Sonidos de América Latina - VOL 44 - LOS TRES "La Espada y la Pared" (1995)
Partamos de una realidad. No les conocía. Antes de comenzar esta temporada y buscar 84 discos de América Latina, tenía en mente 40-50 discos, pero otros muchos fui buscando discos relevantes pero que no tenía en la cabeza en esos momentos o que incluso no conocía.
Vi que los chilenos LOS TRES aparecieran en varias listas, y empecé a investigar, y como me alegro de haberlos conocido.
Antes de la explosión chilena en los 2000, en los 90 reinaban Los Tres, eran la banda más grande chilena, pero les encontraba una diferencia con otras muchas bandas que aquí he mencionado.
Una de las características que más he notado en las bandas latinas es que cogen el pop rock europeo, americano y lo mezclan con el folclore de su país creando unas obras ricas en sonido y mestizas.
Los Tres decidieron, en cambio, tirar de pureza y abrazar sonidos yanquis (rockabilly, jazz, rock, blues...) y tocarlo tal cual, sin aditivos salvo el acento en la voz y se agradece que usen el castellano.
El resultado fue un disco que gustó por igual a varias generaciones, jóvenes y no tan jóvenes cayeron rendidos a estos chilenos.
Atentos al sonido del contrabajo, creo que es la verdadera joya de este disco.
Los Tres (2) – La Espada Y La Pared
Sello:
Columbia – 2 476052
Formato:
CD, Album
País:
Fecha:
Género:
Estilo:
Pistas
1 | Déjate Caer | 3:23 |
2 | Hojas De Te | 3:34 |
3 | La Espada Y La Pared | 5:02 |
4 | Dos En Uno | 5:52 |
5 | Tírate | 3:16 |
6 | Te Desheredo | 4:48 |
7 | Partir De Cero | 4:16 |
8 | Moizefala | 4:35 |
9 | V & V | 2:55 |
10 | Me Rompió El Corazón | 4:34 |
11 | La Espada | 0:36 |
12 | Tu Cariño Se Me VaWritten-By – Buddy Richard | 2:48 |
13 | All Tomorrow's Parties | 4:55 |
Créditos
- Double Bass – Roberto Lindl
- Drums – Francisco Molina
- Guitar – Angel Parra (2)
- Voice, Guitar – Alvaro Henriquez
Una gran crítica del disco, la mejor que he encontrado, os la traigo aqui. Está sacada de rockasis.com y está escrita por Juan Ignacio Cornejo
La Espada Y La Pared
Miércoles 13 Julio, 2011
1995. Sony
Puede sonar una exageración. Claro, la falta de perspectiva histórica nos perjudica a los más jóvenes y nos hace tener una visión mucho más reducida de lo que podríamos llamar rock chileno. Pero sea como sea, La Espada y la Pared es a mi entender el disco más trascendente en la historia del rock nacional. Y si no lo es, pega en el palo, y pelea tal galardón tal vez con Pateando Piedras de Los Prisioneros o Alturas de Machu Pichu de Los Jaivas. Ojo, no dije el mejor, sino el más importante. La pregunta surge instantánea: ¿por qué un disco de 1995 puede ser más importante que varias obras maestras publicadas en los 30 años anteriores?
No hay discusiones con respecto a que La Espada y la Pared es un gran disco. Pero tal vez ni siquiera sea el mejor de Los Tres. Muchos coinciden en que ese lugar lo ocupa el inigualable Fome de 1997. Nadie discute tampoco que Los Tres sean uno de los mejores grupos en la historia del rock nacional. Pero tampoco se puede decir si son o no los mejores, pues tanto Los Jaivas como Los Prisioneros tienen méritos suficientes como para ser los mejores. Es todo cosa de gustos. Pero hay algo que tiene La Espada y La Pared que le otorga un peso no-musical demasiado poderoso: el momento en que apareció. Sí, podrán decir que si es por eso, Los Prisioneros fueron mucho más valiosos, porque en plena dictadura sacaron la voz y generaron un movimiento cultural súper potente. Y no quiero desmerecer su valentía, pero históricamente cuando menos libertad de expresión hay, surgen movimientos, líderes y artistas permanentemente. Creo que en situaciones así el contexto histórico influye demasiado en la elección de los símbolos opositores, como fue el caso de Los Prisioneros. Tanto puede influir en el comportamiento de las personas un caso tan extremo como una dictadura, que hoy vemos como nuestros patéticos dirigentes siguen haciendo política en base a lo que pasó hace 20 años, sin ninguna visión de futuro ni menos un respeto por los que vivimos el presente.
