Coleccionando vinilos - 211 - LUCINDA WILLIAMS "Live at kut fm" (4-10-1981)

 


Una de las grandes divas del rock, y posiblemente la gran dama del rock sureño americano.
Carrera ejemplar y con un resurgimiento a lo grande en 2020 con un discazo de rock que ya querrían para sí cualquier artista actual.

Todos los estilos americanos por excelencia han pasado por su garganta y sus dedos, folk, country, blues, rock....

Aquí se recoge una actuación en la radio Kut FM en 1981, por lo que se trata de una preciosa colección de 12 temas en la senda de la más pura tradición americana con mucho country folk y pinceladas de rock.

Si su discografía no me engaña, esta actuación se grabó cuando solo tenía 2 discos en el mercado, por lo que aunque se ha reeditado en vinilo cuando el nombre de LUCINDA WILLIAMS ya está en mayúsculas en cualquier cartel, en su momento no era más que una joven promesa de la canción americana, de ahí de la sorpresa de la calidad de sus interpretaciones casi en acústico pero transmitiendo mucho.

Me imagino que la conocerán o por lo menos les sonará el nombre, pero si no, aquí tienen amplias biografias para ver la relevancia de una de las grandes damas americanas de la canción.


Lucinda Williams ‎– Live at KUT-FM in Austin, TX - October 4, 1981

Sello:
DOL ‎– DOR2035H
Formato:
Vinyl, LP, Unofficial Release
País:
Publicado:
Género:
Estilo:

Lista de Títulos

A1I Lost It
A2King If Hearts
A3Bill
A4Happy Woman Blues
A5Sharp Cutting Wings
A6Lafayette
A7Nothin' In Ramblin'
B1Ramblin' On My Mind
B2Abandoned
B3All I Want (Take 2)
B4Song For A Jewelry Maker
B5Pancakes

En 2008, a raiz de salida al mercado de su disco "Little honey" rescato este artículo extraido de ROCKTHEBESTMUSIC.COM

A sido a raíz de un comentario realizado en la entrada que Rockland le ha dedicado en su blog al nuevo trabajo de Lucinda Williams y a la posterior respuesta de Il Cavaliere , “fan acérrimo” de la misma tal como textualmente le define Rockland en su entrada, ha motivado que haya decidido escuchar, esta vez si, con la atención que, por lo leído en los diversos comentarios y blogs estos días, Lucinda se merece, su ultimo trabajo, el “Little Honey”, y la verdad es que me ha gustado bastante, lo que me ha motivado a realizar una entrada dedicada a su figura, quizás para intentar “expiar” mi pecado al no haber valorado en su justa medida a la cantante, pero luego pensándolo mejor he creído que no soy la persona mas adecuada para redactarla, por este motivo me he puesto en contacto con el mismo Il Cavaliere para que fuese él quien me proporcionase toda la información necesaria para que la figura de Lucinda estuviese presente en “The Best Music”.


Pero lo que él no sabe es que hay un segundo motivo oculto para que dicha entrada este presente precisamente esta semana en el blog, y ese motivo no es otro que este es mi regalo de boda, y ahora, entrando en temas “rosas”, resulta por si alguien lo desconoce, que creo que no, que Il Cavaliere por fin se nos casa.

Lucinda Williams.


Nacida en Lake Charles en 1953, Louisiana, e hija del gran poeta Miller Williams y una talentosa pianista Lucille Morgan, Lucinda williams muestra un feroz amor por la música y las palabras a una edad temprana.

Su infancia transcurrió entre Fayetteville, Arkansas, Santiago de Chile y varios destinos más que su famoso padre cubrió como profesor universitario . Su carácter itinerante se puede escuchar en su música, en la que se pueden encontrar multitud de influencias.
“Me encantan Loretta Lynn y Hank Williams, pero también Bob Dylan, The Doors y Jimi Hendrix”.

