Coleccionando vinilos - 246 - EDITORS "Violence" (2018)

 



Que bien suena este disco y EDITORS en particular. 

Forma parte de esa senda de grupos rock serios que buscan el detalle en su sonido y un mensaje que mandar y siempre con el rock por bandera. Muy en la linea de Live o de Interpol, es un disco que me he puesto muchas veces  y que descubres siempre cosas nuevas en cada canción.
En la temática de las letras han optado por un mensaje social y de crítica al sistema que nos gobierna y que está acabando con el mundo.

Y aunque rocen el gótico de Joy División o Echo and the bunnymen, también buscan el baile ya sea con el uso de sintetizadores en algunas partes o directamente con el headbanging con algunos estribillos rompecuellos.

Este es su sexto disco y en espera estamos del nuevo que no sabemos si vendrá en 2021. De momento, se han ganado el derecho a reposar su cancionero sacando un The Best of.

Os dejo con el tracklist y tres críticas sobre este disco que suena a las mil maravillas.

Sello:
Play It Again Sam [PIAS] ‎– PIASR1020LP
Formato:
Vinyl, LP, Album, 180 gram
País:
Publicado:
Género:
Estilo:

Lista de Títulos

A1Cold
Keyboards [Additional] – Edith Philips
3:38
A2Hallelujah (So Low)
Engineer [Assistant Engineer] – Caesar EdmundsMixed By – Alan Moulder
3:55
A3Violence6:06
A4Darkness At The Door4:26
A5Nothingness5:05
B1Magazine3:55
B2No Sound But The Wind4:27
B3Counting Spooks
Violin – Emma Smith
5:43
B4Belong6:12


Crítica extraida de NOTODOESINDIE.ES

VIOLENCE (2018), EDITORS

  en ÁLBUMES  por 

Sexto álbum de la banda de Birmingham en el que presentan un disco diferente a su penúltimo larga duración, IN DREAM (2015). En él, conseguían un sonido más íntimo y sin demasiadas estridencias que dotaban a la composición de una atmósfera delicada y minimalista.

En su nuevo trabajo retoman la senda de la agresividad, la melancolía, los miedos e introducen una importante dosis de crítica al sistema actual.

Producido por Leo Abrahams, este Violence se compone de 9 temas que narran la inevitable decadencia del mundo actual, aportando por contra un espacio de refugio en sus letras, cantadas con menos falsetes en esta ocasión por un Tom Smith excelente.

Editors logran (por fín) una perfecta armonía entre voz, sintetizadores, letras e instrumentos que mejoran las atmósferas previamente exploradas de manera irregular por la banda en discos anteriores, sin ir más lejos en el disco the Weight of Love, que supuso una crisis entre sus integrantes y la posterior fractura del grupo por la mitad.

Arrancan con Cold, tema duro pero delicado, preámbulo de lo que será el álbum. En segundo lugar encontramos Hallelujah so low, single elegido como adelanto del disco. Basada en una  experiencia del cantante a su regreso de un campo de refugiados en Grecia, decidió escribir esta incisiva letra sobre las desigualdades e incertidumbres en las que vivimos actualmente.

Violence, Darkness at the door y Nothingness recuerdan a los discos iniciales de la banda, alusiones a la relación ciudad/persona siempre han sido muy recurrentes en la carrera de esta banda.

Magazine resulta directa y contundente, crítica con los elementos controladores (prensa) del sistema. Cuenta con un videoclip espectacular que amplifica su mensaje.

Y termina con tres temas intensos. Me quedo con No sound but the wind. Preciosista a la par que dura, ya que relata el «statu quo» de un padre/madre respecto a su hijo/a en una situación de supervivencia. Este tema cabe destacar que no es nuevo, ya que fue creado en el 2010 y la han retocado levemente para encajarla en el conjunto.

En definitiva, un gran sexto álbum que, unido a sus éxitos anteriores, prometen hacer del directo un show plagado de intensidad y emoción, ingredientes necesarios para mantener al conjunto en la senda de banda consolidada en el panorama musical actual.


Destacamos también la crítica extraída de MUZIKALIA.

In Dream (2015) reconcilió a Editors con la crítica que no había recibido con agrado sus anteriores elepés. En vez de regresar a las guitarras para satisfacer al público que añoraba los tiempos de sus primeros singles, la formación decidió arriesgarse con la vertiente más experimental, electrónica y climática de su sonido. Violence continúa la misma senda, matizada con profusión de sintetizadores y ritmos bailables cortesía de Blanck Mass. Repetir los esquemas del pasado —cuando los comparaban con Joy DivisionEcho And The Bunnymen e Interpol— no interesa a los de Birmingham; restan nuevos (y ambiciosos) horizontes por explorar.

