14 grandes discos de 2015 que no habrás escuchado (por HIPERSONICA)

Vamos a disfrutar de otro gran trabajo de la gente de hipersonica.com.
La web me encanta y podría estar dentro del Top Five (que dirían en Alta Fidelidad) de mis webs favoritas.
Cuando hablan de novedades son buenos, pero cuando les da por hacer reportajes especiales son de los mejores.

Para los que hacemos listas de lo mejor del 2015 a finales de año, ahora nos dan un trabajo extra, porque posiblemente yo ya tenga casi seguro 10-12 discos escogidos que van a estar en la lista de los 15 mejores y viene hipersonica.com y nos da una gran lista de grandes discos que puede que se nos hayan pasado escuchar y valorar.
Y si lo dice hipersonica, es que son muy buenos díscos.
Lo han separado en dos entregas que aquí os unifico.


lo:mueso

14 estupendos discos de 2015 que quizá aún no habías escuchado (I)

La voracidad del tiempo que nos ha tocado vivir, ay, resulta a menudo en una incapacidad física de disfrutar las mieles del presente. Vuelan los días, se esfuman los meses y se evaporan los discos. La mayor parte de ellos los degusto en un rincón espiritual breve y conciso, y algunos, pese a la fugacidad del momento, perviven en los cajones de mi mente. Pero el tiempo, tan caro, es limitado, y por tanto mi capacidad para expandirme sobre ellos en largos y detallados textos. Se amontonan unos sobre otros y, llegado el fin de año, no he contado por qué me encantan. En aras de subsanar parcialmente ese error, aquí van 14 discos publicados en 2015 que, al menos por un momento, me han vuelto loco, y que recomiendo con encarecimiento a todos vosotros.
El post se divide en dos partes. Esta es la primera. Mañana, la segunda.

1. Nic Hessler – Soft Connections

Quién nos iba a decir que, en pleno 2015, Captured Tracks daría con la tecla exacta que llevaban buscando años. Nic Hessler es el prodigio definitivo de un sello admirable cuyos proyectos no habían sido siempre tan excitantes como deberían haber sido. Soft Connections lo tiene todo: el vago aroma hortera de los ochenta, las melodías espléndidas del mejor Indie Pop y el tintineo melancólico de aquellos maravillosos grupos de Nueva Zelanda y Australia. Cuatro joyas le acreditan como un soberbio disco de canciones: ‘I Feel Again’, ‘Hearts, Repeating’, ‘Permanent’ y la asombrosa ‘Into The Twilight’, donde el corazón de CT, por fin, se derrite en un hermoso arcoiris.

2. Wild Honey – Medalla de plata

Cada vez que escucho las cuatro canciones joyas de Medalla de plata, el enésimo EP de Wild Honey, lamento con tanta furia como resignación su brevedad. Me molesta haberlo agotado con tanta rapidez, en el parco espacio de tiempo que conduce de ‘Tu propia montaña Sainte-Victoire’ a ‘Parque temático de patrones abstractos’, especialmente cuando recuerdo cuánto me costó conectar con Big Flash, y cómo, al final, nunca supe salir de él. Medalla de plata, sin embargo, me enamoró a primera vista, y no hace falta recordar cuán fantástica es una relación donde el espíritu respira eufórico desde el primer segundo. En el aire retro que nunca suena a retro de ‘Brillan más que el mar’ se suicidó mi corazón, ahora en español, ahora sí, ahora necesito mucho más.

3. Squadra Omega – Altri occhi ci guardano

Atención, amantes de lo extravagante, he aquí un producto de lo más fascinante. Si bien el resultado final no es siempre tan interesante como promete su coartada artística, Squadra Omega fusionan con cierta gracia géneros que, de tanto entrelazarse a lo largo de las décadas, han resultado en uno solo: psicodelia, Rock Progresivo y la alargadísima sombra del Krautrock. Altri occhi ci guardano (Cramps Music), cantado íntegramente en italiano —puntazo a favor—, es un álbum destartalado y extraño, deforme en muchos pasajes, que cuenta con un puñado de instantes memorables. Son de Treviso y tienen margen de sobra para crecer.