Con poco más de veinte años, toca en las ciudades texanas de Austin y Houston una mezcla de folk, rock y country. En 1978 se traslada a Jackson, en el estado de Mississippi para grabar su primer disco,”Ramblin ‘On My Mind”. Dos años después registra una introductoria colección de versiones propias donde Williams pinta un humilde fresco capaz de retratar aspectos de la mujer sureña en “Happy Woman Blues” (1980), una mezcla de baladas de bar, riffs de rock, y estribillos pegadizos. De nuevo el disco funciona tan mal que Lucinda tardaría en volver a entrar en un estudio casi nueve años. Viendo que su carrera no se dirige hacia ninguna parte, se muda a Los Angeles en 1984.

Reubicada en Nashville y sin más título que el de Lucinda Williams, publica en 1988 un nuevo trabajo mezcla de country, blues, cajun y gospel. El single “Changed the Locks”, acerca de la ruptura de una relación (una constante en su carrera), fue radiado en emisoras de todo el país y se ganó el respeto de algunos grandes de la música , entre ellos Tom Petty, quien grabaría más tarde una versión de esta canción en sus disco “She´s The One”(1996). Mary Chapin Carpenter también registraría en 1992una versión de “Passionate Kisses” que fue un gran éxito en las listas de country. Por este tema, Williams obtuvo el Grammy a la mejor canción de country en 1994. Gracias a esto, pudo ganarse el aprecio de la crítica, pero su éxito comercial continuaba siendo bastante moderado. Tenía fama de ser demasiado perfeccionista y de trabajar muy despacio en el estudio de grabación.

Williams tardaría cuatro años más en editar “Sweet Old World”(1992) un álbum de tono melancólico, en el que están muy presentes los temas del suicidio y la muerte. El éxito continúa siendo moderado a pesar de la calidad de sus canciones. Rick Rubin la ficha para su sello “American Recordings”, pero el constante movimiento de este sello por varias multinacionales hacen que nuestra amiga Lucinda recale finalmente en Island Def Jam que más tarde crearía la división “Lost Highway” dedicada por entero a la música de raíces en la que sigue grabando actualmente.

Pero con tanto talento el éxito no podía resistirse y en 1998 llega su quinto álbum en veinte años de carrera, “Car Wheels On A Gravel Road”. Un disco complejo de grabar que supuso el fin de su larga relación musical con Gurf Morlix, Lucinda acabaría cediendo el control a Steve Earle, Ray Kennedy y Roy Bittan. Para entonces la MTV se burla de ella llamándola “La maníaca de los estudios de grabación”.Pero la materia prima era tan buena que por muchas vueltas que se le diera finalmente conseguiría alumbrar una obra maestra que pondría de rodillas a público y crítica consiguiendo un gran éxito comercial. Un delicado romanticismo, unas letras de quitar el sombrero y el blues primigenio que siempre quiso grabar la elevarían a los altares de la fama. Premiado con el Grammy al mejor disco de folk contemporáneo, una gira con Bob Dylan puso la guinda al pastel.Por la red circulan varias versiones de este disco, incluida una primeriza edición comandada por Gurf Morlix.

Sorpresivamente en menos de tres años Lucinda registraría en Minneapolis bajo la producción de Charlie Sexton y Bo Ramsey “Essence”(2001) otro gran éxito. Este álbum, bastante más sencillo que el anterior en cuanto a concepto es de una belleza cegadora, temas intimistas donde las relaciones personales son el eje central del mismo. Tercer Grammy por la interpretación de “Get Right With God”.
Reubicada de nuevo en Los Angeles y tratando de olvidar las interminables sesiones de grabación de las que fue burla en el pasado, dos años después llegaría “World Without Tears”, un trabajo registrado “On The Floor”, sin overdubs ni retoques innecesarios. Un disco en directo grabado en el estudio. Con algunos temas más rockeros en una onda Neil Young y piezas de orfebrería del estilo de “Overtime”, una de sus mejores composiciones.

