50 DISCOS QUE CUMPLEN 50 AÑOS (1973-2023) 38 - ALICE COOPER "Billion dollar babies"


Lo de Alice Cooper es casi todo lo que querais pero no veo su sonido como Heavy Metal. Y es que antes de adentrarme en su obra, mi cabeza y posiblemente la prensa lo incluye dentro de los artistas del Heavy Metal (Dio, Manowar, Black Sabbath, Def Leppard, etc etc....). Y si me pongo solo a oir sus canciones veo glam rock, toques pop e incluso folk, pero sobre todo Alice Cooper es ROCK. Asi en mayúsculas.
Luego es cierto que su lado más teatral encima del escenario y sus vestimentas hace que si se le encuadrase más en el heavy que en el rock.
Pero sea lo que sea, es buena música, así que no lo dudéis en escuchar este disco, que además las mayoría lo cataloga como el mejor.

1. Hello Hooray
2. Raped and Freezin
3. Elected
4. Billion Dollar Babies
5. Unfinished Sweet
6. No More Mr Nice Guy
7. Generation Landslide
8. Sick Things
9. Mary Ann
10. I Love the Dead





La gran web elportaldelmetal es de lectura obligada cuando quieres saber más de un disco de heavy o rock. Gran critica la que aqui os dejo.

Bien. En 1973, Alice Cooper Band son la banda más grande de la escena, al nivel de Zeppelin, los Stones y Pink Floyd. Han llegado a un punto en su carrera en que pueden permitirse todo tipo de maniobras. El Alice Cooper personaje se codea con la realeza del cine y la televisión, ha comenzado a jugar al Golf, y a su alrededor empiezan a revolotear insectos que zumban en sus oídos, y sugieren que podría iniciar una carrera en solitario.

El ritmo de la banda no ha parado, a “Killer” le siguió otro bombazo, “School´s Out”, y el quinteto es reclamado para actuar en directo a ambos lados del atlántico. Pese al entorno megalómano en que se desenvuelven, el núcleo de la banda se esfuerza en mantener su unidad, el humor y la ilusión por grabar música, constantes que han regido su trayectoria desde los primeros tiempos, y que les han servido para llegar a la cima. Se ven a sí mismos, con la camaradería que siempre les caracterizó, como los chicos del billón de dólares, y deciden titular así al siguiente vástago de la prole.

El disco se grabará en Londres, por el estudio pasará la flor y la nata del negocio a saludarles, y cuenta la historia que, de uno de los encuentros en la sala de grabación entre una constelación de estrellas (Elton John, Charlie Watts, Ron Wood…), Bob Ezrin puso a grabar la que pensaba iba a quedar como la jam más famosa de todos los tiempos, arruinada tan pronto como un Keith Moon borracho como una cuba y pasadísimo de vueltas arranca de sus manos a Marc Bolan su guitarra y la estampa contra la batería de Neal Smith. Genio y figura el difunto drummer de The Who.

Por allí también anda Donovan, un cantautor escocés cuyo mundo parecería diametralmente opuesto al reino de pesadillas de Alice Cooper para cualquiera excepto para este último, que le invita a cantar con él a dúo en el title track.

Tan interesante como el contenido musical que rodea al disco es la sesión fotográfica para la contraportada. En una recordada imagen, la banda posa rodeada de billetes, conejillos, y un bebe, una niña, hija de la representante de Alice en Europa, maquillada por el propio vocalista, que fallecerá en trágicas circunstancias años después, como si el Anticristo hubiera reclamado un tributo, en forma de la más inocente de las criaturas, por trabajar con Alice, el que canta a los bebés muertos:

http://www.expose.org/NealSmith/alice_cooper_14med.jpg

Sobre los billetes se conoce otra anécdota mucho más divertida: Posaron con un millón de dólares reales, ningún banco en la capital inglesa quería prestarlos, y al final un elenco de agentes de seguridad se personó en el estudio con los billetes. Los tipos esperaron con profesionalidad y rigor a que aquellos cinco melenudos americanos se hicieran las fotos, y después invitaron al grupo a permanecer en la sala mientras cada billete era debidamente contabilizado. Glen Buxton escondió durante unos minutos un billete de 20 dólares, solo para tocar los cojones a los escrupulosos guardianes del tesoro británico.

