COLECCIONANDO VINILOS - Bienvenidos a la 3a TEMPORADA.

 


Hola a tod@s.

Tras un periodo de descanso necesario al acabar la segunda temporada de "Coleccionando vinilos" regresamos este año con nuevos sonidos que llevarnos a las orejas.

NECESITABA PARAR para volver con más fuerza y que esto no se transformara en rutina.

NECESITABA PARAR porque mi discoteca de vinilos se estaba quedando vacía de discos sin comentar. Pero ya puedo afirmar que tras los 84 vinilos de la 1a temporada y los 84 de la 2a, hoy ya tengo ahi colocaditos en orden otros 84 vinilos que quiero hablar de ellos y que tengáis la máxima información posible con la alta tecnología del "copia-pega" de otras muchas webs y blogs que saben mucho más que yo de música.

NECESITABA VOLVER para seguir escuchando música, para seguir aprendiendo, para seguir leyendo sobre música. Como dicen Sidonie en su excelso El Regreso de Abba, "Pregúntame y te responderé, mi vida es la música". Prohibido escuchar música de forma mecánica y ponerla de fondo y no prestarla mucha atención. NO, así no, la música requiere de tu colaboración, involucrarse en los 40 minutos de un disco, volver a esccucharlo, y otra.... Asi lo hago yo, y más aun con estos 84 vinilos que ya están más que escuchados pero que volveré a ellos para sacar cuatro pinceladas que os pueda transmitir en cada entrada del blog.

NECESITABA VOLVER porque la música no es algo etéreo. No, no, y no. La música es algo físico y siempre lo reclamaré. La música también es un vinilo, un cassette, un cd. Es un libreto con fotos y canciones. Es un dar al play en la canción 1 y terminar en el último segundo de la canción 12. Spotify está ahi, y yo soy el primero que lo tengo y lo oigo, pero se puede hacer un buen uso buscando discos y dando al Play. Desgraciadamente la mayoria van a las playlist que algorritmos crean y que vas a escuchar lo que ellos quieran, ya pongas playilist de rock, novedades, pop o lo que sea.

Intentaré en mi cuadriculado mundo dejaros los lunes y los miércoles una entrada de esta 3a temporada y a modo de flashback el fin de semana recomendaré por las redes sociales alguna entrada antigua de este blog que ya a por el 11º aniversario.

PD: Este blog está libre de COVID. Es un refugio, una evasión, un entretenimiento. NO mencionaré ninguna palabra que tenga que ver con esta pandemia que nos ha dejado este 2020 y que veremos lo que sigue conviviendo con nosotros. Quiero música en directo, y la quiero de pie, con gente bailando y sudando pegada a mi.

Os dejo con unas agradables lecturas que explican mejor que yo la pasión por la música en formato FISICO.

imaginen, imaginen.....


Extraído de s.moda.elpais.com

¿Qué tienen los vinilos que tanto nos apasionan?

En Estados Unidos las ventas crecieron un 52% en 2014. Hablamos con amantes de los discos y expertos de la industria sobre como se han convertido en un nuevo objeto de deseo.


El regalo que Ester deseaba esta Navidad era un tocadiscos. No colecciona vinilos, ni se considera una erudita en el asunto, pero está loca por la música, hace su tesis doctoral sobre el fenómeno “indie” en España y dedica la mayor parte de su presupuesto a acudir a conciertos. “Escuchar música en vinilos es una manera más auténtica de disfrutarla, suena precioso cómo rasga el disco, al menos en mi plato que es, por lo menos, del siglo XVIII”, dice. “Me recuerda a cuando era pequeña y quería ser moderna, como mis hermanos mayores y sus amigos con sus pintas y siempre hablando de discos o intercambiándolos. Además son preciosos, el plato decora mi habitación, esto quizá es una tontería pero también importa. Es escuchar música como antes. Tienes algo físico en tus manos y tiene algo de mágico poner un disco y cambiar la cara A por la cara B. Llevaba mucho tiempo detrás de uno y ahora que lo tengo me doy cuenta de que, quizá lo que más me gusta, es que me recuerda a mi casa cuando era pequeña”.

