Coleccionando vinilos - 41 - CHET BAKER AND BILL EVANS - "Alone together" (1959)
Si hay una música que me gusta ponerme en el reproductor de vinilos esa es el JAZZ. Estés lo que estés haciendo por casa, pones un disco de jazz, el que sea, subes un poco el volumen y la casa parece otra. Todo es más tranquilo, pacífico y alegre.
Más incluso que ponerme música clásica, que tampoco está nada mal.
Y si encima este disco que hoy os traigo es una obra maestras de dos genios que decidieron unir sus vientos y teclados en 1958 y crear esta gran obra.
Chet Baker y Bill Evans, dos genios del jazz y que ofrecían algo de frescura e improvisación a este género.
Este disco es una reedición remasterizada de la versión original, y suena que es una delicia.
Os dejo con la ficha técnica sacada como casi siempre de la gran web discogs.com.
Después unos breves apuntes biográficos de cada músico para terminar con un repaso a este disco extraído de cadenaser.com.
Chet Baker, Bill Evans – Alone
Together
Sello:
Formato:
Vinyl,
LP, Album, Reissue, Remastered, Limited Edition
País:
Fecha:
Género:
Estilo:
Pistas
A1
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Alone Together
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6:52
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A2
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How HighThe Moon
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3:36
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A3
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It
Never Entered My Mind
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4:41
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A4
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'Tis Autumn
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5:18
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B1
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If
You Could See Me Now
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5:17
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B2
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September Song
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3:05
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B3
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You'd
Be So Nice To Come Home To
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4:33
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B4
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Time On My Hands
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4:33
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B5
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You
And The Night And The Music
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4:06
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B6
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I
Could Have Danced All Night
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3:41
|
Notas
Stereo Panoramic HiFi Recording
DMM (Direct Metal Mastering)
Recorded New York, Dec. 30, 1958 (A1-A3, B1-B3) & January 19, 1959 (A4, B4-B5)
Bonus Track B6, New York July 22, 1959 (Chet Baker, Bill Evans, Herbie Mann, Zoot Sims, Pepper Adams, Earl May, Clifford Jarvis,)
DMM (Direct Metal Mastering)
Recorded New York, Dec. 30, 1958 (A1-A3, B1-B3) & January 19, 1959 (A4, B4-B5)
Bonus Track B6, New York July 22, 1959 (Chet Baker, Bill Evans, Herbie Mann, Zoot Sims, Pepper Adams, Earl May, Clifford Jarvis,)
A raiz de la biografía de Bill Evans, El Mundo, publicaba esta noticia:
Música y vida de Bill Evans
El
músico Bill Evans. (Foto: EL MUNDO)
JAVIER
MARTÍNEZ
MADRID.- La
figura de Bill Evans puede abordarse desde perspectivas muy distintas, y
resulta en todos los casos del máximo interés. Junto al formidable músico, uno
de los más grandes de la historia del jazz, creció
un personaje autodestructivo caracterizado por la introversión . "El suyo fue el suicidio
más largo de la historia", dice su amigo y también pianista Gene Lees. Sin
embargo, no es el lado adictivo y doloroso del genio que Peter Pettinger desea
explorar en 'Vida y música de Bill Evans', la biografía editada recientemente
por Globalrhythm.
Concertista de piano durante más de un
cuarto de siglo, Pettinger prefiere detenerse en el estudio exhaustivo de toda
su obra, sin eludir una secuencia cronológica de su evolución personal y
artística. Declarada su admiración personal por el músico objeto de análisis, a
quien vio actuar en directo en numerosas ocasiones pero nunca tuvo la
pretensión de conocer, el autor incide en la formación clásica de
Evans, a quien se llegó a calificar como el Chopin del jazz.
Brillante escritor, pintor y con muchas
aptitudes para el deporte, William John Evans es retratado
como un hombre de perfil renacentista. Es detallado y profuso
el repaso de la obra y de la vida (por ese orden) del pianista de Nueva Jersey.
