ZARUK - "HAGADÁ" (2016) (cuando buscas mirar dentro de ti, necesitas música como esta)
Siempre he procurado tener en mi discoteca, bien situados, ciertos discos que vengo a llamar "discos de autoayuda" como esos libros que surgieron hace unos años y donde parecía que si no te guiabas por ellos, tu vida iba destinada a fracasar. En estos discos de mi colección se esconde, como no, algo de clásica y algo de jazz, pero siempre prefiero agarrarme a sonidos más ambientales o vanguardistas como Radiohead, Ursula, La Muñeca de Sal, La Jr, y si me apuran los últimos tres discos de Swans o las canciones tristes y sociales del gran Nacho Vegas.
Son discos ideales en los que refugiarse uno consigo mismo, detener el tiempo y ver el pasado, el presente y por supuesto, el futuro, con un poco de perspectiva, como si tu fueses tu propio psicólogo argentino.
El disco que hoy os recomiendo, se sale un poco de los "parámetros estilísticos" de este blog, más de naturaleza rockera, espíritu independiente y popero, pero que no mira para otro lado cuando tengo la suerte de escuchar "otras músicas" que merece la pena recomendar.
Así, van apareciendo algunos sonidos blues, jazzísticos, clásicos, vanguardistas, electrónicos, etc...
Gracias a Paloma, Directora del Centro Educativo El Ardal, ha llegado a mis manos el disco "HAGADÁ" del dúo ZARUK, compuesto por Iris Azquinezer al Chelo y Rainer Seiferth a la guitarra, siendo esta su primera colaboración musical.
En ella, podemos asistir a un diálogo de casi una hora de duración entre una guitarra y un chelo, compartiendo conversaciones, emociones, tristezas, sentimientos, recuerdos y hasta en algún momento se animan a bailar.
En "Hagadá" que significa "Leyenda" en hebreo, hay sonidos clásicos, mezclados con estructuras de casi free jazz, con leves improvisaciones, y todo ello envuelto en un aroma étnico, africano, sefardí, y hasta un poco balcánico en el último tema.
Con la ausencia de la voz, que solo aparece en "A la nana y a la buba" consiguen crearnos historias, recuerdos e imágenes. Y lo mejor de todo, te hacen buscar dentro de ti, descansar del mundanal ruido y las prisas que nos impone el mundo exterior.
Si tenéis la suerte de poder verles en directo, no os los perdáis.
Unos breves apuntes sobre esos grandes músicos y ya nos metemos de lleno en su cancionero.
Iris Arquinezer (Madrid 1984), es una de las vibrantes de la escena actual. Su formación clásica siempre estuvo apoyada por la improvisación y la curiosidad hacia otras músicas. Esto la llevó a crear su propio lenguaje, que quedó plasmado en su primer disco "Azul y Jade", en el que combinan las suites de Bach con obras compuestas por ella misma.
Por su parte, Rainer Seiferth (Núremberg, 1973) es un nómada musical. Partiendo de una formación clásica, el guitarrista alemán ha desarrollado un estilo instrumental muy personal en el que confluyen elementos del jazz, del clásico y de la música étnica.
Me ha encantado abrir el libreto del cd y ver que añaden al listado de las canciones un breve comentario sobre la canción. Es un hábito que algunos de los artistas indies que sigo como La Habitación Roja, Sidonie, Iván Ferreiro.... por poner unos ejemplos, lo han hecho y me parece una gran idea que los artistas nos cuenten algo sobre su creación, independientemente de que nosotros convirtamos esa canción en nuestra y la demos la interpretación que queramos porque cuando la canción sale de la boca o de los instrumentos del artista y llega a tus oídos, esa canción ya es tuya para siempre.
Os dejo con el listado de las 13 canciones y su breve pero orientativa introducción a lo que vamos a escuchar en estos 58 minutos.
1 - LAS TRES HERMANICAS
A este romance sefardí de origen griego lo hemos casado con un compás "por alegrías" al que el gran David Mayoral (percusión) de alas con su zarb persa.
2 - KOL DODI
Canto hebreo al amor divino. "La voz de mi amado, he aquí el viene, saltando sobre los montes, brincando sobre los collados" (cantar de los Cantares)
3 - A LA SCOLA DEL ALLIANZA
Este vals de Salónica lo encontramos en un disco de Savina Yannatou y enseguida nos invitó a un juego de rueda de improvisaciones.
4 - COMO LA ROSA EN LA HUERTA
Pedro A. Almeida arregló esta canción para su grupo Aldea Sonora y nos cautivó.
5 - HAGADÁ
Leyenda personal. Une motivos de una obra de la compositora María Escribano (madre de Iris) con una insólita versión de A la naa y a la buba. Evoca la diáspora.