El grupo era muy grande, podía permitirse esas veleidades, pero interiormente habían surgido los problemas inherentes al estilo de vida de las leyendas del Rock. Alice era la imagen de la banda, por su condición de frontman y comunicador nato; su nombre artístico coincidía con el del quinteto, y mucha gente pensaba que era el líder en solitario, siendo sus cuatro compañeros la banda de acompañamiento. Comenzaron a surgir resquemores, en especial entre Michael Bruce, el compositor más prolífico del combo, y el productor Bob Ezrin, y el alcoholismo de Buxton estaba convirtiéndose en un serio problema. Cada vez más aislado, al parecer apenas grabó unas cuantas partes de guitarra para el disco, siendo reemplazado por músicos de sesión. Esta circunstancia no era nueva; durante la grabación de “Killer” ya contaron con un invitado de lujo que suplió a Buxton en unos cuantos solos, el blues rocker Rick Derringer.

Pese a todo, “Billion Dollar Babies” es otra obra maestra, la cuarta consecutiva que editaba la banda. Se abre con “Hello Hooray”, una canción escrita por un autor de los 60 llamado Rolf Kemp, que el grupo hace suya con pasmosa naturalidad. A destacar como siempre los arreglos orquestales de Ezrin, que encajan de fábula en un tema aparentemente rockero sin demasiada historia, y la chulería y seguridad en sí mismo con que canta Alice.

Tenemos también dos temas de coña, de esos que tanto divertían a los cinco músicos cuando se relajaban y daban con ese nivel de química que les hacía superiores al resto, “Raped and Freezin´”, sobre un pobre diablo que es secuestrado y violado por una amazona que le recoge en la carretera, y que cuenta con un curioso interludio de música mariachi hacia el final, y “Unfinished Sweet”, surrealista historia de un tipo que se duerme en la consulta del dentista y sueña que es un personaje de James Bond. Al igual que en el tema “Gutter Cat vs the Jets”, del anterior “School´s Out”, habían rendido homenaje a la peli “West Side Story”, aquí introdujeron las conocidas melodías de las películas de espías de la época. En directo, la canción era escenificada con la presencia de un diente gigante, interpretado por Cindy, hermana de Neal Smith y esposa de Dennis Dunaway.

“Mary Ann” es una sarcástica balada de piano que Alice entona con falsa dulzura, dedicada a la censora y detractora del grupo, Mary Ann Whitehouse, como he contado en la reseña de “Killer”, y “Generation Landlside” es una joya luminosa y exótica, llena de nervio, con unas percusiones, unos sonidos acústicos, un punteo final y una armónica excelentes, compuesta durante un viaje de desintoxicación del trabajo en Londres que la banda realizó a las Islas Canarias, estrenando hoteles en la costa para ellos solos, y dándose de puñetazos por la noche en los garitos con los indígenas, canariones y chicharreros que no vieron con buenos ojos a los recién llegados cortejando a sus bellísimas mujeres canarias.

De todos modos, el grueso del álbum lo conforman el mágico, hipnótico tema título, otro de los hits por excelencia de la banda, con su hechizante latido, el inconfundible juego de la batería de Smith al comienzo, su letra encantada, y el contraste de las voces de Cooper y Donovan, la también conocidísima y pegadiza “No More mr Nice Guy”, puro rock con alma de fuego y raíces en el sonido Detroit, temazo ideal para los directos, y el single “Elected”, donde Alice se propone para candidato a la presencia del Gobierno de los Estados Unidos, maniobra que muchos ciudadanos creyeron real, y se interesaron en las votaciones por las papeletas de la candidatura Alice Cooper. El tema es una actualización de una tonada llamada “Reflected”, que incluyeron en su debut, “Pretties for You”, de 1969.

Y las dos últimas, que no podían faltar, representantes una vez más del lado más macabro y siniestro de Alice Cooper, las perversas y enfermizas “Sick Things” y “I Love the Dead”. Imaginería escabrosa y tétrica, letras monumentales, ambientación logradísima de lóbrega sala de torturas, la voz del genio que produce, literalmente, escalofríos -esos "I love the Dead/ Before they´re cold/ No Farewells, no goodbyes..."-, y dos nuevos clásicos que raras veces faltan en sus conciertos.

Esto es “BIllion Dollar Babies”, broche de oro a una de las mejores tetralogías en la historia de la música.