Pero volvamos al tema original. El momento en que apareció La Espada y La Pared. Como decíamos, tras 17 años gobernados por el General, existía un vacío de representatividad muy grande. ¿Quiénes somos? En ese entonces éramos un país ansioso, buscando a qué aferrarnos, por tener una identidad. Por salir de la confusión de esa democracia tan a la chilena. Bueno, si hay una fotografía de esa primera mitad de los noventas, esa es La Espada y La Pared. Es decir, el hecho que se llamaran Los Tres y hayan sido 4 integrantes era una parodia casi intencional de ese Chile. Fueron los primeros rockeros de la era post-Prisioneros en tener éxito en el exterior sin cruzar las fronteras de esta larga y angosta faja de tierra. Sin perder las raíces de este país. Las radios FM como las conocemos hoy, tocando rock del bueno y durante todo el día, llevaban no más de 2 años, y al fin podían tener un himno hecho en casa: Déjate Caer. Todo estaba pasando muy rápido. En cosa de meses, teníamos una movida rockera que dejaba de ser underground, con la que los jóvenes comunes y corrientes se podían identificar, podían escuchar en la radio y podían comprar los discos en cualquier parte. Llegaba el TV Cable y nos encontrábamos con un hecho sin precedentes: los ránkings del canal de música latina más importante del mundo eran liderados por esta banda de penquistas (y en segundo lugar estaba La Ley), y así seguíamos juntando hitos.
Cuando se lanzó el video de La Espada y La Pared, el fenómeno estaba desatado. Todos éramos fans de Los Tres. Llegaron los premios, llegó la fama, la admiración. Llegaron los sellos jóvenes con nuevas oportunidades para el rock nacional. Pronto hubo tribuna para los Chancho en Piedra, para los Lucybell y para tantos otros. Nunca el rock chileno tuvo tanta energía en sus raíces como aquellos años. Los Tres tal vez nunca se lo propusieron, y tal vez no sean los responsables absolutos de este fenómeno, pero revivieron la escena, le dieron cabida en los medios de comunicación, y, aunque su posición política siempre estuvo clara, lograron enderezar un movimiento cultural post-Pinochet, post-Prisioneros. Y esto es independiente de tu posición política, de tu edad o de tu condición económica. Los Tres lograron sobrepasar esas barreras tan relevantes en los noventas.
Decir que Los Tres generaron una cultura alternativa es una exageración. Pero fueron el rostro visible de un movimiento importante. Lo importante no son las obras artísticas en sí (sea un determinado disco, una determinada obra teatral, o una revista, etc.), sino lo que representan. Y Los Tres representaban algo que hasta ese momento nadie se atrevía a querer: Chile. El pelo naranjo de Álvaro Henríquez homenajeando (o parodiando?) a Carcuro, un cover de Buddy Richard en su disco (cuántos adolescentes le habían dicho ídolo a Buddy durante los 90 antes de aquello?), menciones a Roberto Parra (un símbolo del folklore nacional) como fuente inspiradora Por eso no sorprende que en el histórico Unplugged para MTV hubiesen tocado cuecas. Lo que nadie discute es la influencia de Los Tres en la revalorización del folklore ante los ojos de los más jóvenes. Y bueno, el Unplugged más que un disco fue otro hito. Los chilenos necesitamos ser reconocidos en el extranjero para saber que lo que tenemos es bueno. Y aquel histórico momento fue el peak de este renovado orgullo de ser chilenos.