6 - DESDE HOY LA MI MADRE
Las melodías sefardíes, como su pueblo, han viajado mucho, y han transformado su forma y sabor en cada nuevo entorno. David Mayoral nos acompaña en nuestra aventura de combinar dos versiones muy contrastantes en origen, compás y tono.
7 - ADIO QUERIDA
Esta ardiente melodía esconde un texto desgarrador.
8 - A LA UNA YO NACÍ
Sencilla y cercana. La favorita de Iris cuando era pequeña. "A la una yo nací, a las dos me engrandecí, a las tres tenía amante, a las cuatro me casí"
9 - LOS GUISADOS DE LA BERENJENA
El pueblo sefardí utiliza las canciones como vehículo para transmitir conocimiento. En este caso, se trata de siete recetas para guisar las berenjenas, a las que Bill Cooley y su santúr añaden un sabor muy especial.
10 - A LA NANA Y A LA BUBA
Es el único arreglo del disco con voz, y elegimos a María Berasarte para inspirarnos y acunarnos con esta nana dulce que ya evocamos en "Hagadá".
11 - AVRÍDME GALANICA
Un tema con variaciones, un diálogo en verso, un juego ¿Cómo era entrar en la casa de la amada sin que los padres se enteren? Un clásico...
12 - LA VIDA ES UN PASAJE
En esta canción tan espiritual invitamos a Ravid Goldschmidt con su handpan para transportarnos a otros mundos.
13 - AIDE JANO
La segunda intrusa del disco, una melodía serbia que esconde tal belleza que conquista a cualquiera. La letra de Ajde Jano invita al baile, a vender el caballo y la casa a cambio de la libertad plena.
Sobre el proyecto Zaruk:
Zaruk es una tierra
sonora, un imaginario musical que une tradición y actualidad. El dúo musical
compuesto por la chelista española Iris Azquinezer y el guitarrista alemán
Rainer Seiferth vuelve la mirada hacia el legado musical de los judíos
sefardíes, una cultura teñida de melancolía por la pérdida de Sefarad -la
tierra que hubieron de abandonar en el siglo XV al ser expulsados de la
Península Ibérica-, pero al mismo tiempo habitada por el alma de las diferentes
regiones del Mediterráneo en las que fueron asentándose en la diáspora. Uniendo
el imaginario sonoro de sus creadores con el recorrido musical y emocional de
la tradición sefardí, la lectura que Zaruk hace en “Hagadá” (“Leyenda”) de esta
música se basa en que sus melodías han pasado de generación en generación de
forma oral, mezclándose con los instrumentos y las maneras de interpretar
típicos de cada nuevo hogar o asentamiento. Ambos factores posibilitan una
enorme libertad en la interpretación, y esta libertad se refleja en los
arreglos del dúo, que crea así una nueva tradición oral en la que se entrelazan
música clásica, jazz y música tradicional; se alternan composición e
improvisación, y el minimalismo y el virtuosismo se dan la mano. El resultado
de este libérrimo sincretismo es la densidad y expresividad de sus imágenes y
la profundidad de sus tonalidades. Zaruk nos ofrece una mirada única, nos abre
una puerta a la imaginación y nos descubre una cultura cargada de leyendas
milenarias y enseñanzas eternas. En el mar del silencio, del que todo surge,
existe una tierra sonora llamada Zaruk.
Zaruk según IRIS AZQUINEZER:
Zaruk es
un sueño.
Un sueño de esos que lleva tiempo tejerlos. Tienes una idea, una intuición y va tomando forma poco a poco, a fuego lento.
Un sueño de esos que lleva tiempo tejerlos. Tienes una idea, una intuición y va tomando forma poco a poco, a fuego lento.
Tengo la
fortuna de grabar mis discos con Andrés Vázquez, un gran profesional que me acompaña,
me ayuda a realizar mis sueños y me escucha.
Andrés, también es un poco celestina, y de vez en cuando pasa gente por su estudio y piensa en ti. Un día me regaló un disco que había grabado de un guitarrista alemán, Rainer. Me dijo que pensaba que podíamos congeniar y que quizá algún día podríamos hacer algo juntos, él nos ofrecía su estudio para conocernos.
Fui a la presentación del disco de Rainer, Viento adentro, y Andrés debió regalarle un disco mío a él también, porque Rainer vino a la presentación de mi disco Azul y Jade. Nos conocimos, y me gustó algo en él, algo que no encuentro siempre en músicos profesionales, me dio la sensación de que realmente amaba la música. Me pareció que su mundo era sutil, humilde, íntimo, y algo se encendió en mi. Quizá era una persona con la que crear.
