ACTUALIDAD SEMANAL (Sr. Chinarro, Weezer y Thom Yorke) Nuevos discos para degustar

Tres crónicas, algunas más apasionadas que otras, vienen hoy de la mano.
El nuevo disco del genio prolífico Antonio Luque, cuando se cumplen 20 años de su debut, y que apunta maneras por lo que he leido y por las dos escuchas que me ha dado tiempo a darle desde que me lo comprase ayer 10 de octubre.
También incluyo la nueva colección de canciones de Weezer, un grupo a reivindicar como de los mejores en activo.
Y por último, la nueva frikada de Thom Yorke un disco dificil, pero que seguro me enganchará y me lo escucharé unas cuantas veces este otoño.


extraido de mindies.es.

Sr. Chinarro publica su nuevo trabajo ‘Perspectiva Caballera’. 20 años de una carrera ejemplar.

Antonio Luque está de vuelta de la mejor forma posible. Su nuevo trabajo Perspectiva Caballera acaba de ver la luz el pasado 7 de octubre bajo VEEMMM (Vil Estructura el Establishment, Marketing, Marketing, Marketing), el propio sello que ha montado el malagueño y que a lo mejor en un futuro da cabida a más músicos. Recuperando en muchos sentidos la esencia de sus primeros trabajos como Ronroneando, Antonio Luque seguramente haya firmado uno de los trabajos más clásicos y a la vez más sorprendentes de su carrera. Una ambivalencia que solo se puede explicar a través de sus sonidos intempestivos a los que nos ha acostumbró en sus primeros discos junto con esa lírica tan espontánea y a la vez costumbrista que ha inundado sus últimos discos.
Perspectiva Caballera es un trabajo que te llama la atención desde el primer momento. Tan solo con la bella portada a cargo de Blanca Viñas, de cielo gris veraniego y desgastada por los últimos rayos de sol de la tarde, nos hace imaginar que algo ha cambiado. Los arreglos de cuerda recogidos en varios de los temas nos muestran como el músico ha dado con el brillo perfecto en las canciones. Tirando de ese tono narrativo tan perfecto y característico, Sr.Chinarro logra que canciones como ‘El Gato de S’ supongan auténticas historias que recorren realmente tu memoria. Muy pocos logran conectar historias o acciones aparentemente muy separadas y que el conjunto resulte algo totalmente natural.
Dejándote llevar por el trabajo, pronto descubres esa lírica de matices surrealistas pero que encaja en muchas acciones humanas. Estamos hablando de las metáforas tan curiosas que aparecen en canciones como ‘Mi Sapo’ o la ingeniosa, sureña y reveladora ‘Famélicos Famosos’, uno de los temas más agridulces del trabajo. Incidiendo en ese apartado de historias en pasado, ambiente colectivo y tono serio, aparece ‘Ácido fórmico’, donde nos demuestra nuestra convicción de que Luque sigue evolucionando combinando esa mezcla de estilos pasados y presentes.
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Aqui os dejo un enlace con otra interesante crítica del disco.
http://www.secretolivo.com/index.php/2014/10/07/perspectiva-caballera-otro-mejor-disco-de-sr-chinarro/




Weezer / Everything Will Be Alright In The End


extraido de Jenesaispop.




servando la carrera de Weezer con perspectiva, da la sensación de que el productor Ric Ocasek (miembro de los seminales The Cars) ha sido constantemente un faro hacia el que apuntar cuando el barco de Rivers Cuomo & Cía va a la deriva. Así se sintieron en su primera etapa cuando su genial ‘Pinkerton’ (1996) resultó injustamente infravalorado, provocando un bache y un parón del que salieron cinco años más tarde con su homónimo álbum verde, donde Ocasek volvía a encargarse de la producción, como había hecho con notable éxito en el citado debut (también homónimo, conocido como ‘Blue Album’). Hasta entonces nunca habían perdido el horizonte en realidad, por mucho que la prensa se emperrase en criticar su segundo trabajo y tras el álbum verde llegó ‘Maladroit’ (2002), sin el productor fetiche, pero igualmente competente. En aquellos tiempos, cualquiera podía declararse fan de Weezer sin avergonzarse, pues aunque su tercer y cuarto álbum quedaban por detrás de los hitos logrados con los dos primeros, nunca habían ofrecido algo que no fuese mínimamente disfrutable.
Con el tibio ‘Make Believe’ (2005), la banda de Los Ángeles empezó a ir cuesta abajo y sin frenos, también con su álbum rojo de 2008 y, sobre todo, con el vergonzoso e innecesariamente festivo ‘Raditude‘, en la calle un año más tarde. Salvo algún hit menor, todo medianías, nada que ver con los Weezer de antaño. Entonces sí que estaban a la deriva, no en 1996. Con ‘Hurley‘ (2010) empezaron a recuperarse, pese a la producción del álbum, excesivamente pop y pulida, pero cuando verdaderamente han vuelto a ganar terreno ha sido volviendo a contar con Ocasek para su nuevo trabajo, ‘Everything Will Be Alright In The End’, confirmándose la teoría a la que apuntábamos en el primer párrafo: Cuomo necesitaba a Ocasek y ahora más que nunca. Sin ser un álbum perfecto, el noveno álbum recupera al mejor Cuomo, con una vitalidad y una honestidad en los temas como hace tiempo que no veíamos. Y no solo eso: además gran parte de las canciones aquí contenidas tienen gancho, y la vuelta a la producción de sus álbumes clásicos es una gozada. No parece que temas como ‘Lonely Girl‘ o ‘Eulogy For A Rock Band’ vayan a acabar a la altura de ‘My Name Is Jonas’ o ‘In The Garage’, pero sí que se siente algo parecido al escucharlos, como si hubieran sido reivindicables caras B de aquel fabuloso trabajo.
En ‘Back To The Shack‘, el primer single, Cuomo parece confesar con cierta ironía lo perdidos que estaban cuando canta “I thought I’d get a new audience, I forgot that disco sucks / I ended up with nobody and I started feeling dumb / Maybe I should play the lead guitar and Pat should play the drums” para hacer referencia más tarde a sacar la strato con la correa del rayo y volver a sonar como en el 94. Ironía o no, por algo viene todo esto.
Aunque no les hacían falta colaboraciones externas, cuentan con Bethany Cosentino de Best Coast compartiendo voces en la bonita ‘Go Away’. No funciona tan bien la colaboración con Justin Hawkins de The Darkness, co-autor de ‘I’ve Had It Up To Here’, precisamente por el irritante toque de su banda en la canción. Un pequeño bache no ensucia el resultado, de todos modos. Cuando termina la trilogía “Futuroscope” con que han culminado ‘Everything Will Be Alright In The End’ es claro que este es, por fin, el álbum que esperaban los fans de Weezer, confiando en que recuperasen la cordura. Son capaces de facturar muy buena música, así que de ahora en adelante no hay excusa y si hace falta volver a contar con Ocasek, adelante con ello, pero no más ridiculeces del nivel de ‘I’m Your Daddy’ o ‘Can’t Stop Partying’, por favor.