 Ester es socióloga, ronda los cuarenta y sus impresiones acerca de la música grabada en vinilo condensan buena parte de las razones por las que el sector vive un auge que comenzó hace cinco años y que parece imparable: moda, nostalgia, estilo de vida y reacción a lo práctico por lo encantador.

La tendencia es tan favorable que tanto el mercado británico como el anglosajón llevan desde 2005, auditando las cifras de venta de vinilos con resultados muy positivos. En 2014, en Reino Unido se han vendido más de 1,3 millones y en EEUU los discos suponen un 3,6% del mercado y, solo en 2013 su venta ha aumentado un 52 %. Alrededor del vinilo han crecido iniciativas como el Record Store Day, un día que se celebra anualmente en todo el mundo, también en nuestro país, y que ha logrado lo que originalmente se propuso, aumentar dramáticamente la venta de vinilos en tiendas de discos independientes. Según The Vinily Factory, en la edición de 2014 que tuvo lugar el pasado 19 de abril, el aumento de vinilos en los establecimientos participantes fue de un asombroso promedio del 2.042% con respecto al sábado anterior a la celebración.

La moda del tocadiscos también está cuajado en España. Cientos de grupos venden vinilos en sus conciertos, algunos incluso lo eligen para lanzar sus novedades, las discográficas han comenzado a editarlos y la demanda es tan repentina que se han triplicado los tiempos de entrega de las productoras. Fuera de la industria, no hay más que acercarse a cualquier centro comercial para ver lo que hacía tiempo que no veíamos: estantes para discos muy bien surtidos y visibles en los centros comerciales.

 Sin embargo, según Promusicae, la organización de los productores de música en España, el mercado en nuestro país sigue siendo residual a pesar de la tendencia alcista. Todavía no se conocen los datos de 2014 y, aunque se espera que la campaña navideña dé buenos datos, lo cierto es que la evolución de la venta de discos nuevos en nuestro país es real pero poco reseñable desde el punto de vista económico. “Es verdad que desde hace unos años existe más demanda, pero no hay tantos lanzamientos en vinilo como pudiera parecer. Algún grupo lanza primero en vinilo y luego en otros soportes pero, de momento, es una cuestión más de promoción que de industria”, asegura para S Moda Ana Mateo, de Promusicae, cuyos datos, indican que el de los Lps en vinilo fue el segmento que más creció en las fechas de las que se tienen datos, los de 2013 comparados con los de 2012, con un crecimiento del 3,70%.

La visión de Promusicae puede explicarse debido a que, al menos en nuestro país, buena parte de los discos que se venden son de segunda mano. Cuando el avance de la tecnología prometió que serían desbancados por las cintas casete y luego por los cd muchos se negaron a creerlo y siguieron acumulando discos. Y ahora, coleccionistas como Jesús Delgado, que acumula más de 4.000 en sus estanterías, ven que el vinilo no solo le da alegría a sus oídos sino a su cartera. “En los 90 cuando se produjo el boom del CD los discos pegaron un gran bajón. Ocupaban espacio y la gente quería deshacerse de ellos. Todos decían que sonaba mucho mejor el CD. Pero no es cierto, y los que apreciamos la música de verdad, no solo hemos mantenido los nuestros, también hemos podido adquirir muchos más, quizá sea una especie de fetichismo pero es así. Yo, que me dedico a las antigüedades, ahora estoy abriendo mucho mercado gracias los vinilos”, cuenta.

Según Jesús, existen dos tipos de compradores en el mercado de vinilo de segunda mano. Personas con cierto nivel adquisitivo que invierte en productos culturales y que están entre los 40 y los 50 años, “son los que compran discos más caros, clásicos de The Beatles o de los Rolling Stones y se gastan 40 euros o más en cada vinilo”.  Y jóvenes entre los 16 y los 20 años, que no pueden pagar esas cantidades pero que “se acercan al vinilo y compran copla, flamenco, clásica y todo tipo de música que no escucharían en otro soporte”, asegura Jesús.