Andrés, también es un poco celestina, y de vez en cuando pasa gente por su estudio y piensa en ti. Un día me regaló un disco que había grabado de un guitarrista alemán, Rainer. Me dijo que pensaba que podíamos congeniar y que quizá algún día podríamos hacer algo juntos, él nos ofrecía su estudio para conocernos.
Fui a la presentación del disco de Rainer, Viento adentro, y Andrés debió regalarle un disco mío a él también, porque Rainer vino a la presentación de mi disco Azul y Jade. Nos conocimos, y me gustó algo en él, algo que no encuentro siempre en músicos profesionales, me dio la sensación de que realmente amaba la música. Me pareció que su mundo era sutil, humilde, íntimo, y algo se encendió en mi. Quizá era una persona con la que crear.
En Julio
de 2015, decidí que tenía que llevar a cabo alguno de esos proyectos que estaba
tejiendo en mi interior, porque o los sacaba fuera, o me comían a mi. Me acordé
de que Rainer me había llamado para hacer un proyecto juntos en un momento en
el que yo no podía, pero siempre me había quedado con las ganas de conocerle
más, musicalmente.
Le llamé, quedamos a comer, vino con su preciosa hija Lena, y estuvimos hablando. Le conté que tenía muchas ganas de refrescar las canciones que me cantaba mi madre cuando era pequeña. Canciones sefardíes que en cada viaje y encuentro familiar aullábamos juntos, mi memoria sonora, mi infancia.
Le llamé, quedamos a comer, vino con su preciosa hija Lena, y estuvimos hablando. Le conté que tenía muchas ganas de refrescar las canciones que me cantaba mi madre cuando era pequeña. Canciones sefardíes que en cada viaje y encuentro familiar aullábamos juntos, mi memoria sonora, mi infancia.
Y en
esta original mezcla de recuerdo, encuentros y fantasía ha nacido Zaruk. Un duo
de violonchelo y guitarra, en el que revisitamos canciones sefardíes,
uniéndolas con nuestro propio recorrido sonoro. Nuevas creaciones que aúnan
tradición y actualidad.
Me gusta
soñar que en el mar del silencio existe una tierra sonora llamada Zaruk.
Zaruk según RAINER SEIFERTH:
Todo empezó con Andrés Vázquez. En el 2013 grabé mi disco con Solano en
su estudio en Cercedilla, y un día me enseñó piezas de violonchelo solo que
había grabado Iris Azquinezer unos meses antes con él. Andrés no solo tiene un
oído muy fino, sino también un olfato infalible para posibles colaboraciones
entre músicos que comparten la misma sensibilidad y que tienen gustos
parecidos. Me llamaron mucho la atención estas piezas compuestas e
interpretadas por Iris.
Primero porque no es muy común que intérpretes del mundo clásico se atrevan con la composición, y segundo que les salga tan bien, natural y emocionante.
Unos meses después nos conocimos en persona, cada uno asistiendo al concierto de presentación del disco del otro. Las buenas intenciones de crear algo juntos se concretaron en junio de 2015 cuando Iris me propuso montar un repertorio de música sefardí. Para ella son canciones muy especiales, le traen muchos recuerdos de su infancia ya que procede de una familia judía en la que la música estaba siempre muy presente. Desde el principio hemos creado los arreglos juntos, cada uno aportando sus ideas, ensayando mucho y eligiendo las canciones entre los dos.
En cuanto nuestra manera de interpretar estas melodías tan humildes y preciosas, no intentamos buscar formas “autenticas” o “históricas” – hemos decidido permitirnos la libertad de buscar nuestro propio camino, de tener confianza en lo que nos salga de forma natural y espontánea.
Primero porque no es muy común que intérpretes del mundo clásico se atrevan con la composición, y segundo que les salga tan bien, natural y emocionante.
Unos meses después nos conocimos en persona, cada uno asistiendo al concierto de presentación del disco del otro. Las buenas intenciones de crear algo juntos se concretaron en junio de 2015 cuando Iris me propuso montar un repertorio de música sefardí. Para ella son canciones muy especiales, le traen muchos recuerdos de su infancia ya que procede de una familia judía en la que la música estaba siempre muy presente. Desde el principio hemos creado los arreglos juntos, cada uno aportando sus ideas, ensayando mucho y eligiendo las canciones entre los dos.
En cuanto nuestra manera de interpretar estas melodías tan humildes y preciosas, no intentamos buscar formas “autenticas” o “históricas” – hemos decidido permitirnos la libertad de buscar nuestro propio camino, de tener confianza en lo que nos salga de forma natural y espontánea.
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Por último, y por aquello de que para muestra un botón, pues no solo uno, sino dos son los videos que os dejo para que pongáis en sonido lo que he tratado de contaron con palabras propias y otras ajenas extraídas del cd de Zaruk así como de las respectivas webs de Iris y Rainer.
"Adio Querida"
"Kol Dodi"
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