Son 346 páginas, con 43 más de epílogo dedicadas a un riguroso
índice de todas sus grabaciones que hará las delicias de los
devotos más exigentes. El cuidado repaso de cada uno de sus discos no obvia
documentos de notable interés, como la entrevista realizada por Marian
McParland el 27 de mayo de 1979, poco antes de su fallecimiento. No sólo se
incluyen los títulos de Evans como líder, sino también los de aquellas
formaciones en las que intervino.
Sabida es su breve pero fecunda relación
con Miles Davis, con resultados tan categóricos como 'Kind of blue'. El
narrador bucea en el primer encuentro entre ambos, que de alguna manera se
retroalimentaban de su capacidad creativa. "Hasta esa fecha, el mundo no
tenía ni idea de la magia que encerraban las manos de Evans. Tal vez sólo Miles
lo había intuido (pág. 79)". Se trataba del único blanco en el histórico
quinteto del trompetista a mediados de los cincuenta, circunstancia que no iba
a facilitar su continuidad en el grupo.
Bill Evans fue el artífice
de un nuevo lenguaje en la formación de trío. Para la posteridad
quedan sus grabaciones junto al bajista Scott La Faro y el batería Paul Motian
y su sobresaliente contribución a la celebridad del Village Vanguard. Ya en su
crepúsculo personal, que no artístico, se le pudo ver en el Balboa Jazz Club de
Madrid junto a Marc Jonson y Joe La Barbera, el 12 de diciembre de 1979.
Pettinger recoge diversos testimonios de
gente próxima a Evans, como el caso del propio La Barbera, y añade la
exhaustividad del trabajo su pasión por el protagonista, que le conduce en
ocasiones a moverse en un discurso casi hagiográfico. Deriva comprensible
cuando escuchamos cualquiera de sus discos, cerramos los ojos y creemos
contemplar aún a áquel hombre hiperbólicamente
inclinado sobre el piano, ajeno al mundo exterior, en estado de
trance, tal vez, porque, como apunta el autor de este libro, "no parecía
tocar para las masas, sino para sí mismo".
Chet Baker
(Chesney
Henry Baker; Yale, 1929-Ámsterdam, 1988) Trompetista y cantante de jazz
estadounidense. Representante del jazz cool, se
distinguió por su sonido emocional y lastimero. Destacan en especial sus
colaboraciones con el saxofonista Gerry Mulligan.
Chet Baker
En
los comienzos de su carrera musical, a principios de los años 50, tocó con el
gran Charlie Parker y con el saxofonista Stan Getz. En 1952 ingresó en el
cuarteto del saxofonista barítono Gerry Mulligan, con el que obtuvo un gran
éxito por su interpretación del tema My Funny
Valentine. Un año más tarde, Baker fundó su primer cuarteto y realizó
grabaciones para la Pacific Jazz, destacado sello jazzístico del momento. Su
álbum Chet
Baker Sings (1954)
obtuvo un éxito resonante gracias a la armoniosa compenetración de su personal
estilo a la trompeta con su intimista forma de cantar.
La
industria de Hollywood se fijó en él tanto por su talento musical como por su
agradable y atractivo físico, y debutó en el celuloide con la película Hell´s Horizon(1955,
de Tom Gries). Sin embargo, Baker estaba más interesado en su carrera musical y
prefirió volcarse en ella, grabando discos y emprendiendo giras por Europa,
hasta que en 1959 se afincó en Italia. En los años 60 su carrera se vio
oscurecida a causa de su adicción a las drogas, pero logró con todo sacar
adelante excelentes grabaciones como Somewhere
Over the Rainbow (1962)
y Lonely
Star(1965), entre otras. A mediados de los 60 regresó a Estados
Unidos; se vio entonces implicado, al parecer, en una pelea en la que le
rompieron varios dientes, lo cual le impediría tocar correctamente la trompeta
durante algún tiempo.
Tras
haber superado hasta cierto punto su drogodependencia, reapareció públicamente
en 1973 y un año después actuó otra vez con Gerry Mulligan en el Carnegie Hall
de Nueva York. A mediados de esa década volvió a Europa, y a partir de entonces
no tuvo residencia fija; siguió actuando y grabando en diversos lugares, a
menudo con músicos locales. Algunos de los trabajos más destacados de su última
etapa fueron Mr. B. (1983), Blues for a Reason (1984) y Chet´s Choice(1985).