extraido de Hipersonica.

Thom Yorke – Tomorrow’s Modern Boxes

Es un experimento para ver si las mecánicas del sistema son algo que el público general puede esquivar. Si funciona bien podría ser una manera efectiva de entregar el control del comercio en Internet a las personas que están creando el contenido. Permitir a quienes hacen música, vídeo o cualquier otro tipo de contenido digital que vendan por ellos mismos. Pasar por encima de los auto proclamados guardianes de las puertas.
Le salió un poco el hype por la culata a Thom Yorke cuando hace unos días enseñó un vinilo blanco con el objetivo de iniciar la promoción de su nuevo álbum en solitario y todo el mundo comenzó a especular con el regreso a los ruedos de Radiohead. Para muchos fue un bajón descubrir que lo inscrito en la superficie de dicho disco era este Tomorrow’s Modern Boxesque el músico británico ha decidido distribuir por una vía mucho más actual, empleando BitTorrent para dejar claro una vez más a la industria musical que se puede vivir fuera de sus pesados engranajes. A falta de ver cómo le funciona la jugada a Yorke, esta decisión es probablemente lo más interesante que nos depara el álbum en cuestión.
Y no lo digo porque Tomorrow’s Modern Boxes sea un mal disco, que no lo es, pero queda lejos de estar entre lo más atractivo que este artista ha firmado. Por descontado, es a The Eraser(2006, XL Recordings) hacia donde tenemos que dirigir la mirada para encontrar el punto de conexión más cercano con este reciente trabajo, pues una vez más ha aprovechado la libertad de no tener cerca a nadie más que a su fiel escudero en la técnica Nigel Godrich para seguir profundizando en esas inquietudes electrónicas que han sido su guía creativa durante los últimos años y que definitivamente parecen haberse apoderado de todo su trabajo.
No es descabellado hablar de su trabajo menos accesible, tan abstracto, oscuro e indescifrable como su propia portada
Con la cabeza más metida que nunca en los sintetizadores, no es descabellado hablar de su trabajo menos accesible, tan abstracto, oscuro e indescifrable como su propia portada. La misma pluma que participó en la escritura de varios de los grandes himnos del rock de los últimos veinte años se muestra aquí casi indiferente al concepto de melodía en su forma tradicional y más preocupada por la descomposición en capas de ritmos por el mero placer de ver lo que se puede llegar a conseguir exprimiendo la tecnología.
Es curioso que, precisamente en su frialdad, sea éste el disco más personal de Yorke; al menos, el más cercano a su momento creativo. Las imperfecciones de The Eraser, precisamente las que hacían de dicho álbum una obra tan atractiva, desaparecen bajo el filo de una producción que es como un bisturí aplicado con precisión quirúrgica. Tampoco hay aquí apenas rastro del dinamismo que hacía de Amok (2013, XL Recordings) un esfuerzo mucho más voluptuoso y estimulante de lo que muchos han sido capaces de aceptar. Canciones como ‘A Brain In A Bottle’‘Interference’ o ‘There Is No Ice (For My Drink)’ presentan el acabado de un metal extremadamente pulido, tan brillantes en su superficie como ajenas al calor de las emociones.
7/10
Y en toda su obtusa aritmética sonora, en su distante acercamiento a la electrónica de referencia de Yorke que representan proyectos como Modeselektor, Burial o Four Tet, Tomorrow’s Modern Boxes es un disco con más méritos que errores, de interés creciente a cada nuevo acercamiento que le dedicamos y con atmósferas verdaderamente elaboradas. Creo también que es una muestra de que a este músico va a ser muy difícil bajarlo ya del caballo del sintetizador, algo que inevitablemente va a seguir repercutiendo y mucho en el devenir de Radiohead, mal que les pese a todos esos seguidores descontentos con el resultado de The King of Limbs (2011, autoproducido). Pero así es como están las cosas.

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