“Cold”, tema que han utilizado para abrir muchos conciertos, obtuvo buena acogida por parte del público. Tom Smith alterna entre el barítono y el falsete, batería marcada, teclados omnipresentes y estribillo pegadizo. Una de las piezas más radiables del álbum gracias a su luminosidad. ¿Posible tercer sencillo? “Hallelujah (So Low)” recupera la épica inherente a la banda: entramado sonoro con guitarra acústica, teclados, cambio de voz, coros, palmas y la melodía más explosiva de toda su carrera. Gran acierto como segundo sencillo que probablemente se convertirá en un clásico de sus directos. “Violence” (corte sobresaliente) bebe de Depeche Mode con su atmósfera oscura y futurista. Al igual que los últimos trabajos de Nine Inch NailsMarilyn MansonThe KillersMGMT o Franz Ferdinand, la influencia del Synth Pop de los ochenta es innegable. Un nuevo clásico para su repertorio a la altura de “Papillon” o “Life Is A Fear”.

“Darkness At The Door” transmite cierta sensación de euforia teñida de grandilocuencia. Destinada para ser coreada en vivo, por su estructura y solemnidad, recuerda a los Simple Minds de mediados de los ochenta. Aunque las intenciones de la banda son interesantes, no termina de convencer. El pop electrónico de “Nothingness” juega a convertirse en un mantra: luces estroboscópicas, hielo seco, sudor, cuerpos en movimiento. Empieza con lentitud y termina con energía contagiosa. Estribillo, teclados y solo de guitarra sobresalen al final; un tema que mejora con las escuchas.

La segunda parte comienza con “Magazine”. El primer adelanto de Violence —percusión pesada y guitarras que rozan lo industrial— fue una buena carta de presentación. La parte vocal del cantante destaca sobre el grupo. El videoclip dirigido por Rahi Rezvani muestra a una serie de ejecutivos enzarzados en luchas cuerpo a cuerpo. A modo de curiosidad, cabe destacar que, tal como sucedió en “An End As A Start”, “You Don’t Know Love” o “All The Kings”, Editors vuelven a utilizar bailarines como acompañamiento visual de sus canciones.

“No Sound But The Wind” ha conocido dos apariciones. La primera en la banda sonora de Crepúsculo: Luna Nueva (desnuda y sencilla con Smith al piano) y la segunda en el recopilatorio Unedited (Kitchenware Records, 2011), en la que transitaba por la electricidad y distorsión. Tal como sucedió con “Well Worn Hand” o “Nothing”, el corte es una balada intimista con arreglos mínimos para que el cantante se luzca con una interpretación melancólica. Musicalmente, un regalo para los fans que admiran su voz.

“Counting Spooks” parece un medio tiempo convencional estilo “Darkness At The Door” hasta que, a mitad de canción, deriva al trance con aire de The Cure en los teclados. Paul Oakenfold pasado por el filtro de la formación; ideal para que Tom Smith demuestre su potencial escénico. Aparte de sorprender, gana en calidad por lo inesperado de su desarrollo.

“Belong” cierra el elepé con grandeza: sintetizadores, cuerdas, juegos de voces y ritmo mecánico. Lúgubre, puede que sea una de las piezas de despedida más arriesgadas de toda la discografía de los Editors. Otro punto a favor para una banda que se niega a entregar trabajos de fácil escucha al público. La edición limitada cuenta con dos cortes de propina: “The Pulse” —con unos añejos teclados que podrían pertenecer a OMD— y “When We Were Angels”— en el que recuperan la influencia de Springsteen de la que habían hecho gala en “The Phone Book”—, aderezada con una musculosa interpretación.

Evolucionar resulta una prioridad para los de Birmingham. Violence podría ser considerado un peldaño más de la trilogía sintética que empezó con el denostado In This Light And On This Evening (Kitchenware Records, 2009), tuvo su continuación en In Dream y termina en el presente inmediato. A estas alturas de su trayectoria, pueden permitirse hacer lo que lo les apetezca sin rendir explicaciones a nadie. Sus seguidores, a diferencia de antaño, se encuentran preparados para el cambio. El futuro del grupo resulta más que prometedor.



Y para terminar, la no menos trabajada crítica que publicaron la gente de EFEEME.