Alice Cooper: Voz, Armónica
Glen Buxton: Guitarra
Michael Bruce: Guitarra
Dennis Dunaway: Bajo
Neal Smith: Batería

Sello
Warner Bros Records























 Desde la web guitarsexchange.com sacamos esta reseña repasando el album.

Billion Dollar Babies es, a la vez, la culminación y el comienzo de la ruptura de la mítica formación original de Alice Cooper. Es, canción por canción, su mejor disco pero es, también, en el que más se nota la mano del productor Bob Ezrin que es el que trajo a Steve Hunter y Dick Wagner para cubrir a un Glen Buxton destrozado por el alcohol. Esto se puede ver como el primer paso hacia la carrera en solitario de Cooper con Welcome To My Nightmare donde estará acompañado por los dos estelares guitarristas de sesión, parte de la mítica banda de Lou Reed para su Rock And Roll Animal. Pero, a pesar de todo, aquí seguían siendo una banda y las canciones siguen siendo principalmente la obra musical de Michael Bruce, el guitarrista rítmico, con las letras de Cooper, aunque la última canción, la siniestra I Love the Dead, fuera obra de Wagner (a pesar de no aparecer como compositor, después de vendérsela a Ezrin).  

Fue con este disco con el que culminó su escalada en las listas de venta, convirtiéndose en su único número 1, y dando algunos de sus singles más destacados como Elected o la irresistible No More Mr Nice Guy. El grupo estaba en racha y su colaboración con Ezrin lograba su cuarta maravilla seguida tras Love It To Death, Killer y School's Out. Todo debería ir sobre ruedas pero los problemas entre los miembros de la banda se estaban agravando. La principal razón que su rock teatral con el foco puesto en la figura de su cantante, hacía que, a ojos de la mayoría, la banda fuera vista como simples músicos de acompañamiento de un Vincent Furnier al que todo el mundo conocía ya como Alice Cooper. Así que algunos de los miembros querían enfocarse más en el rock y menos en el teatro pero no tanto así un Cooper que sabía que éso era una de las principales razones de su éxito.
  

Para complicar más las cosas durante la grabación en Londres Glen Buxton apenas podía grabar aquejado de una pancreatitis causada por su alcoholismo. Las apariciones de Rick Derringer y Dick Wagner en Under My Wheels y My Stars, ya habían permitido a Ezrin, con el consentimiento de Buxton, utilizar a otros guitarristas anteriormente pero en este disco esa fue la regla más que la excepción. La SG de Buxton, una de las señas de identidad de la banda, está casi ausente en este disco, siendo sustituida en la mayoría de solos por Steve Hunter, el más presente, y Dick Wagner. El diácono del rock, uno de nuestros guitarristas favoritos, tiene varios momentos estelares en el disco como el solo al final de Sick Things, hecho en el mejor estilo Clapton/Cream con su SG a través de un Marshall. Tampoco está nada mal su trabajo en Generation Landslide, una de las gemas a redescubrir de este disco, donde para su solo se basó en el Jeff Beck de los Yardbirds. Por cada canción en la que participó le dieron 90 dólares y, hasta hace bien poco, su nombre, como el de Wagner, quedó fuera de los títulos de crédito.
  

Pero más allá de los guitarristas lo que sigue destacando a día de hoy es el tremendo nivel de las canciones, comenzando por la espléndida versión de Hello Hooray que abre el disco y continuando por algunos de los mejores riffs de la carrera de Michael Bruce, uno de los principales arquitectos del sonido de la banda, que también usaba una SG. Los ejemplos más destacados los encontramos en Raped and Freezin', Elected, la canción titular, No More Mr Nice Guy o Generation Landslide (una de las pocas donde se puede escuchar a Buxton y a Hunter), canciones en las que Cooper da rienda suelta a su peculiar sentido del humor y que, a la vez, son puro rock and roll, pruebas de que su estatus de aquella época, como una de las principales estrellas de rock, era totalmente merecida. 
  

El disco se cierra con I Love The Dead, su oda a la necrofilia ("amo a los muertos antes de que se pongan fríos") que adelanta sus andanzas en solitario y permanecerá para siempre en sus conciertos como el momento de la decapitación. Pero para los que apreciamos a este grupo como una gran banda compacta de rock, este es un disco agridulce, su mejor momento y su último capítulo (todavía llegaría Muscle Of Love pero ya nada sería igual). Al final el personaje se comió a la banda y, se podría decir, murió de éxito.
  

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