El otro público interesado en los vinilos se encuentra en el  circuito de música independiente. Sin embargo, están de acuerdo con que el mercado real en España no es tan boyante como pudiera parecer. Desde la industria “indie” leen así el fenómeno: “Lo que ha ocurrido es que hasta hace unos años el vinilo había desaparecido, literalmente. Y cuando comenzó a fabricarse de nuevo, porque sí existía un reducido público de coleccionistas, pareció que iba a suponer algo importante, pero en realidad para nosotros no supone más que un 15 o un 20% de las ventas. El porcentaje es mayor en los conciertos porque a la gente el formato le encanta. Pero por una cuestión estética. Lo compran y seguramente no tienen ni un plato en casa y solo es un formato real, con mercado, entre coleccionistas. No sé si llegará a ser algo más que un artículo de lujo”, explica Juan Santaner, de la plataforma de autoedición I’m an Artist – Marxophone, que cuenta entre sus artistas con bandas como Nacho Vegas, León Benavente o Mucho, todas con ediciones de vinilo en el mercado.

La idea del vinilo como artículo de lujo y sonido de la nostalgia ayuda a reflejar los caprichosos ritmos de las modas. Quienes aseguraban que estilos como el “vintage” o el “retro” tenían los días contados se equivocaban: si, como le sucede a Ester, esos discos con surcos pueden ser la Magdalena de Proust para millones de personas, las modas que insisten en mirar atrás tendrán larga vida, como los vinilos.


extraido de xataka.com

Estas son las razones por las que los vinilos han regresado dispuestos a quedarse

Lo prometido es deuda. Como recordaréis, hace unos días publicamos un post en el que intentamos profundizar en la tecnología que utilizan los giradiscos actuales y las razones técnicas por las que los discos de vinilo nos ofrecen hoy en día una calidad de sonido mucho mayor que la que tenían en la época en la que el CD los desterró como formato de consumo masivo. Concluí ese post prometiéndoos que prepararía otro en el que analizaría si realmente los vinilos han regresado, y, de ser así, qué razones explican su vuelta. Y aquí lo tenéis.

Estoy seguro de que muchos pensáis que los discos de vinilo, en realidad, nunca se han ido. Y es cierto. Nunca han desaparecido de las tiendas especializadas, pero la diferencia es que ahora han vuelto a los comercios generalistas que los eliminaron de sus expositores a principios de los 90. Otro indicio «potente» que apunta hacia la revitalización de este formato es la aparición de nuevos sellos musicales especializados solo en vinilos. Y, por supuesto, el hecho de que muchos grupos y solistas actuales lancen sus trabajos en formatos de descarga digital, CD y... disco de vinilo. Pero esta es solo la punta del iceberg.

El repunte de los vinilos, en cifras

Durante los últimos años han surgido varios sellos musicales que, bien se dedican de lleno a la producción de discos de vinilo, como el holandés Music On Vinyl o el alemán Speakers Corner, bien han decidido contemplar «con fuerza» este formato en su catálogo, como Analogue ProductionsFonè Records o Tacet, entre muchos otros. De aquí puede desprenderse que únicamente los sellos minoritarios que pretenden llegar a los audiófilos están apostando por los discos de vinilo, pero nada más lejos de la realidad. Actualmente en muchas grandes superficies comerciales podemos encontrar vinilos de Decca, Sony, Blue Note, Philips, Columbia, EMI y un larguísimo etcétera. Algunos están producidos por estas firmas (en el caso de las que siguen existiendo), y otros han sido reeditados por sellos especializados, como Speakers Corner. Pero ahí están.

Durante los últimos años han surgido varios sellos que se dedican en exclusiva a la producción de discos de vinilo

Por otro lado, algunas personas pueden pensar que en vinilo nuevo, y no de segunda mano, solo es posible encontrar música de carácter audiófilo (clásica, jazz, étnica, etc.), que, además, no es precisamente reciente. Por supuesto, estos vinilos los podemos conseguir sin dificultad, pero muchos solistas y grupos de rock y pop modernos también están editando en vinilo sus últimos trabajos. «Songs of Innocence», lo último de U2, que está disponible gratuitamente en descarga digital a través de iTunes, también ha salido en vinilo, aunque, obviamente, en este formato no es gratis. También tenemos lo último de Daft Punk, Bunbury, Mark Knopfler, de la desaparecida Amy Winehouse, Lady Gaga… Absolutamente de todo tipo de música, y tanto antiguo como actual.