No podemos dejar de lado lo musical. Por el contrario. En La Espada y La Pared hay clásicos inmortales como Déjate Caer, La Espada y La Pared y Hojas de té. Además, desde la suicida Tírate hasta la desgarradora Me rompió el corazón hay una amargura extrema, que te puede dejar enterrado en tu cama llorando. Partir de Cero y la mencionada Hojas de té aportan la entretención, con ese sonido blusero tan irresistible que lograba el tridente Parra-Lindl-Molina. Músicos de lujo, que ponían su talento al servicio de las canciones. Moizéfala es probablemente la canción de amor más hermosa escrita por Álvaro en su larga carrera musical. Te desheredo está muy lejos de ser una canción de relleno, al igual que la muy oscura Dos en Uno, una historia sacada de los titulares de La Cuarta del estilo Mató a su esposo y se lo comió.
La Espada y La Pared es una obra maestra, que mezcla el rockabilly que ellos hacían mejor que nadie en Chile y ese condimento melódico en el coro tan particular, que es como una agradable muerte. Como todo en Los Tres, es como bonito, pero nunca tanto. De Déjate Caer no hay mucho que decir, es una canción más grande que cualquiera de nosotros, nos queda grande comentarla o analizarla. Le quedaba grande incluso al alicaído rock nacional. Está a la altura de cualquier banda gringa que admires. La mejor muestra de ello es que incluso la fenomenal versión de All tomorrows parties de Velvet Underground no logra ser tan oscura ni estremecedora como Déjate Caer. Un acierto incluir este cover, sobre todo para contrastarlo con el material propio. Distinto es el caso de Tu cariño se me va. Esta versión no es comparable con el resto del disco. Porque es demasiado bueno. Nunca un artista de la Nueva Ola imaginó que a fines de siglo podría llegar a sonar tan fresco, tan potente y tan distorsionado. En un país con tan poca memoria, lo de Los Tres fue realmente novedoso. Y la participación de Buddy Richard no se siente comercial ni forzada. Más digno que nunca, el gran Buddy pone la calma a la sobredosis de adrenalina comandada por Henríquez.
Todos estos elementos hicieron que este disco sonara en la FM y en la AM por igual. Que rompiera todas las barreras entre el público. Atrás queda la diferencia entre el rock anglo y el que hasta ese momento era llamado rock latino. Éste era rock chileno. Sin camuflajes. Sin presiones políticas. Sin miedo. Con personalidad propia.
Por último, hay algo que no puedo dejar pasar. Los Tres son penquistas. Son de provincia. Yo, afortunadamente, también soy de provincia. También soy penquista. Y si Los Tres provocaron ese efecto a gran escala de sacar a relucir la chilenidad en los jóvenes, sacaron también la voz por todos los chilenos que no nacimos en Santiago. Siempre se elogian y se reconocen a Conce y a Valpo como cunas del buen rock de este país. Mentira, sean Los Tres en su momento o cualquier otra banda, se tienen que ir a instalar a Santiago, sacrificar todo para mendigar oportunidades. Tal vez si esto cambiara, podríamos levantar la plana y a ratos aburrida escena rocker de nuestro país. ¿Pasará algún día? Poco probable. Tan poco probable como que un disco vuelva a marcar tanto una época como lo hizo La Espada y La Pared.
Juan Ignacio Cornejo K.
Puede sonar una exageración. Claro, la falta de perspectiva histórica nos perjudica a los más jóvenes y nos hace tener una visión mucho más reducida de lo que podríamos llamar rock chileno. Pero sea como sea, La Espada y la Pared es a mi entender el disco más trascendente en la historia del rock nacional. Y si no lo es, pega en el palo, y pelea tal galardón tal vez con Pateando Piedras de Los Prisioneros o Alturas de Machu Pichu de Los Jaivas. Ojo, no dije el mejor, sino el más importante. La pregunta surge instantánea: ¿por qué un disco de 1995 puede ser más importante que varias obras maestras publicadas en los 30 años anteriores?