Chet Baker falleció en 1988 en Ámsterdam tras caer desde la ventana de un hotel
en circunstancias poco claras.
Chet Baker & Bill Evans - Alone Together
Y me encanta como hablan en cadenaser.com de este disco (aunque con diferente título, ya que el que yo tengo es una reedición y posiblemente el título lo hayan cambiado).
EXTRAÍDO
DE CADENASER.COM
Chet
Baker, la trompeta más triste y seductora de la historia del jazz
Chet Baker me mira desde la portada
de un vinilo originalmente editado en 1958. Su rostro es atractivo y duro, de
rasgos marcados. Sus ojos miran fijamente y su mirada transmite soledad a pesar
de que una mujer le abraza apoyando su mejilla ladeada en el hombro de Baker.
El disco, vagamente titulado 'Chet', es una vieja joya del jazz con Bill Evans
al piano y Herbie Mann a la flauta. Un álbum instrumental en el que no se
añoran las palabras porque la música se sostiene sola.
Se trata de un disco obsesivo y dulce
que transmite una enorme soledad. Un disco mañanero que arranca con 'Alone
together' y que cierra la primera cara con 'Tis autumn' dejando en el aire,
como suspendidas, unas notas cargadas de recuerdos, de sentimientos cruzados e
invasivos. Cuando Baker grabó este álbum estaba hundido en la droga, más aún
tras la muerte por sobredosis de su amigo Dick Twardzik unos años antes.
Baker sabía moverse en esos
peligrosos límites de las drogas. Adicto durante décadas, el trompetista, que
se exilió en Europa, consiguió seguir a flote, apoyado en sus mujeres, en los
peores momentos. Su vida, tan trágica como llena de magia, estuvo marcada por
las adicciones, el jazz, las mentiras y las mujeres hasta que la muerte, a la
que había dado esquinazo en múltiples ocasiones, le cazó por sorpresa en la
capital de Holanda una madrugada de 1988. En esta vieja ciudad se cobijó Baker
a finales de los años ochenta y en ella murió pocas semanas antes de que se
estrenase el genial documental 'Lets get lost' de Bruce Weber, nominado al Oscar en 1988.
En 2010 recorrí el centro de Europa
en un viaje que comenzó escuchando jazz en Voldenpark, el gran parque de Ámsterdam. Había vuelto a ver el
documental de Weber unos meses antes y sentí la necesidad de rendir tributo al
genial trompetista antes de abandonar la ciudad. No hay mucha parafernalia
alrededor del lugar en el que murió el músico, aunque sí cierto misterio. Chet Baker falleció el 15 de mayo de 1988 después de caerse de su habitación en el Hotel Prins Hendrik de
Ámsterdam, a escasos metros de la estación
central, aunque sus restos se encuentran en el cementerio Inglewood Park de Los
Ángeles, California. Baker dio positivo por heroína y cocaína en la autopsia,
lo sorprendente del caso es que la ventana por la que cayó apareció cerrada,
las hipótesis apuntan a un accidente. Baker debió de intentar cerrar la ventana
y cayó al vacío. Tampoco se trataba de una gran altura, pero Baker había
escapado a su destino durante demasiado tiempo.
En el lugar, entre la puerta del
hotel y la de una licoreria, hay una placa de bronce con el
rostro de Baker que
recuerda su muerte y su obra. Está allí después de que decenas de aficionados
erguiesen en la pequeña plaza sus propios monumentos. Un día el Ayuntamiento se
cansó y lo hizo oficial: habría una placa en el lugar.
Esa tranquila plaza no tiene más
encanto que otros rincones de la ciudad, pero era el hogar de Chet Baker, su
último hogar. Allí esperaba para su enésimo regreso tras una carrera que
comenzó temprano y que conoció la gloria y el infierno de la fama, las drogas y
el jazz. Una vida inmortalizada en álbumes hipnóticos y sensuales con portadas
como la que me mira esta mañana mientras Chet sopla la trompeta más seductora de la música.
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