En 2005 vería la luz “Live @ The Fillmore”, un doble en directo sin sorpresas ni versiones ineditas.Un nuevo disco dos años después, “West”, dividiría a una gran parte de público y crítica. Un trabajo dedicado enteramente a la memoria de su madre fallecida y a una nueva relación fallida. A pesar de contar con músicos de primerísimo nivel, algo que ya hiciera en “Essence”, el disco cuenta con un minutaje excesivo y unos arreglos demasiado ampulosos que han hecho de este trabajo un punto importante de discordia entre los seguidores de la propia Lucinda. En mi humilde opinión, las manos del productor Hal Willner no eran las más apropiadas para un disco de estas características. Polémicas aparte, algunas de las canciones contenidas en “West” son joyas de muchos quilates.
“Little Honey” es el título del nuevo disco que se pone esta semana a la venta. Un trabajo muchísimo más directo; producto, otra vez más, de la felicidad sentimental de esta gran dama del sur que sin embargo contiene algunos temas compuestos en la época de “West” pero mucho más optimistas y vitales.
Lucinda Williams es indudablemente la nueva gran dama del sur, capaz de recoger el testigo de Emmylou Harris y Loretta Lynn, llevando su música a un nivel más actual.


Un mujer que ya forma parte de la leyenda viva de la historia de la música.

Il Cavaliere.


Pues visto lo visto, pocos artículos son mejores que la recurrente WIKIPEDIA, asi que tiramos de ella para repasar la vida de esta diva del rock.

Lucinda Williams (Lake CharlesLuisiana26 de enero de 1953)1​ es una cantautora estadounidense de música rockfolk y country. Ha obtenido tres premios Grammy, y fue considerada la mejor autora de canciones de Estados Unidos por la revista TIME en 2002.

Carrera musical

Con poco más de veinte años, tocaba en las ciudades texanas de Austin y Houston una mezcla de folk, rock y country. En 1978 se trasladó a Jackson, en el estado de Misisipi, para grabar su primer disco, para Smithsonian/Folkways Records. Titulado Ramblin', consistía en una colección de versiones de temas de country y blues. Dos años después, en 1980, publicó Happy Woman Blues, con temas de creación propia. Ninguno de los dos álbumes tuvo demasiada repercusión.

A comienzos de la década de 1980, se trasladó a Los Ángeles, en California, donde comenzó a labrarse una reputación con sus actuaciones, tanto eléctricas como acústicas. Más tarde se instaló en NashvilleTennessee. En 1988 editó un nuevo álbum, con el sello Rough Trade Records, titulado sencillamente Lucinda Williams. El disco sencillo "Changed the Locks", acerca de la ruptura de una relación, fue radiado en emisoras de todo el país y le ganó varios seguidores entre las gentes del negocio de la música, entre ellos Tom Petty, quien grabaría más tarde una versión de esta canción.

Su siguiente grabación, Sweet Old World (Chameleon, 1992), es un álbum de tono melancólico, en el que están muy presentes los temas del suicidio y la muerte. Su principal éxito durante los primeros años de la década de 1990 fue como autora de canciones. Mary Chapin Carpenter grabó en 1992 una versión de "Passionate Kisses" (del álbum Lucinda Williams), que fue un gran éxito en las listas de country. Por este tema, Williams obtuvo el Grammy a la mejor canción de country en 1994. Gracias a esto, pudo ganarse el aprecio de la crítica, pero su éxito comercial continuaba siendo bastante moderado. Tenía fama de demasiado perfeccionista, y de trabajar muy despacio en la sala de grabación. De hecho, pasaron seis años antes de que publicara su siguiente disco, aunque apareció como artista invitada en álbumes de otros músicos y participó en varios discos colectivos durante este período.