Coleccionvinilo

Pero, ¿y las cifras de ventas? Es evidente que si siguen llegando nuevos vinilos al mercado es porque se venden, menos que los CD, y, por supuesto, mucho menos que las descargas digitales. Pero se venden. Según IFPI, una asociación suiza que representa los intereses de 1.300 compañías musicales de todo el planeta, las ventas de discos de vinilo en 2013 se incrementaron un 32% en Estados Unidos y un 101% en el Reino Unido, dos de los mercados más importantes del globo. Aunque no tengo las cifras, me consta que en países como Japón, Alemania y Francia también están funcionando muy bien los vinilos, por lo que es posible que sus números estén situados entre los de Estados Unidos y Reino Unido.

En particular, en el caso de Japón es posible que estén a un nivel similar al de los británicos porque allí, por un lado, son unos apasionados por la alta fidelidad, y, por otra parte, la subcultura hipster, de la que hablaremos al final del post, tiene mucho «tirón» entre los nipones. Pero si lo que queremos es comprobar cómo ha evolucionado este mercado a lo largo de las últimas dos décadas, podemos recurrir al informe elaborado por el portal especializado en estadísticas Statista.

La gráfica que tenéis debajo de este párrafo «pone sobre la mesa» cuántos discos de vinilo se han vendido en Estados Unidos entre 1993 y 2014. Podéis ver que a partir de 2008 las ventas comienzan a subir a buen ritmo, alcanzado su cénit en 2013 con 6,1 millones de copias. La caída brusca que aparece en 2014 se debe a que, como este año aún no ha terminado, en Statista solo han contemplado las ventas de los primeros seis meses, que ascendieron a 4 millones de discos, por lo que es posible que cuando finalice se hayan vendido en 2014 en Estados Unidos más discos de vinilo que en 2013.

Statistavinilo

Una forma diferente de consumir música

Una de las razones por las que a algunos aficionados a la música les gusta escuchar discos de vinilo es, sencillamente, porque les atrae su sonido. Yo, honestamente, formo parte de este grupo, lo que no significa que prefiera el sonido del vinilo a los formatos digitales, sobre todo a los de alta resolución (aunque reconozco que algunos CD suenan de maravilla). Creo firmemente que se pueden disfrutar ambas opciones sin necesidad de decantarse por una u otra. En mi opinión, ofrecen una estética sonora diferente y perfectamente compatible, pero de esto y de lo que podemos esperar del sonido y la tecnología del vinilo ya hablamos en el post que publicamos la semana pasada.

Ahora me gustaría proponeros una reflexión acerca de la experiencia que nos ofrece la reproducción de un disco de vinilo. Todos sabemos que es más práctico y mucho más cómodo reproducir un soporte digital porque si queremos que suene bien un vinilo tenemos que ajustar periódicamente nuestro giradiscos, limpiar nuestros vinilos casi cada vez que los reproducimos, levantarnos del sofá para dar la vuelta al disco cuando acaba una cara, etc. Todo esto nos lo ahorramos cuando escuchamos un CD o un Blu-ray Pure Audio, por ejemplo, pero esta cierta incomodidad también puede ser contemplada como una forma más apacible y sosegada de escuchar música. Me explicaré.


Conozco muchos adeptos al vinilo que disfrutan ese ritual que es necesario iniciar antes de reproducir cada disco, y a mí hace tiempo que dejó de molestarme verme obligado a hacerlo. Eso sí, reconozco que siempre elijo un formato digital cuando tengo poco tiempo para escuchar música precisamente porque su puesta en marcha es más rápida. Solo me decanto por los vinilos cuando puedo estar al menos una hora seguida escuchando música, y me consta que no soy el único que lo ve de esta manera.

En 2013 en Estados Unidos se vendieron más de 6 millones de vinilos, y este año posiblemente superarán esta cifra

Es evidente que los discos de vinilo nos ofrecen una forma diferente de consumir música. Ni mejor, ni peor. Sencillamente, distinta. Como acabamos de ver, nos exigen una mayor dedicación; no nos ofrecen comodidades, como listas de reproducción o la posibilidad de usar un mando a distancia (aunque hay algunas excepciones que sí incorporan un mando); sufren un cierto deterioro derivado del uso… Por todo ello, los discos de vinilo suelen invitarnos a disfrutarlos de una forma diferente, más reflexiva y menos inmediata, lo que a algunas personas les atrae, y a otras las espanta. Es perfectamente comprensible, y ambas opciones son respetables, por supuesto.