In Dream (2015) reconcilió a Editors con la crítica que no había recibido con agrado sus anteriores elepés. En vez de regresar a las guitarras para satisfacer al público que añoraba los tiempos de sus primeros singles, la formación decidió arriesgarse con la vertiente más experimental, electrónica y climática de su sonido. Violence continúa la misma senda, matizada con profusión de sintetizadores y ritmos bailables cortesía de Blanck Mass. Repetir los esquemas del pasado —cuando los comparaban con Joy DivisionEcho And The Bunnymen e Interpol— no interesa a los de Birmingham; restan nuevos (y ambiciosos) horizontes por explorar.

“Cold”, tema que han utilizado para abrir muchos conciertos, obtuvo buena acogida por parte del público. Tom Smith alterna entre el barítono y el falsete, batería marcada, teclados omnipresentes y estribillo pegadizo. Una de las piezas más radiables del álbum gracias a su luminosidad. ¿Posible tercer sencillo? “Hallelujah (So Low)” recupera la épica inherente a la banda: entramado sonoro con guitarra acústica, teclados, cambio de voz, coros, palmas y la melodía más explosiva de toda su carrera. Gran acierto como segundo sencillo que probablemente se convertirá en un clásico de sus directos. “Violence” (corte sobresaliente) bebe de Depeche Mode con su atmósfera oscura y futurista. Al igual que los últimos trabajos de Nine Inch NailsMarilyn MansonThe KillersMGMT o Franz Ferdinand, la influencia del Synth Pop de los ochenta es innegable. Un nuevo clásico para su repertorio a la altura de “Papillon” o “Life Is A Fear”.

“Darkness At The Door” transmite cierta sensación de euforia teñida de grandilocuencia. Destinada para ser coreada en vivo, por su estructura y solemnidad, recuerda a los Simple Minds de mediados de los ochenta. Aunque las intenciones de la banda son interesantes, no termina de convencer. El pop electrónico de “Nothingness” juega a convertirse en un mantra: luces estroboscópicas, hielo seco, sudor, cuerpos en movimiento. Empieza con lentitud y termina con energía contagiosa. Estribillo, teclados y solo de guitarra sobresalen al final; un tema que mejora con las escuchas.

La segunda parte comienza con “Magazine”. El primer adelanto de Violence —percusión pesada y guitarras que rozan lo industrial— fue una buena carta de presentación. La parte vocal del cantante destaca sobre el grupo. El videoclip dirigido por Rahi Rezvani muestra a una serie de ejecutivos enzarzados en luchas cuerpo a cuerpo. A modo de curiosidad, cabe destacar que, tal como sucedió en “An End As A Start”, “You Don’t Know Love” o “All The Kings”, Editors vuelven a utilizar bailarines como acompañamiento visual de sus canciones.

“No Sound But The Wind” ha conocido dos apariciones. La primera en la banda sonora de Crepúsculo: Luna Nueva (desnuda y sencilla con Smith al piano) y la segunda en el recopilatorio Unedited (Kitchenware Records, 2011), en la que transitaba por la electricidad y distorsión. Tal como sucedió con “Well Worn Hand” o “Nothing”, el corte es una balada intimista con arreglos mínimos para que el cantante se luzca con una interpretación melancólica. Musicalmente, un regalo para los fans que admiran su voz.

“Counting Spooks” parece un medio tiempo convencional estilo “Darkness At The Door” hasta que, a mitad de canción, deriva al trance con aire de The Cure en los teclados. Paul Oakenfold pasado por el filtro de la formación; ideal para que Tom Smith demuestre su potencial escénico. Aparte de sorprender, gana en calidad por lo inesperado de su desarrollo.

“Belong” cierra el elepé con grandeza: sintetizadores, cuerdas, juegos de voces y ritmo mecánico. Lúgubre, puede que sea una de las piezas de despedida más arriesgadas de toda la discografía de los Editors. Otro punto a favor para una banda que se niega a entregar trabajos de fácil escucha al público. La edición limitada cuenta con dos cortes de propina: “The Pulse” —con unos añejos teclados que podrían pertenecer a OMD— y “When We Were Angels”— en el que recuperan la influencia de Springsteen de la que habían hecho gala en “The Phone Book”—, aderezada con una musculosa interpretación.

Evolucionar resulta una prioridad para los de Birmingham. Violence podría ser considerado un peldaño más de la trilogía sintética que empezó con el denostado In This Light And On This Evening (Kitchenware Records, 2009), tuvo su continuación en In Dream y termina en el presente inmediato. A estas alturas de su trayectoria, pueden permitirse hacer lo que lo les apetezca sin rendir explicaciones a nadie. Sus seguidores, a diferencia de antaño, se encuentran preparados para el cambio. El futuro del grupo resulta más que prometedor.

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