Su siguiente grabación, muy esperada, apareció en 1998, con el título de Car Wheels on a Gravel Road. Este disco, que fue premiado con el Grammy al mejor disco de folk contemporáneo, le proporcionó finalmente el éxito comercial que tantas veces se le había negado. Además de recibir excelentes críticas, el álbum se vendió muy bien. Tuvieron gran repercusión sobre todo dos temas, ambos editados en disco sencillo: "Still I Long for Your Kiss", que formó parte de la banda sonora de la película de Robert Redford El hombre que susurraba a los caballos, y "Can't Let Go". Después de la publicación del disco, Williams realizó una gira con Bob Dylan, y otra como cabeza de cartel, para la promoción de su álbum.

Su siguiente disco, Essence (2001), fue también un gran éxito. Este álbum, bastante más sencillo que el anterior en cuanto a su producción, acercó a Williams al público de la música alternativa. Uno de los temas incluidos en el álbum, "Get Right With God", le proporcionó en 2002 su tercer Grammy, por la mejor interpretación femenina de rock. Se trata de un atípico tema de gospel-rock que contó con la contribución con el órgano Hammond del músico de country alternativo Ryan Adams.

En 2003 publicó World Without Tears, y en 2005, un disco en directo,Live @ The FillmoreWest, está dedicado a su madre, recientemente fallecida, para la que escribió más de 27 canciones. El disco, editado el 13 de febrero de 2007, contiene 13 temas, y su estilo es bastante similar al de World Without Tears. El 14 de octubre de 2008 publicó "Little Honey", y en 2011 "Blessed".2

En 2014 publica Down Where the Spirit Meets the Bone un álbum doble de una calidad extraordinaria.3​ Con un equipo que incluye a Tony Joe White, Greg Leisz, Jonathan Wilson o Doug Pettibone y a los Imposters, la banda de acompañamiento de Elvis Costello, que aportan su base rítmica por medio de Pete Thomas y Davey Faragher. Un corazón atravesado por un cuchillo adorna la portada de este álbum cuya temática se nutre de las andanadas de la vida, el sufrimiento que provocan y la actitud con la que enfrentarse a ellas. Comienza el disco con Compassion, una adaptación de un poema de su padre (Miller Williams) con guitarra acústica donde reina la sobriedad. En general la música de la cantante está decisivamente influida por los sonidos del country de raíces, tal y como puede apreciarse en East Side of Town, o en la rítmica This Old Heartache. En It’s Gonna Rain, más sobria y dolorosa, aparecerá la voz profunda y delicada de Jakob Dylan como buen contrapunto. En otros temas como West Memphis o Something Wicked This Way Come y Everything but the Truth también destaca la labor de las guitarras. Otras canciones a destacar son la épica Cold Day in Hell, la sentimental Wrong Number, la sosegada When I Look at the World, con su reivindicación del olvido de los errores, o One More Day, en la que sobresale la sección de metales.

Su álbum de 2016, Ghosts of Highway 20 es doble, con trece nuevas canciones, más una versión de Factory de Bruce Springsteen, en que sigue el duelo por su padre, el poeta Miller Williams, presa del Alzheimer en sus últimos años y la idea de mortalidad, al tener conciencia que ya hemos vivido más de lo que nos queda por delante.4

El disco gira en torno a la carretera como metáfora vital. Lucinda Williams habla de ‘’moteles en declive y vallas publicitarias desteñidas, coches usados en venta y depósitos de chatarra’’ en el tema titular. Se trata también de un reencuentro con el pasado: ‘’Quien soy ahora es quien fui entonces. No hay duda alguna, soy pariente de todos los fantasmas a lo largo de la autopista’’. En Doors of Heaven confiesa que quizás se ha cansado de vivir y pide que le abran las puertas celestiales, donde ‘’pasearé en la gloria, contándole a todos mi historia una y otra vez’’. En Louisiana Story describe la infancia y el complejo de culpa que inculca una severa educación religiosa, y en Can’t Close the Door on Love, se refiere a la empatía para superar los fracasos. Otros temas a destacar son Place in my Heart o Bitter Memory.