Otra razón por la que muchos aficionados siguen comprando discos de vinilo es el coleccionismo. Y es comprensible. Cualquiera que tenga la ocasión de tener uno en las manos unos instantes, incluso aunque no lo haya escuchado, puede darse cuenta de que la percepción de valor como objeto que puede ser coleccionado (no tiene por qué ir de la mano del valor económico) es mayor que la que nos ofrece un CD o cualquier soporte digital, a menos que se trate de una edición especial de esas tan cuidadas. El tamaño del disco y de la funda de cartón que lo protege, la imagen de la portada (que se beneficia mucho del mayor tamaño del vinilo), esas cuidadas ediciones con dos o más discos en su interior, los libretos de gran tamaño que incorporan muchos vinilos y el poderío físico de las ediciones modernas en 180 o 200 gramos (las que proceden de un máster digital pueden no ser muy interesantes, pero las hay completamente analógicas que suenan «de infarto») son razones poderosas que invitan a coleccionarlos.

La influencia de la moda y la subcultura hipster

Como estamos viendo, el renacimiento de los discos de vinilo no puede explicarse desde una única perspectiva. Hay muchas razones que invitan a apostar por ellos, como su sonido, la posibilidad de consumir música de una forma diferente o el coleccionismo. En algunas personas se dan varias de estas razones simultáneamente, pero hay un motivo más que también debemos considerar, y que no afecta únicamente al vinilo: la moda. Es injusto meter a todo el mundo «en el mismo saco», de hecho, las tres razones que he defendido antes no tienen nada que ver con modas o tendencias pasajeras. Sin embargo, es muy probable que a algunas personas, sobre todo a las más jóvenes, les atraigan los vinilos como una forma de diferenciarse y reafirmar su personalidad.

Por supuesto, esto no tiene por qué ser negativo, pero esta forma de acercarse a los discos de vinilo es menos sólida que la que recurre a alguno de los tres motivos anteriores porque puede ser perecedera. Las modas pasan (aunque algunas regresen posteriormente), por lo que muchas de las personas que apuesten por los vinilos simplemente como una tendencia se acabarán cansando de ellos porque son menos prácticos y más «difíciles» de consumir que los formatos digitales. Esto me lleva también a mencionar otro de los «motores» de la industria del vinilo en países como Estados Unidos o Japón, aunque la verdad es que no tengo claro que en España tenga demasiada relevancia: la cultura hipster.

Aperturavinilo

El coleccionismo es uno de los principales «motores» de la industria del vinilo, aunque en algunos países la subcultura hipster «tira» mucho

Este movimiento cultural emergió en la década de los 90 como un derivado de la subcultura hipster original, que nació en Estados Unidos en los años 40. Originalmente los hipsters eran aquellas personas formadas o conocedoras de la cultura afroamericana que defendían el valor del jazz como manifestación artística y cultural. Ese vínculo con el mundo de la música sigue estando presente de alguna forma en los hipsters de hoy en día, pero esta relación ya no se establece necesariamente con el jazz, sino con la música independiente en general. Y, además, suele identificarse con una forma de vestir, comportarse y ver la vida que rehúye de todo lo que sea convencional y masivamente aceptado, por lo que la subcultura hipster actual es más amplia y ambigua que la original.

El resurgimiento de los discos de vinilo probablemente se explica como una mezcla de todos los motivos que he intentado reflejar en este post. Es muy improbable, por no decir imposible, que vuelvan a adquirir la relevancia que tuvieron antes de la llegada del CD, pero nada parece indicar que el interés que muchos aficionados a la música tienen en ellos vaya a agotarse a corto plazo. De hecho, lo más plausible es que las ventas globales de los discos de vinilo sigan subiendo algo más hasta estabilizarse en una posición relativamente cómoda que permita a este mercado afianzarse con más claridad. No tengo información que me permita intuir su futuro a largo plazo, pero creo que a corto y medio plazo los vinilos aún contarán con muchos incondicionales. Al fin y al cabo, simplemente representan una forma más, aunque, eso sí, con un carácter muy marcado, de disfrutar nuestra música.

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