por los siglos de
los siglos.
Extremoduro nunca sonó tan bien
Agila cuenta con algunas de las canciones más populares de Extremoduro,
como "Buscando una luna", "Prometeo", "Sucede" y
"So payaso". Es el primer disco en el que la banda identifica a los
poetas que cita. Encontramos versos de Antonio Machado -en "Buscando una luna"-, de Miguel Hernández -en "Prometeo"-, de Pablo Neruda -en "Sucede"-, de Sor Kampana -el poema vertiendo polvo es incluido
en "Ábreme el pecho y registra"-, y de Ramón Romero Ruiz -"Todos me dicen" deriva de
un poema suyo-.
Estamos ante un gran disco de rock, compuesto por una docena de
canciones sobre amor/desamor, drogas, marginalidad y transgresión. Como es
habitual en la obra de Robe Iniesta, encontramos grandes dosis de lirismo fino alternando con expresiones soeces -por ejemplo, en "Prometeo":
"Me revuelco por el suelo y me revienta la polla / de pensar en ti: me
desangro y riego tu jardín", o en "Cabezabajo": "Sin hacer
prisionero a ninguno, / atreverse a su lado a pasar / recordando cerrar bien el
culo, / ¡demasiado tarde pa' cambiar!"-, versos duros -especialmente, contra todo lo
relacionado con la autoridad policial: "Quiero ser carnicero con nuestros
carceleros", en "El día de la bestia"-, oirónicos -"Hago un esfuerzo / pa' respirar
pa' fuera y luego pa' por dentro, / pa' reventar haciendo mucho ruido, / hay
quien pensaba que era un nuevo dios naciendo / y era un peo de un exquisito
cocido", en "¡Qué sonrisa tan rara!". Quizás sea "So
payaso" la canción más conocida de este LP:
Tras la publicación de Agila, la prensa empezó a hablar bien
de la banda -cosa inédita hasta el momento-, los conciertos fueron
definitivamente multitudinarios -destacar la gira junto a Platero y Tú- y, en
definitiva, arrancaron "Su Etapa" -con mayúsculas-, erigiéndose como
el mejor grupo de rock de, como mínimo, los últimos 20 años. Así, si bien Agila no
fue la génesis de Extremoduro, sí que fue la semilla del Extremoduro original,
especialmente, gracias a la presencia de "Uoho", miembro fijo desde
la publicación de su siguiente disco de estudio: Canciones prohibidas.
Para este último trabajo también se sumó su actual baterista, Cantera, y en el
siguiente, Yo, minoría
absoluta, Miguel Colino, el actual bajista, quienes forman el
cuarteto -básico- actual. Repito: quienes amamos el rock español de calidad
tenemos mucho que celebrar recordando la publicación de esta obra de arte.
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