Discografía

Álbumes de estudio

  • 1979: Ramblin'
  • 1980: Happy Woman Blues
  • 1988: Lucinda Williams
  • 1992: Sweet Old World
  • 1998: Car Wheels on a Gravel Road
  • 2001: Essence
  • 2003: World Without Tears
  • 2007: West
  • 2008: Little Honey
  • 2011: Blessed
  • 2014: Down Where the Spirit Meets the Bone
  • 2016: The Ghosts of Highway 20
  • 2017: This Sweet Old World
  • 2020: Good souls better angels



Essence



Y dejo para el final este otro repaso a su carrera, sacada de MUJERESBACANAS.COM

Lucinda Williams llegó tarde, no a la vida-porque había vivido mucho y había vivido bien en muy poco tiempo-pero sí al reconocimiento. Llegó tarde a la fama, en un género musical hecho principalmente por y para hombres como es el country.

En los setenta pasó por los bares y tabernas de Houston, de Austin, ambos en Texas, y de Jackson, Mississippi. Williams editó un par de álbums sin mucho éxito antes de cumplir 30. Luego se tomó su tiempo. Sacó un disco cada seis años en promedio, pero su reputación estaba más relacionada con ser compositora para otros artistas, por hacer canciones tras las sombras. Williams estaba lejos del country más comercial y juguetón de tipos como Garth Brooks y eso parecía pesarle. Lo suyo estaba más emparentado con los cuentos de desolación de Hank Williams, con Dylan circa 1965, y con lo más country de Neil Young. Con su voz rasposa, Williams retrataba en canciones  las derrotas del sur profundo y de su propia vida.

Eso hasta que era 1998 y cumplió 45 y lanzó un álbum llamado Car Wheels on a Gravel Road, una colección  de temas que trascendió el género al que se le asocia. Con esas canciones Williams dejó atrás una carrera más inclinada a las tinieblas que a la luz y se convirtió en un icono no solo del country, sino que cultural.  Escuchar Can’t Let Go en Gravel Road es entender que lo suyo va mucho más allá de un sombrero de cowboy.

Buena parte de su mejor trabajo se concentra en amores perdidos. Está la rabia, pero también siempre hay una idea de que se perdió algo irrecuperable. Eso es lindo.

Whisky, caminos de tierra, lugares sombríos del delta del Mississipi. Lo que Williams le hizo a la música country es valioso porque no tiene que gustarte el country para escucharla. Aquí hay una vuelta de tuerca a lo que ya estaba, una oscuridad que puede estar emparentada con Nick Cave, PJ Harvey, Cohen, o incluso, Tom Waits. Un álbum como West, de 2007, está para escucharlo de noche en una casa en medio de la nada, no en un wurlitzer de bar honky-tonk.

Williams, hija de Miller Williams, un reconocido poeta de los 50 y 60, creció en Lake Charles, Luisiana, más cerca de Texas que de New Orleans, la ciudad que justamente define a Luisiana. Y ese rasgo biográfico; el padre y el sur, de seguro explican mucho. Aunque sus raíces y su música tengan un fuerte aroma sureño, es decir, a los estados donde ganó Trump, a estados más pobres, más negros, más blancos, con más problemas sociales que los estados azules de las costas, Williams decidió ser una mujer  que va a contrapelo de su propia cultura. Esto no es country hecho por una mujer de corazón redneck o hillbilly, como suele pasar. Esta es la música de una mujer que, nacida y criada en una pequeña ciudad del sur más profundo, decidió apoyar a Bernie Sanders. No a Hillary. A Bernie.

Miller, su padre, había sido un progresista en el sur y había estado tras causas como los derechos de las mujeres cuando Lucinda crecía. Eso permeó en ella.

Lucinda Williams es el sur de Estados Unidos, su alma está ahí, pero también es el sur cuestionado. Ese viaje, en su música, en sus letras, arde, pero arde bien.

Como un trago de un gran bourbon.


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