No hay discusiones con respecto a que La Espada y la Pared es un gran disco. Pero tal vez ni siquiera sea el mejor de Los Tres. Muchos coinciden en que ese lugar lo ocupa el inigualable Fome de 1997. Nadie discute tampoco que Los Tres sean uno de los mejores grupos en la historia del rock nacional. Pero tampoco se puede decir si son o no los mejores, pues tanto Los Jaivas como Los Prisioneros tienen méritos suficientes como para ser los mejores. Es todo cosa de gustos. Pero hay algo que tiene La Espada y La Pared que le otorga un peso no-musical demasiado poderoso: el momento en que apareció. Sí, podrán decir que si es por eso, Los Prisioneros fueron mucho más valiosos, porque en plena dictadura sacaron la voz y generaron un movimiento cultural súper potente. Y no quiero desmerecer su valentía, pero históricamente cuando menos libertad de expresión hay, surgen movimientos, líderes y artistas permanentemente. Creo que en situaciones así el contexto histórico influye demasiado en la elección de los símbolos opositores, como fue el caso de Los Prisioneros. Tanto puede influir en el comportamiento de las personas un caso tan extremo como una dictadura, que hoy vemos como nuestros patéticos dirigentes siguen haciendo política en base a lo que pasó hace 20 años, sin ninguna visión de futuro ni menos un respeto por los que vivimos el presente.
Pero volvamos al tema original. El momento en que apareció La Espada y La Pared. Como decíamos, tras 17 años gobernados por el General, existía un vacío de representatividad muy grande. ¿Quiénes somos? En ese entonces éramos un país ansioso, buscando a qué aferrarnos, por tener una identidad. Por salir de la confusión de esa democracia tan a la chilena. Bueno, si hay una fotografía de esa primera mitad de los noventas, esa es La Espada y La Pared. Es decir, el hecho que se llamaran Los Tres y hayan sido 4 integrantes era una parodia casi intencional de ese Chile. Fueron los primeros rockeros de la era post-Prisioneros en tener éxito en el exterior sin cruzar las fronteras de esta larga y angosta faja de tierra. Sin perder las raíces de este país. Las radios FM como las conocemos hoy, tocando rock del bueno y durante todo el día, llevaban no más de 2 años, y al fin podían tener un himno hecho en casa: Déjate Caer. Todo estaba pasando muy rápido. En cosa de meses, teníamos una movida rockera que dejaba de ser underground, con la que los jóvenes comunes y corrientes se podían identificar, podían escuchar en la radio y podían comprar los discos en cualquier parte. Llegaba el TV Cable y nos encontrábamos con un hecho sin precedentes: los ránkings del canal de música latina más importante del mundo eran liderados por esta banda de penquistas (y en segundo lugar estaba La Ley), y así seguíamos juntando hitos.
Cuando se lanzó el video de La Espada y La Pared, el fenómeno estaba desatado. Todos éramos fans de Los Tres. Llegaron los premios, llegó la fama, la admiración. Llegaron los sellos jóvenes con nuevas oportunidades para el rock nacional. Pronto hubo tribuna para los Chancho en Piedra, para los Lucybell y para tantos otros. Nunca el rock chileno tuvo tanta energía en sus raíces como aquellos años. Los Tres tal vez nunca se lo propusieron, y tal vez no sean los responsables absolutos de este fenómeno, pero revivieron la escena, le dieron cabida en los medios de comunicación, y, aunque su posición política siempre estuvo clara, lograron enderezar un movimiento cultural post-Pinochet, post-Prisioneros. Y esto es independiente de tu posición política, de tu edad o de tu condición económica. Los Tres lograron sobrepasar esas barreras tan relevantes en los noventas.