4. (lo:muêso) – Hoidên Limother Petity Vefuckêr

Aloud Music Ltd. es otro de nuestros sellos nacionales predilectos. Su colección de 2015 es tan reseñable como acostumbra cada año, pero a mí me ha fascinado con particular devoción el cuarto disco de (lo:muêso), grupo catalán con poco parangón dentro de la escena nacional. Hoidên Limother Petity Vefuckêr alterna paisajes luminosos y corales (‘DeadSeaHorses’), píldoras Post-hardcore de manual (‘Amarillo Mortimêr’) y larguísimas construcciones Post-rock de más de un cuarto de hora (‘Black Scissors’). La mezcla no fracasa por el apasionante ritmo con el que el grupo se conduce y el tono oscuro central a todo el disco.

5. Summer Fiction – Himalaya

Todo en Summer Fiction desprende una elegancia abrumadora. Su portada en blanco y negro repleta de flores y de miradas perdidas, sus canciones donde los arreglos son tan centrales como la estructura o la melodía, su pulso sentimental, que remite sin remedio a Camera Obscura por su capacidad para inspirar sonrisas repletas de tristeza. Himalaya, segundo LP del proyecto en solitario de Bill Ricchini, surca cumbres y atraviesa valles no siempre con igual destreza, pero alcanza su destino tras un viaje que nunca se hace largo o pesado. Y de regalo, canciones tan deliciosas como ‘Dirty Blonde’, ‘Perfume Paper’ o ‘By My Side’. Muy bien.

6. Valet – Nature

La última vez que supimos algo de Valet, un oscuro y no demasiado célebre proyecto acogido por Kranky en la recta final de la pasada década, fue en 2008, cuando publicó Naked Acid, una pieza de corte semi-experimental con obvias incursiones en los terrenos del Drone, sólo tamizados parcialmente por leves muestras de psicodelia convencional. Aquellas canciones, si bien atractivas, distaban de ser pop. Nature (Kranky), su regreso siete años después, es todo lo contrario: Dream Pop, Shoegaze y atmósferas lánguidas por doquier. No es una genialidad ni el colmo de su género, pero es improbable que no logre amenizar un puñado de tus mañanas.

7. Elvis Depressedly – New Alhambra

Dado el carácter exhibicionista de Mathew Lee Cothran, cabría esperar de su carrera como compositor algo desordenado e irregular, siempre a merced del personaje que él mismo desarrolla sin disimulo. Todo lo contrario. Si bien New Alhambra (Run for Cover) queda un peldaño por debajo de aquel fantástico Posthumous Release (Fork & Spoon, 2013), cierre en apariencia definitivo a Coma Cinema, mantiene sus constantes vitales: elegancia compositiva, ahora más saturada, y el tratamiento honesto de la muerte y la depresión, ausente de todo tremendismo. Otra obra de orfebrería emocional donde Cothran, esta vez como Elvys Depressedly, se postula de nuevo como uno de los mejores cantautores de su generación.

14 estupendos discos de 2015 que quizá aún no habías escuchado (II)

Lo retomamos donde lo dejamos ayer: en los discos que se acumulan en los cajones, en forma de recuerdos fugaces y repentinos, y que vuelan por los aires, entusiastas, cuando recuperamos las llaves del baúl en el que los habíamos encerrado. Pasa mil y una veces, y la voracidad, la velocidad del tiempo presente entierra a muchos discos estupendos a rincones que no merecen. Es una lástima, y de ahí el repaso breve y variado a todos los discos que he ido olvidando y recuperando, o de los que simplemente no he podido hablar en demasía, a lo largo del año. Volvemos a tener de todos los colores, aunque hay cierto predominio del Indie Pop, en un año muy prolífico.

8. Zebra Hunt – City Sights

Tenorio Cotobade es sin duda uno de los sellos nacionales más interesantes del momento. No tanto por su capacidad para descubrir grupos locales apasionantes, sino para peinar la escena internacional en busca de joyas que, en su mayor parte, caen en saco roto. Lo comprobamos el año pasado con Ginnels, y este año con Zebra Hunt. Más Jangle Pop, mucho más deudor del Dunedin Sound y de grupos como The Clean o The Bats. Por ahí se cuela Robert Mercer, por cierto, hermano de James —sí, de ese James Mercer—. Teclados, guitarras deliciosas y canciones tan redondas como ‘Delaware’ o ’20 Ways to Belong’. En directo, además, suenan perfectos.

9. Institute – Catharsis

Oh, no, no nos habíamos olvidado de Sacred Bones Records. Este año continúan editando discos fantásticos, y todos ellos aún comparten el mismo espíritu sonoro, la misma sensación de haber surgido de la cueva más remota de los suburbios de la costa este. Institute y su muy reseñable Catharsis comparten varios elementos en común con el resto de grupos acogidos por el sello neoyorquino, a lo que añaden un sentido artesanal del Punk, derivado aquí en un oscuro y destartalado Post-punk. Es sucio, es poco profesional, es violento y, pese a su intrínseca fealdad, es un producto bello y sin adulterar. ‘Cheerlessness’ como ejemplo de todo ello.

10. EZTV – Calling Out

Volvamos a Captured Tracks. Aunque un par de peldaños por debajo del disco de Nic Hessler, Calling Out, el primer trabajo de EZTV, es otro exquisito ejercicio de Indie Pop clásico. Lo mejor: no tiene los dejes habituales del sello. No se deja llevar por las turbulentas aguas del Post-punk taimado ni abraza en exceso la versión menos recomendable de los ochenta. Al frente de EZTV, Ezra Tenenbaum, al que se le adivina un exquisito gusto compositivo y, pese a una languidez achacable sólo a los dejes del género, un futuro más que emocionante. Veremos en qué queda. De momento, canciones como ‘Soft Tension’ le dejan en muy buen lugar.

11. Exnovios – Exnovios EP

Mi primera reacción al escuchar ‘Ha venido a por ti’, la canción que abre el EP homónimo de Exnovios, grupo pamplonica formado por miembros de otros proyectos como Muy Fellini, Los Jambos o Almanaque Zaragozano, fue algo así como “joder, esto son Los Brincos hasta arriba de LSD”. Por ahí, más o menos, van los tiros: ellos citan a The Byrds, los Beatles más alucinados del Revolver —y derivados—, Spacemen 3 y la Velvet Underground más chunga. Hay herencia sesentera, hay un huevo de psicodelia guay pero no exclusivamente nugget y letras con frases como “No existe nadie que no quiera amar / A una persona estando en tu lugar”.
Sólo son cuatro canciones y a mí ya me tienen babeando.

12. Blank Realm – Illegals in Heaven

Blank Realm es un grupo complicado. Su carrera musical está trufada de referencias, pero tampoco es demasiado longeva —comenzaron en 2007—. Su disco de 2014, Grassed Inn (Fire) tenía los elementos adecuados para volar por los aires mi cerebro —y lo conseguía en ‘Back to the Flood’—, pero se quedaba a mitad de camino de todo. Sucede algo semejante en Illegals in Heaven (Fire), su continuación: ¿Psicodelia? ¿Garage? ¿Indie Rock estridente? ¿Un segundo, eso son guitarras Jangle? Esta vez, el mashup es demasiado poderoso y enérgico como para no digerirlo, y además tiene momentos bri-llan-tí-si-mos.

13. Taman Shud – Viper Smoke

Viper Smoke (autoeditado) es el resultado improbable de un Spaguetti Western mezclado con toneladas de ácido y The Birthday Party cantando a H. P. Lovecraft. Psicodelia altiva, empapada en licor, divertida y de una oscuridad extrema. La coartada necrótica de Taman Shud —se definen como una banda de Necro-psych, lo cual, como es lógico, nos parece perfecto— puede resultar algo cargante e incluso sospechosa por momentos, pero es precisa: sus canciones son tan festivas como góticas, ideales para montar una fiesta en el cementerio más cercano. El disco, además, es consistente, pese a que tiende a repetir trucos y patrones. Molan a rabiar.

14. Ultimate Painting – Green Lines

Encomiable año de Trouble In Mind. No sólo han editado a Dick Diver y Salad Boys en Estados Unidos, sino también a Ultimate Painting por segundo curso consecutivo. El año pasado llegamos a ellos siguiendo la estela de su debut homónimo, y este año nos hemos quedado definitivamente en sus melodías pausadas, en su minimalismo y formas pavementianas, en su notable Green Lanes. Ultimate Painting, británicos, no optan ni por la sofisticación del proverbial Indie Pop de las islas ni por la dejadez mundana del otro lado del Atlántico. Se manejan en un delicado y elegante término medio, oscuro e intimista.

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