Decir que Los Tres generaron una cultura alternativa es una exageración. Pero fueron el rostro visible de un movimiento importante. Lo importante no son las obras artísticas en sí (sea un determinado disco, una determinada obra teatral, o una revista, etc.), sino lo que representan. Y Los Tres representaban algo que hasta ese momento nadie se atrevía a querer: Chile. El pelo naranjo de Álvaro Henríquez homenajeando (o parodiando?) a Carcuro, un cover de Buddy Richard en su disco (cuántos adolescentes le habían dicho ídolo a Buddy durante los 90 antes de aquello?), menciones a Roberto Parra (un símbolo del folklore nacional) como fuente inspiradora Por eso no sorprende que en el histórico Unplugged para MTV hubiesen tocado cuecas. Lo que nadie discute es la influencia de Los Tres en la revalorización del folklore ante los ojos de los más jóvenes. Y bueno, el Unplugged más que un disco fue otro hito. Los chilenos necesitamos ser reconocidos en el extranjero para saber que lo que tenemos es bueno. Y aquel histórico momento fue el peak de este renovado orgullo de ser chilenos.
No podemos dejar de lado lo musical. Por el contrario. En La Espada y La Pared hay clásicos inmortales como Déjate Caer, La Espada y La Pared y Hojas de té. Además, desde la suicida Tírate hasta la desgarradora Me rompió el corazón hay una amargura extrema, que te puede dejar enterrado en tu cama llorando. Partir de Cero y la mencionada Hojas de té aportan la entretención, con ese sonido blusero tan irresistible que lograba el tridente Parra-Lindl-Molina. Músicos de lujo, que ponían su talento al servicio de las canciones. Moizéfala es probablemente la canción de amor más hermosa escrita por Álvaro en su larga carrera musical. Te desheredo está muy lejos de ser una canción de relleno, al igual que la muy oscura Dos en Uno, una historia sacada de los titulares de La Cuarta del estilo Mató a su esposo y se lo comió.
La Espada y La Pared es una obra maestra, que mezcla el rockabilly que ellos hacían mejor que nadie en Chile y ese condimento melódico en el coro tan particular, que es como una agradable muerte. Como todo en Los Tres, es como bonito, pero nunca tanto. De Déjate Caer no hay mucho que decir, es una canción más grande que cualquiera de nosotros, nos queda grande comentarla o analizarla. Le quedaba grande incluso al alicaído rock nacional. Está a la altura de cualquier banda gringa que admires. La mejor muestra de ello es que incluso la fenomenal versión de All tomorrows parties de Velvet Underground no logra ser tan oscura ni estremecedora como Déjate Caer. Un acierto incluir este cover, sobre todo para contrastarlo con el material propio. Distinto es el caso de Tu cariño se me va. Esta versión no es comparable con el resto del disco. Porque es demasiado bueno. Nunca un artista de la Nueva Ola imaginó que a fines de siglo podría llegar a sonar tan fresco, tan potente y tan distorsionado. En un país con tan poca memoria, lo de Los Tres fue realmente novedoso. Y la participación de Buddy Richard no se siente comercial ni forzada. Más digno que nunca, el gran Buddy pone la calma a la sobredosis de adrenalina comandada por Henríquez.
Todos estos elementos hicieron que este disco sonara en la FM y en la AM por igual. Que rompiera todas las barreras entre el público. Atrás queda la diferencia entre el rock anglo y el que hasta ese momento era llamado rock latino. Éste era rock chileno. Sin camuflajes. Sin presiones políticas. Sin miedo. Con personalidad propia.
Por último, hay algo que no puedo dejar pasar. Los Tres son penquistas. Son de provincia. Yo, afortunadamente, también soy de provincia. También soy penquista. Y si Los Tres provocaron ese efecto a gran escala de sacar a relucir la chilenidad en los jóvenes, sacaron también la voz por todos los chilenos que no nacimos en Santiago. Siempre se elogian y se reconocen a Conce y a Valpo como cunas del buen rock de este país. Mentira, sean Los Tres en su momento o cualquier otra banda, se tienen que ir a instalar a Santiago, sacrificar todo para mendigar oportunidades. Tal vez si esto cambiara, podríamos levantar la plana y a ratos aburrida escena rocker de nuestro país. ¿Pasará algún día? Poco probable. Tan poco probable como que un disco vuelva a marcar tanto una época como lo hizo La Espada y La Pared.
Juan Ignacio Cornejo K.
"la espada y la pared"
"dejate caer"
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